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Hipertensión en el embarazo: el ginecólogo informa
¿Sabías que tener la presión arterial alta puede llegar a complicar la evolución de tu embarazo? Conozcamos cuáles son las señales de alarma a las que debes estar atenta y qué actuaciones médicas se llevan a cabo en función de la gravedad del caso.
La hipertensión arterial aparece en el 10% de los embarazos y es una causa importante de complicaciones tanto para la madre como para el feto.
La hipertensión puede manifestarse de diferentes formas:
- La hipertensión crónica es la presión arterial alta que estaba presente antes del embarazo o que se manifiesta antes de las 20 semanas de gestación. Sin embargo, dado que la presión arterial alta, por lo general, no tiene síntomas, puede ser difícil determinar cuándo se inició.
- La hipertensión gestacional es aquella que está inducida por el embarazo, que aparece por primera vez después de las 20 semanas de gestación, y que no tiene criterios de preeclampsia.
- La preeclampsia ocurre cuando la hipertensión se manifiesta después de las 20 semanas de embarazo y se asocia con signos de daño en otros órganos, como riñones, hígado, sangre o cerebro. Si la preeclampsia no se trata, puede generar complicaciones graves para la mamá y para el bebé.
¿Cómo se realiza el diagnóstico de hipertensión?
Entre los controles que se realizan a la embarazada, uno de los más importantes es la medida de la presión arterial. De este modo, se puede detectar si la presión está alterada. En caso de estarlo, se realizarían varias mediciones para confirmar que la futura mamá sufre realmente hipertensión.
Además, existen síntomas de sospecha de que está habiendo un cuadro hipertensivo en el embarazo, como:
- Hinchazón en cara, manos y pies.
- Incremento de peso corporal en poco tiempo.
- Alteraciones de la visión.
- Dolor de cabeza persistente.
- Náuseas o vómitos.
- Sangrado vaginal.
- Dolor abdominal.
- Falta de movimiento del bebé durante un largo período de tiempo.
Si sufres alguna de estas manifestaciones, debes acudir al servicio de urgencias para descartar complicaciones asociadas a la hipertensión en el embarazo. En ocasiones, se procede a realizar un ingreso hospitalario para un mayor control de la gestante.
¿Cuáles son los problemas asociados a la hipertensión?
La presión arterial alta durante el embarazo presenta varios riesgos:
- Cambios en el flujo sanguíneo a la placenta. Si la placenta no recibe suficiente sangre de manera mantenida en el tiempo, el bebé podría recibir menos oxígeno y menos nutrientes. Esto puede provocar una restricción del crecimiento intrauterino o bajo peso del bebé al nacer.
- Desprendimiento de placenta. La preeclampsia aumenta el riesgo de tener esta afección, que consiste en la separación de la placenta de la pared interior del útero antes del parto. Un desprendimiento grave puede ocasionar sangrado intenso, lo cual es peligroso.
- Restricción del crecimiento intrauterino. La hipertensión podría causar un crecimiento menor o retardado del bebé.
- Lesión en otros órganos. En ocasiones, la preeclampsia grave puede desarrollar complicaciones en el cerebro, el corazón, los pulmones, los riñones y el hígado, así como en el resto de los órganos principales. En los casos graves, puede poner en riesgo la vida de la mujer.
- Parto prematuro. A veces, es preciso inducir el parto para prevenir posibles complicaciones que puedan poner en peligro la vida de la embarazada si tiene la presión alta.
- Enfermedad cardiovascular en el futuro. La preeclampsia podría aumentar el riesgo de que la madre pueda tener enfermedad cardiovascular en el futuro. Este riesgo será mayor si se ha tenido preeclampsia más de una vez o si ya tuvo un parto prematuro por presión arterial alta durante el embarazo.
Pero ¿cuándo resulta realmente peligroso? La mamá corre especialmente riesgo cuando el incremento de la presión de forma reiterada es muy superior a los parámetros de normalidad, a pesar del tratamiento para la presión arterial. Los análisis de sangre y orina son determinantes para el diagnóstico y la valoración de la gravedad del cuadro clínico.
¿Cómo se puede tratar la hipertensión en el embarazo?
El único tratamiento definitivo de la preeclampsia es la finalización de la gestación. Por ello, en función de la semana de embarazo, puede ser necesario inducir el parto. Si los pulmones del bebé todavía no han madurado, algo que sucede alrededor de las 34 semanas, se administrarán corticoides para acelerar este proceso.
También puede ser necesario administrar a la embarazada un tratamiento médico específico que ayude a mantener unas cifras de presión arterial adecuadas.
Tras el parto, se monitorizará la presión arterial de la mamá, con el fin de observar signos de empeoramiento de la hipertensión y de la preeclampsia. Lo normal es que los valores se regularicen, aproximadamente, en una semana después del nacimiento.
Sin embargo, en algunas mujeres, la presión permanece elevada. Si esto ocurre tres meses después de dar a luz, se diagnosticará hipertensión crónica. Esto significa que, probablemente, la madre ya tenía hipertensión crónica, pero no lo sabía.
¿Se puede prevenir la hipertensión en el embarazo?
Actualmente, se puede realizar un cribado de preeclampsia en el primer trimestre de embarazo para detectar las gestantes de riesgo, mediante criterios clínicos, analíticos y ecográficos.
A aquellas pacientes con alto riesgo, se les aconsejará tomar una medicación preventiva antes de la semana 16 de embarazo, que ha demostrado reducir la posibilidad de desarrollar la enfermedad antes de la semana 37 de gestación.
Para finalizar, es importante seguir estos cuatro consejos para combatir la hipertensión:
- Acude a todas tus visitas prenatales, aunque te sientas bien.
- Si te han prescrito medicación para la hipertensión, tómala todos los días.
- Lleva una alimentación sana y equilibrada, evitando la ingesta de sal, así como alimentos preparados o en conserva.
- Realiza ejercicio al menos 30 minutos al día.
Dra. Olga Nieto
Jefa Asociada del Servicio de Ginecología
del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid