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Estoy embarazada: ¿qué debo hacer?
Si estás embarazada, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre tu embarazo: cuándo debes fijar tu primera visita al ginecólogo, los análisis y los exámenes que necesitas.
¡Estoy embarazada! Después de realizarte el test de embarazo y ver las dos rayitas, tienes el impulso de gritar a los cuatros vientos esta maravillosa noticia. Has experimentado los primeros síntomas del embarazo y has descubierto que estas esperando un bebé.
Sin embargo, al cabo de unos minutos, te sientas un momento a pensar en tu embarazo: "¿Debo ir enseguida al médico o es mejor hacerme otro test de embarazo? Debemos decorar la habitación... y comprar una cunita". Y, de repente, te sientes abatida por una avalancha de dudas y preocupaciones. Tranquilidad: hay tiempo para todo. Son poquísimas las cosas que hay que hacer rápidamente.
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La visita al ginecólogo cuando confirmas el embarazo
No es necesario repetir el test del embarazo. Los test que se hacen en casa son muy fiables. Debes fijar lo antes posible tu primera visita al ginecólogo, quien, basándose en la fecha de tu última menstruación, calculará la fecha prevista para el parto.
Te dará todas las indicaciones para afrontar el embarazo con serenidad, además de fijar las próximas citas y los primeros exámenes que se deben efectuar. También controlará tu peso y tu salud general, y te dará algunos consejos sobre la alimentación que debes seguir en el embarazo, los malos hábitos que hay que eliminar, etc.
Primeros exámenes y análisis de la embarazada
Los exámenes que se deben practicar en el primer trimestre de embarazo son análisis de sangre y serológicos (el suero es la parte líquida de la sangre) específicos.
Qué revelan los primeros análisis del embarazo:
- El grupo sanguíneo y el factor Rh de los padres. La incompatibilidad entre la sangre materna y la del niño puede provocar un tipo de anemia al recién nacido.
- Comprobar que los padres no sean portadores de anemia mediterránea o talasemia, una enfermedad que provoca la ruptura de los glóbulos rojos y, por lo tanto, su reducción, y que puede ser transmitida de la madre al hijo.
- Identificar la presencia de anticuerpos del complejo TORCH, unas siglas que indican cuatro enfermedades infecciosas: toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus y herpes. Se trata de infecciones de mucho riesgo, sobre todo, si la madre las contrae al inicio del embarazo. Por ello, en el caso de que la madre no haya desarrollado los anticuerpos hacia estas enfermedades, el examen serológico debe repetirse cada dos meses, hasta el parto.
- Excluir la presencia en el suero de anticuerpos relacionados con la hepatitis B y C, sífilis y virus VIH, enfermedades que amenazan la salud del feto.