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Síntomas de estrés comunes y menos evidentes
¿Sospechas que puedes padecer estrés pero no estás segura de ello? Te detallamos los síntomas del estrés, los más habituales y algunos menos evidentes. ¡Averigua si lo sufres!
El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional que puede ser provocado por una situación o un pensamiento que te hace sentir frustrada, nerviosa o tensa. Lo que hace el cuerpo frente a esta sensación de desafío es reaccionar provocando el estrés. Se trata de una medida de supervivencia del organismo que, en pequeños episodios, puede ser positivo porque ayuda a, por ejemplo, evitar el peligro. Sin embargo, si el estrés se prolonga en el tiempo pasa a ser dañino para la salud.
Existen dos tipos de estrés:
- Estrés agudo. Se trata de un estrés a corto plazo que desaparece rápidamente y que ayuda a controlar situaciones de peligro. Es, por ejemplo, el estrés que puedes sentir cuando peleas con tu pareja o cuando frenas con el coche para prevenir un accidente.
- Estrés crónico. Se trata de un estrés que se prolonga en el tiempo, semanas o meses. Algunos ejemplos de cosas que pueden producirlo serían: presión en el trabajo, problemas de dinero o un matrimonio infeliz. Este tipo de estrés es el que puede ocasionar problemas de salud.
Síntomas físicos del estrés
¿Cómo distinguir entre padecer una dosis aceptable de estrés o una excesiva? No siempre es fácil, pero el cuerpo siempre da señales de cuál es su estado de ánimo y de salud a través de manifestaciones a nivel físico, que pueden avisarte de que padeces estrés. Los síntomas más frecuentes son:
- Dolores de cabeza frecuentes. Padecer dolor de cabeza de forma puntual no debe preocuparte, pero si los dolores son habituales y notas que no cesan, posiblemente se deban al estrés. Es habitual que el dolor de cabeza asociado al estrés se caracterice por el hecho de tener la sensación de pensar constantemente en muchas cosas, como si no pudieras dejar la mente en blanco ni un momento.
- Diarrea o estreñimiento. En general, los problemas estomacales están muy relacionados con la mente, ya que hay una conexión entre unos y otros. Es posible que si padeces diarrea o estreñimiento sin motivo aparente, sea debido a que las tensiones y el estrés te provocan un desajuste a nivel estomacal.
- Cansancio excesivo. El decaimiento prolongado, llegar exhausta a casa cada día después del trabajo o sentirte muy cansada los fines de semana o en vacaciones son posibles síntomas de que padeces estrés. Normalmente, cuando el cuerpo está sometido a mucha tensión durante un tiempo prolongado, se manifiesta con una bajada de las defensas y una sensación de cansancio generalizada.
- Mandíbula rígida, músculos tensos. Sin darnos cuenta, cuando sufrimos estrés los músculos del cuerpo se manifiestan poniéndose rígidos. Lo más habitual es que la mandíbula se tense, nos cueste relajar los párpados o tengamos la zona de los hombros y las cervicales muy contracturada.
- Insomnio o somnolencia. Es un gran problema al padecer estrés y uno de los síntomas más habituales de sufrirlo. Este insomnio viene provocado por las preocupaciones que no cesan en nuestra mente y hacen que no podamos dejar de pensar y que relajarnos y dejar la mente descansar se convierta en todo un reto.
- Variaciones de peso inusuales. El aumento repentino de peso o el hecho de adelgazar sin darse una cuenta pueden ser síntomas de estrés, ya que las tensiones sufridas por el organismo pueden provocarnos, o bien que comamos más de lo habitual para aliviar tensiones, o bien que no tengamos hambre y no nos alimentemos bien.
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Otros síntomas menos evidentes
Algunos síntomas de estrés son menos evidentes, pero no deben pasarse por alto.
- Sueños recurrentes. Experimentar sueños extraños o tener los mismos sueños de forma recurrente puede ser un signo de estrés. Estos sueños manifiestan una preocupación de la que ni siquiera somos conscientes, que está en el inconsciente y se manifiesta a través de ellos.
- Pérdida de cabello. Un pérdida de cabello excesiva, más allá de la habitual pérdida que se experimenta al peinarse o al salir de bañarse, así como la aparición temprana de canas, pueden indicar una inestabilidad a nivel mental, que podría estar provocada por el estrés.
- Fasciculaciones. Los movimientos musculares, especialmente alrededor de los ojos, suelen estar relacionados con el estrés y, aunque a menudo no le damos importancia, estos movimientos como de espasmos en la zona de los párpados pueden llegar a ser muy molestos.
- Acné. ¿Alguna vez has tenido un brote de acné sin motivo aparente? Puede ser debido al estrés, que causa inflamación y poros aceitosos, lo que desencadenaría en la aparición de brotes de acné en adultos.
- Períodos irregulares y cólicos. El estrés puede provocar cambios en la menstruación, con cólicos fuertes, más molestias premenstruales de las habituales e, incluso, una desregularización del período.
- Comezón en la piel y ronchas. Si tienes la piel hidratada y en buen estado, pero no paras de rascarte, puede ser debido al estrés. También debido a ello puede que te aparezca un eczema o una pequeña irritación.
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