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El suelo pélvico (comúnmente llamado periné, aunque, en realidad, el periné es solo la parte más externa, comprendida entre vagina y ano) constituye el cierre inferior de la pelvis.
Está formado por músculos y tejido conjuntivo (ligamentos) sobre los cuales, como si se tratara de una hamaca, se apoyan las vísceras pélvicas, es decir, la vejiga y la uretra, el útero y el canal vaginal, el recto y el canal anal.
Una buena tonificación de los músculos que componen este suelo pélvico es fundamental para mantener en su sitio los órganos de la pelvis y evitar que aparezcan molestias o síntomas, tales como pesadez en la zona pélvica, incontinencia de orina, gases o heces, o prolapsos de cualquiera de las vísceras que sujeta. También pueden aparecer determinados problemas sexuales, como anorgasmia, dispareunia, vaginismo, etc.
En la capacidad de resistencia del suelo pélvico influyen varios factores. El más importante, y en el que no se puede incidir, es el paso del tiempo, que está ligado a la pérdida de colágeno en todos los tejidos de nuestro cuerpo, así como a la disminución de estrógenos cuando llegamos al climaterio.
Por otro lado, tenemos la predisposición genética de cada una, ya que hay mujeres que, por naturaleza, tienen una mayor laxitud en los ligamentos o una debilidad muscular en general.
Hoy en día, también debemos tener en cuenta la práctica generalizada de deporte de impacto, como es el crossfit, correr o los abdominales convencionales, como factor de riesgo para problemas de suelo pélvico, sin dejar de lado circunstancias que producen valsalva, como pueden ser episodios de tos crónica o estreñimiento.
Sin embargo, el embarazo constituye un factor de riesgo nada despreciable, ya que se producen algunas modificaciones fisiológicas, que someten la capacidad de contención de este músculo a una dura prueba, como las siguientes:
Para prevenir la pérdida del tono muscular pélvico, es importante tener en cuenta algunas reglas ya desde el embarazo:
Para fortalecer los músculos del suelo pélvico, tanto durante los nueve meses de embarazo como después del parto, son de gran ayuda los llamados ejercicios de Kegel, nombre del ginecólogo que los ideó.
No obstante, no hay que frustrarse si durante el embarazo no se pueden practicar, ya que el suelo pélvico está debilitado y puede que no tengas control sobre ellos. El momento más importante para fortalecer el suelo pélvico es en el posparto, concretamente, tras el paso de la cuarentena.
Hay que tener en cuenta que tenemos dos tipos de fibras musculares que componen el suelo pélvico: unas voluntarias, que representan el 20%, y son las que puedes ejercitar con los ejercicios de Kegel, y el resto, totalmente involuntarias, que conforman el 80% de los músculos, es decir, la inmensa mayoría, sobre los que no podrás ejercer control alguno, ya que, como su propio nombre indica, son totalmente involuntarios. Estos últimos son los responsables de la mayor parte de la sintomatología derivada de la debilidad de los músculos del suelo pélvico.
Hasta hace poco más de cuatro años, los ejercicios de Kegel, junto con alguna tecnología vibratoria que se debía introducir a través de la vagina, era lo único disponible para poder ejercitar este tipo de musculatura.
Sin embargo, desde el año 2018, estos tratamientos pasaron a un segundo plano cuando la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) aprobó el uso de la electromagnetoterapia para la recuperación y ejercitación del suelo pélvico. Todo lo realizado hasta el momento se comprobó que carecía de evidencia científica y también de efectividad.
Los últimos estudios publicados recomiendan la aplicación de la electromagnetoterapia para la recuperación del suelo pélvico, ya que es capaz de contraer la totalidad de los músculos que componen el suelo pélvico en todos sus planos, así como las fibras voluntarias e involuntarias, a un ritmo de 150 impulsos por segundo, dejando obsoleto todo lo existente hasta el momento.
No obstante, la realización de los ejercicios de Kegel no es contraproducente, junto al uso de esta innovadora tecnología, pero nunca seremos capaces de realizar estos ejercicios a dicha velocidad, y sin olvidarnos que solo ejercitaremos un 20% de la totalidad de los músculos del suelo pélvico.
A pesar de esto, quien no tenga esta tecnología al alcance o quiera complementarla, puede seguir realizando los ejercicios de Kegel: son fundamentalmente dos y pueden ser practicados todos los días durante unos diez minutos, estando en cualquier posición: al principio, puede ser más cómodo que estés estirada, pero, una vez aprendida la técnica, se pueden repetir también mientras se camina o se espera el autobús.
Los ejercicios son los siguientes:
Tomar algunas precauciones en el momento del parto puede ser muy útil para prevenir estas molestias.
Inmediatamente después del parto, sufrir una ligera incontinencia urinaria o un leve prolapso pueden considerarse normales y tienden a resolverse por sí solos en unas pocas semanas, de ahí la importancia de esperar a que pase la cuarentena.
Sin embargo, una vez pasada la cuarentena, es muy recomendable realizarse una valoración del suelo pélvico por un profesional experto en la materia, de manera que se pueda hacer una clasificación lo más objetiva posible y poner remedio en caso de que haya síntomas, o diagnosticar un debilitamiento del mismo asintomático y poder realizar una prevención secundaria antes de la aparición de la sintomatología.
Asimismo, si el suelo pélvico se encuentra dentro de los parámetros considerados normales tras estar expuesto a dos factores de riesgo, como son el embarazo y el parto (en caso de que este haya sido por vía vaginal), es imprescindible realizar un mantenimiento de la ejercitación de dichos músculos para evitar llegar a tener un debilitamiento en cualquier momento de nuestra vida.
La reeducación del suelo pélvico con electroestimulación y técnicas de biofeedback ya quedó obsoleta tras la aparición de la tecnología HIFEM (ondas electromagnéticas focalizadas de alta intensidad). Existen estudios comparativos con respecto a su efectividad, en los que se concluye que, ante un debilitamiento del suelo pélvico, es más eficaz la aplicación de la tecnología HIFEM.
De hecho, este tipo de tecnología ha sido gratamente aceptada por la sociedad, puesto que se realiza en sesiones de 28 minutos, sentados en una especie de silla llamada EMSELLA(TD) y con la ropa puesta, sin tener que introducir ningún dispositivo por la vagina. Además, está científicamente probada y aprobada por la FDA.
Lys García Vilaplana
Matrona del Centro Procrear de Tarragona
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¿Tuviste problemas de suelo pélvico después de tu embarazo y parto? ¿A quién acudiste para volver a fortalecer el suelo pélvico? ¿Qué técnicas te resultaron más eficaces? ¡Déjanos tu comentario!
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