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Alimentación de tu bebé de 18 meses
Llegó el momento de la transición hacia la alimentación familiar. Después del periodo de la alimentación complementaria donde el niño ya se adaptó a la mayoría de los alimentos, los tolera y los acepta, debe empezar a comer alimentos de consistencia semisólida o sólida utilizando la cuchara o el tenedor, utensilios que, ya casi, manipula a la perfección. Pasa de comer como un bebé a comer como un niño.
Alimentación de tu bebé de 18 meses
Leguminosas. Hay pediatras que recomiendan ofrecerlas al bebé a partir de los 6 meses, sin embargo, hay que tener cuidado pues su sistema digestivo todavía es muy inmaduro para digerir tanta fibra y proteína. Lo mejor es introducirlas poco a poco y empezar por las más suaves como los chícharos y las lentejas.
Forma de prepararlas. La mejor forma de cocinarlas es hirviéndolas, para después dárselas al niño en papilla, aplastadas con el tenedor o dejándolas enteras y ponerlas ante él para que las vaya agarrando con las manos (como los chícharos, los garbanzos y los ejotes), aunque pueden quedar muy blandos y resbaladizos.
Alimentación a los 18 meses
La Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica, Hepatologìa y Nutrición (ESPGHAN por sus siglas en inglés) y la Asociación Española de Pediatría (AEP) sugieren empezar con estos alimentos a partir de los 10 meses o hasta los 12, si el pequeño ya mostró alguna alergia cuando empezó con la ablactación.
Y es que al poseer altas cantidad de fibra, pueden provocarle al pequeño hinchazón de estómago, flatulencias o algún problema intestinal. Sin embargo, no hay que dejar de lado su valor nutricional que es muy completo. Son fuente rica de hidratos de carbono, proteínas, minerales (como calcio, fósforo y hierro), vitaminas y fibra, además, son bajas en grasa.
Todo ello resulta fundamental para favorecer el crecimiento del bebé. Lo único que debemos tener en cuenta es empezar a dárselas de forma paulatina para que su estomaguito las vaya aceptando bien. Asegúrate de cocerlas muy bien y que queden blanditas.
Alimentación saludable a los 18 meses
Por su alta concentración en proteínas y fibra, las primeras veces que le des leguminosas a tu hijo a tu hijo, no debes superar los 20 g (1 cucharada) de cualquier leguminosa hervida y sin piel. De esta manera podrás saber si la toleró bien y, si es el caso, aumentar la dosis poco a poco.
Pero ¿cómo prepararlas?:
• Antes que nada, cómpralas frescas. Las enlatadas no son una buena opción, debido a que contienen mucho sodio y puede dañar los riñones del niño.
• Ahora, lávalas y enjuágalas muy bien, después déjalas remojando de 4 a 12 horas para que se ablanden y se puedan cocer.
• El siguiente paso es hervirlas a fuego alto, hasta que queden blanditas y tiernas para el bebé. El tiempo de cocción puede variar de 10 a 25 minutos (y dependiendo de la leguminosa que se cocine) en olla de presión.
• Es importante señalar que las leguminosas no son uno de los alimentos principales del pequeño, son un complemento de otros purés de verduras o carne, sopas, y así serán más digeribles.
Para tener en cuenta: Cuando compruebes que su organismo ya acepta bien las leguminosas sin piel, ahora ofrecérselas con piel (empezando por los chícharos o lentejas) y tritúralas muy bien hasta que consigas un puré, así las asimilará mejor. También puedes dárselas enteras y permitirle que las agarre con sus deditos y se las meta en la boca. Asegúrate de que las coma al menos dos veces por semana.