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El aborto espontáneo es la pérdida del embarazo antes de las 20 semanas. Antes de que la futura mamá sepa que está embarazada, se estima que hasta un 40-50% del total de los óvulos fecundados mueren y son abortados espontáneamente.
Ante la amenaza de un aborto espontáneo, en la mayoría de los casos, lo único que se puede hacer es reposo. Ya que, por lo general, no existen fármacos capaces de atajar una amenaza de aborto.
A pesar de que la pérdida de un embarazo es un fenómeno relativamente frecuente, se trata de una experiencia dolorosa y angustiante para la familia. En muchos casos, la prevención, el control médico y la eliminación de los factores de riesgo pueden ser de gran ayuda en los futuros embarazos.
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Entre los embarazos conocidos (la mujer sabe que está embarazada), la tasa de aborto espontáneo es alrededor del 10-15% y, generalmente, ocurre entre las 7 y las 12 semanas de embarazo.
En torno al 85% de los abortos espontáneos tienen causas de tipo genético. El riesgo de transmitir una herencia genética imperfecta al niño está potencialmente presente tanto en los portadores de una anomalía genética de la que se tiene conocimiento, como en las personas que nunca han tenido ningún problema.
La pareja puede someterse a un análisis de sangre para determinar su mapa cromosómico. En general, este examen se aconseja únicamente si la mujer ha sufrido abortos repetidamente.
Ciertos trastornos que sufre la madre durante la gestación pueden contribuir a que se produzca un aborto espontáneo. Las más comunes son:
Un aborto espontáneo también puede deberse a un desequilibrio hormonal, como un déficit en la producción de progesterona en la segunda fase del ciclo menstrual, que puede impedir que el endometrio (el tejido que recubre las paredes del útero) se prepare para acoger la implantación del óvulo fecundado.
Si se comprueba una carencia de progesterona, se puede tomar la hormona por vía oral.
Los pólipos y los fibromas de gran tamaño se pueden eliminar quirúrgicamente, del mismo modo que las malformaciones serias del útero (como el útero doble).
Los síntomas más comunes de un aborto espontáneo son el sangrado vaginal y los dolores abdominales. Estos síntomas aparecen tanto cuando hay una amenaza de aborto como cuando el bebé ya se ha perdido y el embarazo ya se ha interrumpido. Los síntomas son los siguientes:
Un aborto espontáneo no influye negativamente en la marcha de un embarazo posterior. El 15-18% de los embarazos se interrumpen en los primeros 120 días. Así pues, la pérdida de un embarazo es un acontecimiento frecuente, pero no está relacionado con patologías necesariamente destinadas a repetirse.
En la mayoría de los casos, el aborto se produce porque el feto no está sano, y está razón impide que la gestación llegue a término. Incluso después de un segundo episodio, la probabilidad de que el aborto se repita es del 20 por ciento, aproximadamente.
Únicamente tras un tercer episodio, se puede hablar de abortos recurrentes, y la posibilidad de enfrentarse a otro fracaso asciende al 30 por ciento. En estos casos, se puede pensar en acudir a un centro especializado para investigar las causas.
Algunas se tratan con fármacos (por ejemplo, los desequilibrios hormonales o los problemas de coagulación de la sangre que impiden una correcta irrigación de la placenta). En otros casos, se puede intervenir quirúrgicamente (cuando el útero presenta malformaciones). Es indispensable efectuar también un mapa cromosómico, que sirve para averiguar si los papás tienen anomalías que causan el aborto debido a que el producto de la concepción tiene un bagaje genético imperfecto. En muchos casos, es aconsejable volver a intentarlo, puesto que no es seguro que la combinación desfavorable se repita.
En la mayoría de los casos, cuando se produce el aborto espontáneo, la mujer no necesita ningún tratamiento. El útero se vacía de un modo natural, como si se tratara de una menstruación intensa. Por eso, en muchas ocasiones, si la mujer no conocía su estado, es muy probable que el aborto pase casi desapercibido. La mujer lo percibe como un retraso menstrual.
Si, por el contrario, la mujer es consciente de su estado, es muy recomendable que, tras sufrir estas pérdidas, acuda al ginecólogo para que le realice una exploración. Si la exploración muestra que queda tejido en el útero o la mujer tiene hemorragias intensas, será necesario un tratamiento para vaciar el útero. Existen dos tipos de tratamiento:
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Lamentablemente, es un hecho que sucede a muchas mamás, generando así una situación traumática y devastadora en la familia.
Cuanto más avanzado está el embarazo, mayor es la ilusión de los papás por dar la bienvenida a su pequeño al mundo, de ahí que un aborto natural pueda resultar tan angustioso y devastador. En muchos casos, esta situación acaba derivando en una irremediable depresión posaborto, que debe ser tratada por expertos.
Normalmente, los abortos espontáneos no tienen consecuencias físicas para las mamás. Lo más probable es que aparezca un período menstrual después al cabo de cuatro o seis semanas del aborto; incluso, puede volver a haber un embarazo tras un período normal.
No obstante, sí que hay consecuencias emocionales. Expertos en la temática han determinado que las mujeres suelen entrar en una fase compleja de negación en la que el daño por la pérdida del feto está muy presente, tanto que, a menudo, se niegan a quedarse de nuevo embarazadas.
La depresión, por otro lado, es una de las etapas más comunes. Muchas mujeres que han sufrido abortos naturales, sobre todo en etapas avanzadas, entran en un estado de depresión difícil de superar.
En estos casos, las mujeres deberán recibir todo el apoyo y la ayuda posibles por parte de familiares y amigos cercanos, para acabar aceptando el irremediable hecho y volver a sentirse en paz con ellas mismas. Cuando suceda esto, la recuperación será absoluta.
Los médicos pueden prescribir antidepresivos o aconsejar terapias cuya finalidad es demostrar que el aborto espontáneo en cuestión no se trata de un caso aislado. A muchas mamás les ha ocurrido lo mismo, y todas han seguido adelante. Nunca hay que culpabilizarse de algo que, como su propio nombre indica, es natural.
Estas terapias reforzarán la autoestima de la mujer, y le motivarán a buscar a un nuevo bebé.
En cualquier caso, es importante recalcar que no es cierto que toda mujer embarazada que haya sufrido un aborto espontáneo volverá a tenerlo. Al menos un 90% de las mujeres que los han sufrido tienen embarazos normales posteriormente.
Tan solo un 2% de las mujeres puede haber llegado a repetir abortos involuntarios, lo que se conoce como aborto recurrente. Los médicos aseguran que se trata de una respuesta autoinmune.
En los casos en los que se han tenido más de un aborto involuntario, lo mejor será dejar de intentar concebir y consultar con el especialista, para que haga diferentes pruebas que determinen la causa precisa de estos abortos.
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