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Pastillas anticonceptivas (y otros métodos) en la lactancia
Durante la lactancia, es posible quedarte embarazada, si la menstruación ya ha vuelto. Sin embargo, no todas las pastillas anticonceptivas son compatibles con la lactancia. Te ayudamos a saber cuáles son las píldoras que puedes tomar si das el pecho al bebé.
Las pastillas anticonceptivas constituyen el método de anticoncepción más habitual, después del preservativo, y el preferido de muchas mujeres. Sin embargo, no todas las pastillas anticonceptivas son adecuadas en el posparto y, sobre todo, durante la lactancia materna.
Después del parto y tras la cuarentena, el cuerpo empieza a volver a la normalidad y la mamá retoma las relaciones sexuales. Éste es el momento en el que, si no desea volver a quedar embarazada demasiado pronto, deberá plantearse recurrir a un método anticonceptivo.
Dar el pecho al bebé no puede considerarse un método anticonceptivo. Puede funcionar, pero no es fiable, ya que exige que la lactancia sea “a demanda”; pierde efectividad al pasar los meses y, además, cada mujer lo experimenta de un modo diferente.
Por otro lado, en el caso de que la mujer no dé el pecho, la actividad ovárica vuelve a establecerse a los 40-60 días después del parto. El intervalo entre los embarazos es importante para la salud de las madres. Les permite recuperarse del embarazo y del parto, así como del esfuerzo que requiere la atención del bebé.
Por este motivo, al retomar las relaciones sexuales, las mamás deben adoptar el método anticonceptivo más adecuado, teniendo en cuenta las contraindicaciones hormonales, la lactancia y los cambios de tamaño del útero.
Las pastillas anticonceptivas recomendadas en la lactancia y después del parto
Es un fino disco de látex con forma de cúpula, rodeado de un anillo de metal recubierto de látex. Se coloca en la vagina, tapando el cuello del útero. Si se pone antes de la primera relación y se retira al menos seis horas después, impide que los espermatozoides asciendan hacia el útero. Su uso requiere una exploración ginecológica previa, para identificar el tipo y el tamaño adecuado, y para aprender a ponerlo correctamente.
El diafragma tiene una eficacia contraceptiva del 79%, pero asciende a cerca del 90% si se combina con una crema espermicida.
Una de sus principales ventajas es que se puede utilizar desde los primeros meses después del parto.
Sin embargo, su uso es más complicado y más susceptible de error que el del preservativo. No está demostrada su eficacia protectora frente a las infecciones de transmisión sexual y puede provocar molestias si la mujer tiene problemas de sequedad vaginal.
Asimismo, hay que tener en cuenta que el diafragma no debe usarse con lubricantes oleosos, sino solo con geles de base acuosa.
El DIU
El DIU es un dispositivo intrauterino en forma de T, compatible con la lactancia materna, que el ginecólogo introduce en la cavidad uterina. Impide a los espermatozoides alcanzar el ovocito y, a los posibles ovocitos fecundados, anidar en el útero.
Existen dos tipos: el DIU de cobre y el DIU de progesterona, que tienen una eficacia del 98-99%. El DIU de cobre tiene una acción inmediata y durante un máximo de unos cinco años. Sin embargo, provoca menstruaciones ocasionalmente más abundantes y dolorosas. Por su parte, el DIU hormonal tiene una acción inmediata y una duración mínima de unos cinco años. Provoca una menstruación menor, pero puede tener efectos secundarios temporales, como cefalea o tensión mamaria.
Después de un parto vaginal, puede introducirse cuando el útero recupera el volumen original, al término del puerperio. En cambio, después de una cesárea, es necesario esperar un mínimo de seis meses. A continuación, te explicamos las ventajas e inconvenientes de los distintos tipos de DIU.
El preservativo
El preservativo es el método anticonceptivo de barrera más utilizado. Al no tratarse de un método anticonceptivo hormonal, no existe ninguna contraindicación para utilizarlo durante la lactancia.
El preservativo debe colocarse antes de iniciar la relación. Introducirlo, como ocurre con frecuencia, una vez iniciada la relación, reduce significativamente su eficacia contraceptiva. Y es que, en las fases preliminares de la relación, se puede producir la emisión de una pequeña cantidad de líquido seminal. Si se utiliza bien, su eficacia contraceptiva es del 97%.
Este método se puede usar desde el término de los 40 días del puerperio y, además, protege de algunas infecciones de transmisión sexual. Sin embargo, si la mujer tiene problemas de escasa lubricación, aumenta el roce sobre la mucosa vaginal y puede provocar molestias.
El uso del preservativo nunca debe combinarse con la aplicación de lubricantes oleosos. No únicamente los que se comercializan, sino tampoco los remedios caseros, como el aceite de oliva o la mantequilla, que dañarían el preservativo. Solo se pueden usar lubricantes de base acuosa.
El progestínico subcutáneo
El progestínico subcutáneo tampoco tiene contraindicaciones durante la lactancia. Consiste en un pequeño cilindro flexible, de unos cuatro centímetros de largo y 10 milímetros de diámetro, impregnado de progestínico puro.
Después de aplicar una leve anestesia local, el ginecólogo lo introduce bajo la piel del brazo de la mujer, desde donde emite progestínico directamente en el flujo sanguíneo. Su uso no provoca pseudomenstruaciones o las reduce mucho. Su eficacia contraceptiva es del 99% y dura tres años.
No provoca molestias e, incluso, pueden usarlo las mujeres afectadas de trombofilia. Sin embargo, la introducción y eliminación sí que pueden resultar molestos y requieren la administración de una leve anestesia. Por ello, no son muchos los ginecólogos que lo proponen.
Puesto que su eficacia dura tres años, está desaconsejado para las mujeres que tienen previsto un nuevo embarazo a menos tiempo vista. De todos modos, puede retirarse en cualquier momento, y la fertilidad se recupera a partir del siguiente ciclo.
Los anillos vaginales
El anillo mensual es un contraceptivo de baja dosis que actúa de la misma forma que la píldora tradicional, es decir, liberando hormonas que inhiben la ovulación.
Tiene la forma de un anillo transparente y flexible, que se introduce directamente en la vagina, donde permanece durante 21 días. Ahí, libera de manera continua y constante bajas dosis de estrógenos y progestágenos.
El uso del anillo reduce el riesgo de algunos efectos secundarios típicos de los anticonceptivos orales, como la presencia de pérdidas de sangre entre una regla y la otra, o bien la amenorrea (ausencia de menstruación). Asimismo, la baja dosis hormonal del anillo corresponde a la de las píldoras denominadas "ultraligeras", reduciendo así la presencia de otros efectos indeseados, como la retención de líquidos, el aumento de peso, la tensión mamaria o el dolor de cabeza.
Por último, otra de las ventajas es que las hormonas no pasan a través del aparato digestivo y, en caso de vómito o de diarrea, la eficacia contraceptiva permanece inalterada.
¿La lactancia es un método anticonceptivo?
- En el caso de que la mujer dé el pecho a su hijo, sin saltarse ninguna toma, la succión del niño y las hormonas que regulan la producción de leche impiden la ovulación. Es lo que se conoce como amenorrea de la lactancia. Sin embargo, este efecto anticonceptivo no dura durante todo el tiempo que dura la lactancia materna.
- Algunos investigadores han demostrado que, durante la lactancia, la protección es total durante unos dos meses. Pasado este tiempo, solo para el 60% de las mujeres la lactancia sigue siendo eficaz como método anticonceptivo durante otros seis meses.
- Además, la eficacia anticonceptiva de la lactancia disminuye rápidamente después del primer sangrado posparto, con la introducción de alimentación suplementaria y cuando se cumplen seis meses después del parto. Cuando ocurre cualquiera de estos tres supuestos, es necesario comenzar a usar otro método anticonceptivo.