Te puede interesar…





































Comentarios (14)





El parto se produce cuando el bebé llega al término que le corresponde, después de una gestación de 40 semanas desde la fecha de inicio de la última menstruación. Sin embargo, en algunos casos el bebé no llega al término que le corresponde y el parto llega antes de completarse las 40 semanas de gestación.
Cuando el nacimiento se produce antes de la semana 36 de gestación, se dice que el bebé es prematuro.
Hace unas décadas, a diferencia de hoy en día, cuando un bebé nacía prematuro tenía muy pocas posibilidades de sobrevivir. Entonces se empezó a extender una creencia que decía que los bebés nacidos con siete meses de gestación (sietemesinos) tenían más probabilidades de sobrevivir que los nacidos en el octavo mes de gestación (ochomesinos). Sin embargo, esta creencia es totalmente falsa.
(Te interesa: ¿Cómo determinar tu fecha probable de parto?)
Los bebés prematuros, es decir, los que nacen antes de la semana 36 de embarazo, tienen los órganos muy inmaduros, especialmente los pulmones, que son los que más tardan en madurar. Sin embargo, y según los expertos, los bebés pueden sobrevivir prematuros a partir de la semana 24 de embarazo y cuando alcanzan alrededor de unos 500 gramos de peso.
Así pues, actualmente un bebé sietemesino que se encuentra entre las semanas 28 y 32 de gestación tiene muchas posibilidades de sobrevivir.
Por otro lado, los bebés que nacen ochomesinos tienen una supervivencia superior al 90%. Como todos los niños prematuros, pueden tener problemas al nacer a los que, aunque en su mayoría no son cuestiones graves, cabe prestar atención. Estos problemas no dependen de que el niño haya nacido sietemesino u ochomesino.
Si bien es necesario recordar que el mito sobre las probabilidades de supervivencia de un sietemesino y un ochomesino es falso, sí es cierto que existen diferencias entre un bebé nacido a los siete meses de gestación de uno nacido a los ocho meses.
Es difícil responder a esta pregunta, ya que los bebés prematuros se suelen "clasificar" según la edad gestacional y el peso que tienen al nacer. Normalmente, para evaluar la capacidad de supervivencia del pequeño, los médicos dan más importancia al peso que a la edad gestacional.
Cabe recordar que al día de hoy la prematuridad es la segunda causa de mortalidad infantil, por detrás de las anomalías congénitas. Sin embargo, los avances médicos hacen posible que esta mortalidad tienda a descender.
La alimentación de los bebés prematuros se realiza por vía intravenosa y vía nasogástrica. La nutrición de estos bebés requiere un control exhaustivo por parte de los neonatólogos, porque un exceso de nutrientes podría causar problemas en los bebés prematuros.
(Te interesa: Todo sobre la lactancia materna y artificial)
Tanto las calorías (un máximo de 110-120 por cada kilo de peso y día) administradas por esta vía como los centímetros cúbicos de alimento (de 120 y a 150 cc) se evalúan cada día en función del pequeño y de su evolución.
La alimentación intravenosa se va sustituyendo de forma gradual y es controlada por la alimentación nasogástrica, es decir, a través de la nariz. La alimentación nasogástrica se lleva a cabo gracias a la colocación de un tubo de plástico pequeño y suave que va desde la boca hasta el estómago.
Estas sondas se usan para introducir el alimento en el estómago hasta que el bebé pueda tomar alimento por la boca.
Los problemas más comunes en la alimentación de los bebés prematuros son los asociados a los niveles de glucosa (tanto hipoglucemia como hiperglucemia):
Estas son las razones fundamentales por las que los neonatólogos realizan un control exhaustivo a los bebés prematuros.
Las causas que determinan un parto prematuro son diversas:
En cualquier caso, en la medida de lo posible, siempre se intenta detener el parto, para favorecer la maduración del niño.
Por este motivo, excepto si el niño no está sufriendo, se suelen administrar a la mamá fármacos que frenan las contracciones del útero.
Además, aunque se deba proceder urgentemente, se tiende a efectuar un parto inducido o por cesárea, a prolongar el embarazo todo posible, administrando a la futura mamá fármacos específicos al menos 48 horas antes del nacimiento.
Por desgracia, no siempre se tiene la posibilidad de proporcionar a la mamá y al bebé estas valiosas hormonas, puesto que se dan muchos casos de partos prematuros que llegan a la clínica o al hospital en una fase muy avanzada. En estos casos, por falta de tiempo, resulta imposible la administración de estos fármacos.
Los partos anticipados de causa desconocida suelen atribuirse a infecciones que parten de la vagina y que afectan al líquido amniótico, provocando la ruptura de la fuente. Por esta razón, es importante que la futura mamá siga todos los controles ginecológicos previstos.
Diferentes estudios llevados a cabo en los últimos años han demostrado que la exposición de la madre a una serie de contaminantes atmosféricos durante el embarazo puede comportar un mayor riesgo de tener un bebé prematuro.
De entre todos los contaminantes, los hidrocarburos aromáticos policíclicos (contenidos, por ejemplo, en los gases del tubo de escape de los automóviles y en el humo de los cigarrillos) han resultado ser los más peligrosos. Aumentan el riesgo de parto prematuro en un 30%. Por su parte, el benceno y el polvo (un contaminante más sutil) lo incrementan en un 10%.
Para reducir la exposición de la futura mamá a estos contaminantes, los expertos recomiendan:
El 17 de noviembre se celebra el Día del Niño Prematuro.
Los objetivos de esta conmemoración son extender una voz social de apoyo a las familias que han vivido la experiencia de la prematuridad, así como concienciar sobre la necesidad de apoyar la investigación.
También se pretende mejorar las prácticas en torno a los cuidados neonatales, reconocer los derechos de los niños que han nacido prematuros y hacer un llamamiento a las familias de niños prematuros para que conozcan y compartan su situación.
(Te interesa: El método canguro para bebés prematuros)
Te puede interesar…