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Insuficiencia cervical: el ginecólogo informa
El acortamiento o dilatación precoz del cuello del útero está detrás de muchos casos de parto prematuro o aborto. Te explicamos cómo se diagnostica y los tratamientos que se utilizan para alargar el embarazo y hacer posible un parto a término.
La insuficiencia cervical, también llamada incompetencia cervical, es la incapacidad del cérvix uterino para mantenerse cerrado y conservar el embarazo hasta su término.
A consecuencia de esta debilidad estructural del cérvix, se producen de forma recurrente partos muy prematuros o, en los casos más graves, abortos durante el segundo trimestre.
Esta patología suele ser asintomática o muy poco sintomática, aunque algunas pacientes pueden percibir presión pélvica o sangrado vaginal escaso.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
La insuficiencia cervical es una patología habitualmente infradiagnosticada. No obstante, el diagnóstico es difícil de establecer y se basa en la valoración de los antecedentes de la gestante, la presencia de factores de riesgo para padecer insuficiencia cervical, la medición ecográfica del cérvix y la exclusión razonable de otras posibles causas de aborto tardío y parto pretérmino.
La medida de la longitud del cérvix uterino puede ser útil para identificar a las embarazadas con riesgo aumentado de parto pretérmino y poder, así, adoptar medidas preventivas.
Esta se realiza por vía transvaginal en la ecografía de la semana 20. Cuanto más acortado esté el cérvix, mayor riesgo hay de prematuridad, estimándose el punto de corte de la normalidad en 25 milímetros.
En embarazadas con antecedentes sugestivos de insuficiencia cervical, el hecho de tener una longitud del cérvix menor a 25 mm ya sugiere el diagnóstico. Mientras que el hallazgo de un cérvix acortado (<25 mm) en mujeres sin antecedentes se considera un factor de riesgo de prematuridad, por lo que se indicaría el tratamiento con progesterona. La progesterona es eficaz para reducir el riesgo de parto prematuro en población seleccionada.
Un mayor control durante el embarazo
El hallazgo de un cérvix acortado (<25 mm), además de poder confirmar una sospecha diagnóstica y permitirnos iniciar un tratamiento con progesterona, nos da la oportunidad de establecer una vigilancia periódica del caso, por si fuera oportuno tomar otras medidas complementarias.
Las pacientes con factores de riesgo de insuficiencia cervical deben ser sometidas a un seguimiento especial para intentar detectar precozmente cambios en el cérvix, poder realizar el manejo adecuado y minimizar, así, la posibilidad de que vuelva a repetirse un aborto o parto pretérmino.
Cerclaje: el tratamiento de elección
Cuando se sospecha que existe una insuficiencia cervical, se plantea la realización de un cerclaje.
El cerclaje es el tratamiento de la insuficiencia cervical y consiste en realizar una técnica quirúrgica por la que se “anuda” una banda en torno al cuello del útero para cerrarlo de forma efectiva. Se realiza en el quirófano y el riesgo fundamental es la rotura de la bolsa amniótica durante la intervención, algo que sucede de forma muy poco frecuente.
Existen varios tipos de cerclaje según el escenario clínico en el que nos encontremos:
- El cerclaje primario o preventivo es aquel que realizamos tras valorar los antecedentes de abortos o partos prematuros.
- El cerclaje secundario, terapéutico o indicado por ecografía, es el que se realiza tras apreciarse un acortamiento progresivo del cérvix en ausencia de contracciones u otras causas. En ocasiones, estas pacientes tienen antecedentes que no justifican realizarlo de entrada, pero sí que puede ser necesario tras un seguimiento de la longitud cervical por ecografía.
- El cerclaje terciario o de emergencia es aquel que se realiza tras encontrar un cérvix dilatado, entreabierto, siempre que se descarten otras causas que justifiquen esta situación. En estas situaciones clínicas, el cerclaje ha demostrado mejorar los resultados del embarazo.
Dr. Manuel Perea Brenes
Ginecólogo y experto en diagnóstico prenatal
del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón