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El aceite de argán es conocido como el oro líquido de Marruecos. Durante siglos, las tribus bereberes lo han utilizado como ingrediente principal de su cocina y como elemento de la medicina tradicional. Hoy en día, las propiedades del aceite de argán son cada vez más apreciadas a nivel internacional: es antioxidante, anticancerígeno, reduce la hipertensión, el colesterol malo, los dolores articulares, estimula la capacidad cerebral y facilita la digestión.
El aceite de argán es más ligero y transparente que el aceite de oliva, tiene un color marrón claro y un sabor fuerte y agradable. En la cocina se puede utilizar como un aceite para cocinar o como condimento de diversos platos. Según los expertos, tomar dos cucharadas de aceite de argán al día durante un mes reduce la tasa de colesterol malo y previene las enfermedades del corazón.
Además, su alto contenido en antioxidantes, en especial, la vitamina E, lo convierten en un ingrediente fundamental para tratamientos cosméticos: el aceite de argán tiene un gran poder hidratante y regenerador, actúa contra los signos del envejecimiento, aporta elasticidad a la piel y combate las estrías y los trastornos cutáneos (eczema, psoriasis, acné, etc.), así como las quemaduras y las heridas leves. El aceite de argán también es excelente para el cuidado de las uñas y el fortalecimiento del cabello.
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