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Dr. Carles Catllà
Ginecólogo, especialista en Reproducción Asistida del Institut Marquès.
Supervisión científica.
La endometriosis es una causa destacada cuando se tienen problemas para concebir un hijo. A continuación, desglosamos las causas, las consecuencias y los tratamientos para superar esta patología, que afecta a gran número de mujeres en edad fértil.
Ante todo, cabe destacar que la endometriosis es una enfermedad crónica benigna que afecta a las mujeres en edad fértil, sobre todo, entre los 20 y los 50 años.
En las mujeres que sufren de esta patología, el endometrio (el tejido que reviste la pared interior del útero) crece en sitios donde no debería crecer, por ejemplo, en los ovarios, las trompas, la vagina o incluso en el intestino.
Todavía no se conoce precisamente la causa de este problema. Cada mes, bajo la influencia de las hormonas femeninas, este tejido anómalo se desarrolla, provocando inflamación y dañando las zonas circunstantes.
A continuación, te enumeramos cuáles son los principales síntomas de la endometriosis, que te ayudarán a reconocerla.
Este tipo de calambres que producen dolor durante el período menstrual (dolor de regla) pueden ir empeorando con el paso del tiempo.
Otro síntoma común de las mujeres que padecen endometriosis es el dolor durante o después de las relaciones sexuales. Ello puede provocar problemas con la pareja al no sentir un deseo sexual y al producirse, por consiguiente, una inapetencia a la hora de hacer el amor con la pareja.
Este tipo de dolor puede parecer dolor de estómago o puede confundirse con el dolor propio de los días previos a la menstruación. Sin embargo, se trata de un dolor más intenso.
Estos dolores se producen durante los días de la regla. Los movimientos intestinales dolorosos provocan que la mujer se encuentre especialmente mal durante estos días de menstruación. Además, el hecho de sentir dolor al hacer pipí, convierte esta molestia en algo muy desagradable.
Es otro de los inconvenientes de la endometriosis, que provoca mucho sangrado cuando se tiene la regla, lo que es molesto y puede provocar malestar.
En algunas mujeres, puede darse un sangrado previo a la menstruación o, incluso, un sangrado que tiene lugar entre dos menstruaciones.
Por desgracia, uno de los problemas de esta patología es la dificultad para diagnosticarla.
El tratamiento para la endometriosis se basa en medicamentos hormonales, como la píldora anticonceptiva. El objetivo es “bloquear” el ciclo menstrual y, por tanto, el crecimiento atípico del endometrio. De esta forma, claramente, no se eliminan las causas de la patología, pero al menos se consigue detener su evolución y tener bajo control los síntomas en el 70-80% de pacientes.
Así pues, los tratamientos para la endometriosis pueden ir desde la administración de fármacos, para suprimir la actividad de los ovarios y reducir así el crecimiento del tejido endometrial, hasta la cirugía, para extirpar la mayor parte posible del tejido que ha crecido fuera de su sitio.
En este caso, se administra un fármaco que inhibe la producción de hormonas sexuales femeninas, los estrógenos (que estimulan el crecimiento del endometrio). De este modo, se obtiene una especie de menopausia artificial.
En este tratamiento, se emplean anticonceptivos orales, progestágenos, danocrina y agonistas de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH). Este tipo de tratamientos no curan la endometriosis y, además, son complejos, porque su aplicación dependerá de la edad de la mujer, la extensión de la endometriosis y el dolor que provoca, entre otros.
En los casos en que el dolor pélvico crónico no mejora con estos tratamientos, cuando las endometriomas son muy grandes o cuando existen implantes endometriósicos en el tabique rectovaginal, se debe recurrir a la cirugía.
El doctor Carles Catllà, del equipo especialista en Reproducción Asistida de Institut Marquès, afirma que “si es necesario optar por esta opción, hay que recordar que, aún en manos expertas, la cirugía disminuye la reserva ovárica. Por este motivo, recomendamos, en mujeres con deseos de gestación, que valoren la posibilidad de vitrificar ovocitos antes de proceder a la cirugía”.
Interviniendo quirúrgicamente un quiste endometriósico, existe el riesgo de eliminar folículos de la corteza ovárica de la mujer, disminuyendo su reserva ovárica y haciendo, por tanto, más difícil el embarazo. Es por eso que, actualmente, en la mayoría de los casos, se opta por seguir adelante con el ciclo de FIV (Fecundación in Vitro) sin operar previamente.
La cirugía extirpa el tejido endometrial, elimina los quistes y las adherencias, y restaura la anatomía pélvica.
Existe la opción de complementar el tratamiento con otras terapias naturales como:
Las hormonas pueden resultar muy efectivas para tratar los síntomas de la endometriosis. También son las hormonas las que pueden cambiar la percepción del dolor, por lo que el tratamiento o terapia hormonal se usa básicamente para tratar el dolor asociado con la endometriosis.
Existen diferentes tipos de hormonas: anticonceptivas, gestágenos o agonistas de la GRnh. Se utiliza una u otra dependiendo del caso. Cada una se presenta en un formato distinto: en píldoras, en inyección, en aerosol nasal o en DIU hormonal. Lo que hacen es impedir que los ovarios produzcan hormonas, lo que impide la ovulación.
Esto puede ayudar a retrasar el crecimiento y la actividad local tanto del endometrio como de las lesiones de endometriosis. El tratamiento también impide que crezcan nuevas áreas y cicatrices, aunque no hace que desaparezcan las ya existentes.
Aunque las posibilidades son inferiores comparado con una mujer sana, no es imposible que una mujer que sufre endometriosis se quede embarazada. La situación debe ser evaluada caso por caso, según la gravedad y la extensión de la enfermedad.
Si no hay quistes ováricos voluminosos y las trompas siguen funcionando (es decir, no tienen lesiones ni adherencias con otros órganos), existen todas las condiciones para empezar un embarazo.
Por supuesto, hay que suspender el tratamiento. Normalmente, se prevé un período de intentos de 6-12 meses, variable según el avance y la velocidad de evolución de la enfermedad. Si durante este tiempo la mujer no se queda embarazada, se procede con una intervención quirúrgica por laparoscopia, para eliminar las eventuales causas que obstaculizan la concepción y restablecer la correcta autonomía de la pelvis.
Si la búsqueda de embarazo espontáneo no tuviera éxito, podría ser oportuno recurrir a la reproducción asistida. Cabe decir que la técnica más utilizada en estos casos es la fecundación in vitro. La endometriosis no afecta a la implantación de los embriones, por lo que los resultados de la fecundación in vitro son especialmente buenos. Son una mayoría las mujeres que padecen endometriosis y que requieren someterse a este proceso para lograr el embarazo, si bien es posible conseguirlo de manera natural.
Cierto es, además, que en ocasiones el tratamiento quirúrgico puede ayudar a lograr el embarazo de forma natural, aunque cabe tener en cuenta que en este caso existe el riesgo de disminuir considerablemente la reserva ovárica de la mujer y, con ello, las posibilidades de éxito.
La buena noticia es que, una vez que el embarazo ha empezado, la mujer puede estar tranquila: la gestación no está afectada por la condición patológica sucesiva y no se necesitan precauciones especiales, ni siquiera si la patología está presente también en el útero (en este caso, se habla de “adenomiosis”).
El embarazo representa una especie de tratamiento hormonal fisiológico para la endometriosis. En este período, de hecho, el organismo de la mujer produce de forma espontánea la hormona que tiene a esta enfermedad bajo control: la progesterona.
Después del parto, normalmente, se recomienda que la mujer vuelva a empezar el tratamiento hormonal.
Si quiere dar el pecho, puede recurrir a la llamada “mini-píldora” que, a diferencia de la clásica píldora anticonceptiva, solo contiene progesterona y no interfiere con la lactancia.
Las siguientes molestias son las que podrían señalar la presencia de esta enfermedad. Por eso, es muy importante prestarles atención.
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