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Consejos para recuperar tu energía y vitalidad en el posparto
¿Desde que has tenido a tu bebé, te sientes especialmente cansada, sin fuerzas, incluso, a veces, desbordada por tu nueva condición de madre? ¡La alimentación puede ser tu aliada! La experta te ofrece sus consejos nutricionales para sentirte más vital después del parto.
El posparto, tanto el inmediato como el tardío, es una etapa de muchos cambios, no solo a nivel fisiológico, sino también emocional. Entramos en una fase en la que seguimos gestando, pero con el bebé en nuestro regazo.
Si bien, durante el embarazo, o incluso antes del embarazo, prestamos atención a nuestra alimentación, ya sea por iniciativa propia o por recomendación del especialista, esto no ocurre de forma general una vez hemos dado a luz.
El hecho de no tener físicamente al bebé dentro hace que sintamos una sensación de liberación mental, de no tener que continuar con esos cuidados que seguíamos hasta ahora, en especial, si estos cuidados venían impuestos. Normalmente, esto sucede por ver esos cuidados como algo temporal y no como unas prácticas saludables para incorporar en el día a día de forma permanente.
Si a esto le sumamos todos los cambios que la llegada del bebé conlleva en nuestras rutinas diarias, es normal que se establezcan, por necesidad y supervivencia, nuevas prioridades, siendo nuestro bebé la más importante, y pasando nosotras a un segundo plano. Y, con ello, nuestra alimentación se convierte en una de las víctimas, ya que pasa a estar más descuidada en la mayoría de los casos.
Al convertirnos en mamás, nuestro descanso y las actividades que nos permiten desconectar para recuperarnos mentalmente y cargar baterías también se ven alteradas. En consulta, me encuentro con muchas mamás así, desvitalizadas y cansadas física y mentalmente. Les preocupa su salud y acuden para recuperar esa energía que han ido perdiendo sin darse cuenta. Sentir que no llegas a todo, o incluso que te ves desbordada, es frustrante y desalentador.
¿Por qué es importante cuidar tu alimentación en el posparto?
Lo que te llevas a la boca importa y se refleja en tu salud y energía para afrontar el día. Esto no solo lo notarás tú, también tu bebé, que depende de ti exclusivamente los primeros meses. Y es que, a pesar de que el cuerpo es sabio y puede tirar de reservas para poder afrontar la lactancia, se trata de una etapa muy demandante y debemos acompañarnos.
No solo estamos produciendo el alimento idóneo y exclusivo durante los primeros seis meses de vida de nuestro bebé, sino que, además, el cuerpo está regenerando físicamente todo lo que la gestación y el parto conlleva, y esto requiere tiempo y paciencia.
La acumulación de días, semanas o meses descuidando la alimentación, descansando mal y poco y no dándote momentos para cuidarte, te llevan a recurrir a comidas rápidas poco saludables. Comidas que potencian la sensación de placer, pero se trata de un placer fugaz, que viene seguido de ganas de comer más y más, desencadenando una adicción a estos productos debido a sus aditivos. Además, estos productos, generalmente, ultraprocesados, son deficitarios nutricionalmente, y se convierten en uno de los responsables de sentirte desvitalizada y con falta de energía.
La manera en la que te alimentes va a condicionar cómo vivas la lactancia y el posparto. En consecuencia, poner conciencia e importancia en tu alimentación debe ser algo prioritario.
¿Qué hacer para llevar una alimentación más vital?
Veamos algunos consejos para organizarte en el día a día y conseguir llevar una alimentación que te ayude a recuperar la energía y la vitalidad perdidas, y disfrutar, así, de una mejor salud física y emocional.
Aprende a pedir ayuda
Lo primero es esto: vas a tener poco tiempo y necesitarás ayuda. A veces, nos cuesta aceptarla, pero tenerla es oro en esta etapa de la maternidad. Desde aceptar tuppers de comida saludable, hasta que te hagan la compra semanal para tener tu despensa vital y no recurrir a compras impulsivas de última hora, víctima de la ansiedad y el hambre.
Revisa tu despensa y tu refrigerador
Antes de empezar a comprar alimentos saludables, deshazte de todo aquello que te genera adicción, ansiedad, y que te lleva a un consumo sin freno.
Estos productos, normalmente ultraprocesados, están cargados de azúcares añadidos, harinas refinadas, grasas saturadas tipo trans, exceso de sal, potenciadores de sabor y otros aditivos para que te enganches a ellos.
Elimina de tu despensa la bollería, la comida rápida, los postres procesados, los chocolates, los jugos con azúcar añadido, las bebidas gaseosas azucaradas y excitantes, etc. También el café, especialmente el de baja calidad, y el té, sobre todo, el negro.
Póntelo fácil
Comer saludable no implica hacer platos muy elaborados ni que requieran muchas horas de cocinado. Es más, el grado de complicación lo marcas tú, especialmente si el peque te deja y si te gusta cocinar.
Puedes preparar platillos bien simples y nutritivos en poco tiempo, como una ensalada de patata con olivas, maíz cocido sin azúcar, aguacate, cebolla tierna, tomatitos cherry, rúgula y brotes verdes, y complementarlo con orégano y unas semillas de sésamo y lino trituradas. Que no falte el aliño de AOVE (aceite de oliva virgen extra) y albahaca para acabar de potenciar esta combinación nutritiva y de fácil digestión.
Practica el batch cooking
Este concepto, que se ha popularizado últimamente, no es nada nuevo. Nuestras madres ya lo hacían: consiste en aprovechar el ratito que dispongas para cocinar y preparar alimentos que servirán de base para diferentes platos.
En un mismo día, puedes cocinar algo de proteína, como unas lentejas, algo de hidratos, como arroz o pasta integral, preparar tus vegetales listos para comer, como hojas de lechuga limpias, zanahorias peladas, una col macerada con sal marina y unas verduras al vapor.
Es importante mantener esta comida refrigerada en tuppers de cristal. Estos tuppers te salvarán de comer mal y ahorrarás tiempo durante la semana.
Detecta el hambre emocional
Identifica cuáles son las situaciones que te llevan a buscar comida o recurrir a ciertos productos que, más que alimentarte, tapan la emoción que en ese momento no quieres o no sabes cómo transitar.
La maternidad nos aporta mucha felicidad y amor, pero hay momentos en los que sientes todo lo contrario. Precisamente, en esas circunstancias, recurrir a la comida es una válvula de escape, pero su efecto es tan efímero que necesitamos comer más y, por este motivo, tenemos la sensación de tener hambre constantemente.
En realidad, es un aspecto emocional el que tenemos que resolver. No tener a mano esos recursos de comida basura es una buena estrategia, igual que intentar sacar la emoción, ya sea escribiendo o hablando.
Planifica el menú semanal
Dedica diez minutos a elaborar tu menú semanal, que puede ser el mismo para dos semanas, o define un menú básico y cambia el tipo de alimento principal o la combinación.
Tener esta rutina te va ayudar a no quebrarte la cabeza con qué cocinar y a no tirar de preparados poco saludables. Además, con ello, te aseguras seguir una alimentación equilibrada. Si tienes dudas, puedes recurrir a un profesional para guiarte.
Aliméntate para nutrirte
Asegúrate de que, en tu día a día, hay color y vida en tus platos. Los nutrientes que no deben faltar en tu despensa y refrigerador son:
Frutas frescas y deshidratadas. Son fuente de minerales y vitaminas. Potencia aquellas de temporada y que estén en su punto de maduración.
Hortalizas y verduras. Mejor si las comemos crudas, en ensaladas, y priorizando las de temporada. Si es posible, elige aquellas de procedencia ecológica, sobre todo si comes las hojas o la piel.
Cereales integrales con y sin gluten. Varía, no te encasilles en el trigo. La quinoa, el trigo sarraceno y el mijo son pseudocereales sin gluten nutricionalmente interesantes.
Semillas y frutos secos. Es importante consumirlos crudos, sin tostar. En cuanto a las semillas de menor tamaño, es mejor triturarlas para favorecer su absorción.
Legumbres. Presta atención a su preparación y cocinado, especialmente si tienes molestias digestivas.
¿Qué otros alimentos puedes incluir en tu menú semanal?
Estos alimentos no son necesarios para seguir una alimentación saludable, equilibrada y vital, pero, si los quieres consumir, ten presente algunos aspectos:
- Pescado. Prioriza el pescado azul de pequeño tamaño frente al blanco. Boquerón, sardina o jurel pueden ser una buena elección. Evita los de piscifactoría.
- Huevo. Asegúrate de su procedencia, mejor si es ecológica (que la numeración del código del huevo empiece por un “0”).
- Carne. Da prioridad a las carnes blancas frente a las rojas. Consúmela con moderación y apuesta por comprar carne de calidad y, a poder ser, ecológica.
- Lácteos y derivados. Modera su consumo, elige, preferentemente, aquellos de procedencia ecológica, y valora alternativas de cabra y oveja. Los quesos frescos, tipo requesón, son mejor opción que los curados.
¡Y RECUERDA! Para cuidar de tu bebé, también tienes que cuidarte a ti misma. Prestar atención a tu alimentación te ayudará no solo a estar más vital, sino también a mejorar tu salud emocional. Precisamente, también es con lo que nutres a tu bebé: además de con la maravillosa leche materna, le nutres con amor, felicidad, abrazos, mimos y con tu serenidad. Alimenta tu salud y aléjate de todo lo que te desvitaliza.