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Cuando estás embarazada, esperas que tu bebé nazca a término, entre la semana 37 y la 42 de gestación. Sin embargo, en algunos casos, el bebé viene antes de lo esperado y es prematuro. Se considera que un niño es prematuro si nace antes de la semana 37 de embarazo. Los bebés prematuros se pueden clasificar en:
Cuanto más tarde se produzca el parto prematuro, mayor será la probabilidad del bebé de sobrevivir y menores serán los problemas que pueda presentar. Según la semana de gestación del bebé y los problemas asociados, necesitará ingresar en una UCI neonatal, en una unidad de cuidados intermedios, o incluso podrá irse a la habitación con la mamá si es un prematuro muy tardío y su estado de salud es bueno.
Los bebés prematuros necesitan cuidados especiales y las unidades neonatales cada vez están más preparadas para ofrecérselos. Dependiendo de las necesidades del bebé, estás unidades pueden ser de cuidados intensivos o de cuidados intermedios.
Muchas de estas unidades trabajan con el método NIDCAP, que son cuidados individualizados y centrados en el desarrollo del recién nacido. Los cuidados NIDCAP comprenden una serie de intervenciones dirigidas a optimizar el macroambiente (luces, ruidos...) y el microambiente (postura, dolor, manipulaciones...), e implicar a los padres en su papel de cuidador principal, lo que fomenta el apego y el vínculo con el bebé. Por este motivo, estas unidades tienden a estar abiertas las 24 horas para los padres.
Cuando unos padres entran por primera vez en una unidad neonatal, pueden sentirse abrumados. Y es que el primer día en una UCI neonatal puede ser muy estresante. Los profesionales sanitarios te explicarán el funcionamiento de la unidad, cómo se encuentra tu bebé y lo que puedes hacer por él.
Es probable que tu bebé esté en una incubadora. Esto dependerá de las semanas de gestación o de su patología. Seguramente, te parezca que tiene muchos cables. Porque, aunque tu pequeño esté perfectamente, estará monitorizado, lo que permite ver continuamente sus constantes vitales.
Además, puede que necesite algún tipo de soporte respiratorio, como unos lentes nasales de oxígeno, una CPAP (parece como un snorkel de buceo mini), o un tubo para poder respirar mejor. También es posible que tenga alguna vía para ponerle medicación. En los grandes prematuros, se puede utilizar incluso una vía umbilical en la primera semana de vida.
El ingreso de un bebé prematuro se hace muy largo cuando lo vives como padre o como madre. Aprende a disfrutar de esos momentos haciendo piel con piel con tu pequeño. Y aprovecha para que te enseñen los cuidados que tu bebé necesitará en casa. Confía en el personal sanitario. Y, si tienes dudas, resuélvelas con ellos.
Los bebés prematuros pueden tener complicaciones propias de su inmadurez, lo que hace que, muchas veces, su evolución no sea un proceso lineal.
Cuanto menor es la edad gestacional, es decir, el tiempo que ha durado el embarazo, mayor es la probabilidad de que el bebé tenga problemas de salud. Sin embargo, en los últimos 15 años, los avances en los cuidados de los bebés prematuros han mejorado las secuelas que estas complicaciones pueden ocasionar, o incluso, prevenir su aparición.
Las complicaciones más frecuentes en bebés prematuros son un mal control de los niveles de glucosa, anemia, hiperbilirrubinemia, infecciones, insuficiencia respiratoria, hemorragia cerebral, persistencia del ductus arterioso, apneas, enterocolitis necrosante y reflujo.
En el caso de los bebés prematuros, la leche materna cobra una importancia vital. Aparte de todos los beneficios que tiene para cualquier bebé, debemos recordar que los prematuros necesitan más protección frente a infecciones. Y también que la leche materna se digiere con más facilidad, lo que la convierte en un factor protector frente a la enterocolitis necrosante y otras infecciones.
La llegada a casa con un prematuro es un momento precioso y muy emotivo. Pero es verdad que puede generar estrés y preocupación en los padres. Es recomendable resolver todas las dudas antes de recibir el alta (medicación, hábitos de sueño, hábitos intestinales...). De todos modos, si el bebé necesita algún monitor, oxígeno o sonda de alimentación, el personal sanitario se asegurará de que los padres aprendan a usarlo antes de irse a casa.
El seguimiento médico del prematuro lo hará el pediatra. Y, si el bebé lo necesita, lo derivará a los especialistas pediátricos que considere oportunos, como el neonatólogo, el cardiólogo, el oftalmólogo, el neurofisiólogo, el gastroenterólogo o el neuropediatra (que determinará si el pequeño necesita valoración de Atención Temprana).
La edad corregida es la edad que tendría el bebé si hubiera nacido en la semana 40 de gestación, y se utiliza hasta que el pequeño cumple 24 meses de edad corregida.
Es un dato importante para poder valorar adecuadamente el desarrollo físico y neurológico del bebé. Por eso, para controlar el peso, la talla, el perímetro cefálico y diferentes ítems del desarrollo del prematuro, se tiene en cuenta su edad corregida.
Sin embargo, para las vacunas, se tendrá en cuenta la edad cronológica del bebé: es decir, los prematuros deben vacunarse a la misma edad que los bebés nacidos a término.
Para calcular la edad corregida, restamos las semanas de prematuridad del bebé de su edad cronológica. Por ejemplo, si el bebé nació en la semana 32 de gestación, lo hizo con 8 semanas de prematuridad, teniendo en cuenta que la fecha prevista de parto siempre se calcula sobre 40 semanas. De esta manera, si el bebé tiene 6 meses de edad (unas 24 semanas), su edad corregida es de 24 semanas - 8 semanas = 16 semanas, es decir, 4 meses.
Para la introducción de la alimentación complementaria, en torno a los seis meses de vida, se tendrá en cuenta la edad corregida del bebé, pero es importante individualizar cada caso.
Rocío Escribano Hijón
Enfermera especialista en pediatría
www.mamabebe.es
@mamabebe.es
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