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Estar embarazada hoy en día es cada vez algo menos frecuente, debido a las características propias de nuestro estilo de vida. Las circunstancias laborales, sociales y económicas, así como el acceso a la vivienda y un largo etc., hacen que, en muchas ocasiones, las mujeres retrasen la maternidad. No obstante, pese a estos factores, según el INEGI, la edad promedio en la que las mujeres mexicanas se convierten madres es a los 21 años (2020).
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Cuando estás embarazada, vives dentro de unos sentimientos encontrados: felicidad por la futura descendencia que va a llegar, incertidumbre por los cambios que vienen para ti y para tu pareja, ilusión al conocer la noticia de que vas a ser madre, ilusión al sentir los primeros movimientos del feto dentro del útero e inquietud ante la aparición de algunas molestias abdominales o cuando vas a los controles de rutina y esperas escuchar que “todo está bien; nos vemos en la siguiente visita”.
Han pasado muchas semanas desde que sabes que estás embarazadas y has llegado al tercer trimestre (desde la semana 28 a la 40). Sin lugar a dudas, es la recta final, y se trata de un trimestre que a la mayoría de las mujeres les resulta incómodo, debido a los cambios físicos que lo acompañan: aumento de peso, cambio en el centro de gravedad, crecimiento del tamaño del útero, aparición de las contracciones de Braxton-Hicks… Pero hagamos una lectura en positivo de estas semanas. Se acerca la fecha del nacimiento de tu criatura, sientes sus movimientos, la visualizas, has estado preparando infinidad de cosas para recibirla y casi puedes sentirla entre tus brazos.
El texto de hoy no va dirigido a los preparativos previos al nacimiento, sino a que sepas diferenciar cuándo y cuánto debes alarmarte ante la aparición de un sangrado vaginal. Lo más frecuente es que se trate de algo banal y autolimitado, pero debes observar su aparición y características, manteniendo la calma en todo momento.
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En primer lugar, has de saber que 1 de cada 10 mujeres presentara algún tipo de sangrado durante el tercer trimestre. En ocasiones, puede estar asociado a una complicación grave. Distinguiremos dos tipos fundamentales:
No podemos olvidar que la frecuencia de aparición de sangrados importantes y con potenciales consecuencias para la madre y el feto es relativamente pequeña en el total de embarazos. Entonces, ¿cuáles son las causas que provocan los manchados del tercer trimestre? ¿Cuáles son sus características?
Entre las posibles causas de sangrados de escasa entidad o spotting (manchado) en el tercer trimestre, podemos encontrar, entre otras, las siguientes:
Los cambios fisiológicos que acontecen durante el embarazo, mediados por los cambios hormonales, harán que los genitales puedan presentar un aspecto edematoso, cianótico y blando, provocado por el aumento de la vascularización e hiperemia.
Este cambio aporta una mayor elasticidad y flexibilidad de las paredes, con el objetivo de prepararse para la expulsión fetal, si bien es cierto que, además, ante estímulos mecánicos como los que se dan durante las relaciones sexuales con penetración, pueda aparecer un leve manchado en las horas posteriores. Esto, en ningún caso, quiere decir que se establezcan limitaciones a las prácticas sexuales, si no hay una justificación real.
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Destaca, por su frecuencia en embarazadas a término, la expulsión del tapón mucoso (estructura mucosa situada en el interior del cérvix que protege el interior del útero de infecciones). Al final del embarazo, y a consecuencia de la aparición de contracciones uterinas, aparecen los cambios iniciales en el cuello del útero (maduración cervical), que se acompañan de pérdida de flujo mucoso denso, rosado o sanguinolento por la rotura de capilares. Se puede producir desde varios días a solo unas horas previas al parto, no corre ningún peligro la salud de la madre ni la del feto.
Tras una correcta valoración obstétrica, es más que probable que te anuncien que se acerca el inicio del parto. En función de las modificaciones del cuello uterino, estarás en la fase prodrómica o ya en el inicio de la fase de dilatación.
Cuando hablamos de sangrado, realmente estamos ante una hemorragia obstétrica, que es una causa potencial de morbimortalidad materna y fetal. Por lo tanto, es un importante motivo de preocupación. Sus principales causas, por frecuencia de aparición, son las siguientes (Perelló, 2012):
Tanto para la PP como para el DPPNI, existen unos factores de riesgo (Perello, 2012):
Las hemorragias del tercer trimestre se asocian a un incremento de la morbilidad materna y a resultados perinatales adversos, y se acompañan de un mayor riesgo de prematuridad, retraso del crecimiento fetal o incluso muerte fetal en el peor de los casos. Existe, además, una mayor tasa de inducción del parto y de la tasa de cesáreas.
Si se produce un sangrado en el tercer trimestre se debe acudir a urgencias sin demora. Sin embargo, si sospechas que puede tratarse de un manchado posterior a mantener relaciones sexuales, o por la expulsión del tapón mucoso, o bien una exploración vaginal, la consulta puede demorarse.
Ante una hemorragia importante, las profesionales que te atiendan en urgencias deberán valorar los siguientes aspectos:
Esta valoración va dirigida a determinar cuál es la causa que ha dado lugar al sangrado y el alcance del mismo, evitando de este modo tomar medidas desproporcionadas y actuaciones innecesarias.
Los signos y síntomas que acompañan a las dos principales causas de hemorragia obstétrica del tercer trimestre son estos:
Este cuadro puede resultar de ayuda para diferenciar PP de DPPNI:
|
PP |
DPPNI |
Inicio |
Insidioso |
Brusco |
Aparición |
80% embarazo 20% parto |
Embarazo |
Color sangrado |
Rojo intenso |
Sangre oscura/negruzca |
Cantidad de sangre |
Abundante |
Escasa |
Dolor |
Ausente |
Presente, puede ser intenso |
Tono del útero |
Blando |
Duro, hipertónico |
Latido fetal |
Habitualmente normal |
Alterado, ausente |
Estado materno |
Habitualmente estable |
Signos de inestabilidad hemodinámica/ shock |
La presencia de dolor y el color de la sangre, van a facilitar que los profesionales que te atiendan, en el supuesto de padecer alguno de estos cuadros, a diferenciar entre ellos rápidamente. Para establecer el grado de urgencia y el compromiso de la salud de la madre y la criatura, se realizará una valoración de tus constantes vitales, pruebas de laboratorio, control ecográfico y un registro cardiotocográfico (monitor), que nos dará información del bienestar fetal y de la presencia o no de dinámica uterina.
Si tu salud o la de tu bebé está comprometida, se realizará una actuación urgente específica (cesárea o inducción del parto si está indicada). En caso de no haber este compromiso, se puede adoptar una actitud expectante, con hospitalización y realización de controles seriados para valorar la evolución del proceso.
También puede darse el caso de hemorragia del tercer trimestre de causa desconocida. Tras descartar otras causas, se valorará si es necesario el ingreso hospitalario para estudio, o si la embarazada puede volver a casa con instrucciones, para regresar al hospital en caso de recidiva del sangrado o disminución de los movimientos fetales.
Cualquier sangrado vaginal durante el último trimestre del embarazo se considera un signo de alarma, a excepción de la expulsión del tapón mucoso, que consiste en apenas una pequeña cantidad de sangre mezclada con moco y que no se prolonga mucho en el tiempo.
Al personal que realice la valoración inicial del cuadro, le preocupará especialmente si ha habido desmayos, mareos o palpitaciones, todos ellos síntomas que indican una presión arterial baja y alteración del estado hemodinámico.
Daniel Morillas
Especialista. Vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME)
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