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¿Conoces el síndrome de HELLP?
Se trata de una variante de la preeclampsia que se presenta en 1 o 2 embarazos de cada 1,000 y durante el tercer trimestre de gestación o, en algunos casos, una semana después al nacimiento del bebé. El síndrome de Hellp se manifiesta con fatiga, vómitos o sangrado nasal, entre otros trastornos.
El síndrome de Hellp es uno de los trastornos más graves que puede sufrir una embarazada durante las cuarenta semanas o días después de dar a luz. Se trata de una enfermedad prácticamente desconocida, ya que afecta a pocas mujeres, pero es extremadamente peligrosa, tanto para la mamá como para el bebé.
Qué es el síndrome de HELLP
HELLP responde a las siglas en inglés de Hemolysis, Elevated Liver Enzymes and Low Platelets, lo que traducido significa 'hemólisis, elevación de las enzimas hepáticas y las plaquetas bajas'.
Síntomas del síndrome de HELLP
El síndrome de HELLP se manifiesta con un gran malestar, náuseas, vómitos y dolor de estómago muy intenso. Estos síntomas se pueden combinar con dolores de cabeza graves, orina oscura e, incluso, fiebre, sangrado de nariz o visión borrosa. Puede provocar una hemorragia posparto porque altera la coagulación de la sangre, por lo que es necesaria su hospitalización para controlar su evolución.
La única manera para diagnosticar este síndrome es a través de análisis de sangre en laboratorio. De esta forma, se puede comprobar si los glóbulos rojos están lesionados o el número de plaquetas así como las enzimas hepáticas.
Síndrome de HELLP: tratamiento
La única forma de tratar esta patología es poniendo fin al embarazo. Si el embarazo ya ha rebasado las 32 semanas, se opta por provocar el parto en las siguientes 24 horas después del diagnóstico. En el caso de ser anterior, se administra un tratamiento para hacer madurar el pulmón del bebé y estabilizar el síndrome de HELLP, pero no durante más de tres semanas e ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos.
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La tasa de cesáreas en estos casos se aproxima al 90% y la incisión se realiza de forma vertical, ya que de este modo se pueden evitar hemorragias e infecciones. Si la mamá tiene un nivel de plaquetas muy bajo, se le deberá practicar una transfusión de sangre.
Si no se trata como se debe, la mamá y el bebé pueden llegar a morir. En el caso de la mamá, puede complicarse en un edema pulmonar, hemorragia de hígado, ictericia, desprendimiento de placenta, coagulación de la sangre, etc.
Si se produce el síndrome de HELLP durante el séptimo mes de embarazo, hay un 60% de posibilidades de que vuelva a ocurrir en un segundo embarazo.