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¿Cómo aprende un niño a nadar con el método Montessori?
¿Sabías que el Método Montessori puede ser también un excelente aliado a la hora de enseñar a tus hijos a nadar? Una experta del V Congreso Internacional Montessori nos explica cómo lograrlo. ¡Toma nota de sus consejos!
Con la llegada del verano, las largas jornadas en la alberca y la inquietud de las familias de cómo gestionar la aproximación de nuestros hijos al agua de manera segura, llegan también las preocupaciones. ¿Cómo ayudamos a nuestros hijos a relacionarse con el agua sin miedos y sin traumas?
Te explicamos cómo hacerlo siguiendo los postulados de la pedagogía Montessori y aplicándolos a la educación acuática.
¿Cómo acompañar las primeras veces del bebé en el agua?
“Siempre, siempre, siempre hay que estar presentes, con amor, acompañamiento y tu mirada. Y, como punto de partida, hay que tener en cuenta que nunca se debe forzar y siempre se debe conquistar”, explica la experta en pedagogía Montessori Miriam Escacena, responsable de la web www.tuguiamontessori.com, y directora del V Congreso Internacional Montessori, que se celebra del 3 al 7 de julio de 2023.
El Congreso incluye una ponencia específica de la fisioterapeuta Noemí Suriol sobre el método Montessori aplicado a la educación acuática.
Noemí Suriol es directora de la escuela Lenoarmi, ubicada en Barcelona, que hace un abordaje educativo denominado “bilingüismo de agua y tierra”. Es decir, abordando el desarrollo del movimiento natural en ambos medios desde la primera infancia.
Noemí Suriol ha introducido el método Montessori en el ámbito de la educación acuática, comprobando lo maravillosa que resulta esta fusión.
“El agua es una invitación a estar presentes al cien por cien. Jamás hay que perder de vista a nuestros hijos y utilizar el mejor flotador del mundo: la mirada y la buena compañía”, recuerda Noemí Suriol.
Como punto de partida, es interesante saber que la percepción que tienen los niños del agua cambia cada año en la primera infancia: “Los tres primeros años y sus tres veranos tienen una percepción del agua completamente distinta; cambia cada año y sus habilidades, también”, explica Suriol, autora también del libro Bebés al Agua (Ed. Tibidabo 2001).
Aprender a nadar de forma respetuosa, sin forzar
Aprender a nadar ha sido una asignatura pendiente para muchos. Algunos recuerdan este aprendizaje con miedo, mientras que otros lo vivieron de una manera placentera. No obstante, muy pocos han aprendido a nadar de forma natural, como quien aprende dos idiomas.
“En el desarrollo del niño, es clave cómo se gestiona ese acercamiento al agua. La educación de los primeros años de vida es crucial en la formación del ser humano. Los métodos y enfoques que utilicemos pueden influir significativamente en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de los niños, y, por eso, es importante que se haga de forma respetuosa”, explica la experta Montessori, Miriam Escacena.
El método Montessori es una herramienta pedagógica que aporta grandes beneficios en el desarrollo integral y de las habilidades en la primera infancia. La triada de Montessori de preparar el ambiente, el niño como protagonista y el adulto como guía se pueden aplicar también en la educación acuática: jugar con agua, jugar en el agua y aprender a moverse en el agua.
¿Cómo empezar a enseñar al bebé a nadar? ¡En la bañera de casa!
La bañera de casa es la mejor forma de empezar, teniendo en cuenta que la relación con el agua empieza en casa y en la escuela. Se escoge el tipo de baño, se prepara el ambiente y los materiales. Se contemplan los tres pilares de Montessori para que el adulto ponga intención, presencia y acompañamiento adecuado.
"Incluso cuando son más mayores, pueden colaborar a preparar el ambiente y los materiales para el baño. Siempre fomentando la autonomía que Montessori nos enseña, desde desvestirse, preparar el espacio o secarse”, señala Suriol.
¿Cómo aplicamos el método Montessori en el agua?
- Respetando y fomentando la individualidad, promoviendo a su vez la autoestima y la confianza en cada niño. Así, cada actividad se adapta a las necesidades y potencialidades de cada niño, permitiéndole aprender a su propio ritmo y de acuerdo con sus propios intereses.
- Utilizando materiales específicos, realistas, manipulables y adecuados a su tamaño. Materiales naturales y diferentes. Se incorporan materiales de destreza y precisión, manipulativos, sensoriales y que inviten a la repetición y a la autocorrección siempre que sea posible. Se deja de contemplar el plástico y los materiales relacionados con la flotación como los únicos materiales posibles, y los trasvases se incorporan en las clases de forma natural.
- Trabajando el adulto preparado, conectado para guiar y acompañar al niño, ya que el medio acuático es un espacio de inseguridad que puede ser muy placentero, pero también puede asustar. Las miradas, el tacto, la expresión, la palabra, los gestos… dejarán huella en el pequeño.
¿Qué tener en cuenta en cada etapa del desarrollo del bebé?
“Es importante entender que todos los logros del desarrollo que va conquistando el bebé en tierra son ventanas abiertas en la adquisición de habilidades en el medio acuático”, explica Noemí Suriol. Y, por ello, es clave entender los avances que se producen en cada etapa de desarrollo del niño para adaptar las enseñanzas a sus capacidades.
- En los primeros meses, cuando el bebé conquista su horizontalidad, también aprende a flotar con mucha facilidad en el agua y la adquisición de la flotación se convierte en un juego de equilibrio. La horizontalidad le da la posibilidad de experimentar los baños en casa de una forma muy placentera y adquiere la habilidad de adaptar sus sentidos al medio y controlar sus vías respiratorias.
- Con el gateo, el bebé inicia su primera conquista de agarrarse a una barandilla y la aventura de aprender a salir de la alberca. En el momento en que ya se sienta por sí solo, empieza a percibir cómo sus pequeñas inclinaciones hacia adelante le permiten sentir la caída al agua de una forma divertida si el acompañante lo hace correctamente.
- Cuando el pequeño empieza a andar, y hasta que comienza a correr, ya está preparado para adaptarse a diferentes tipos de flotadores que le permitirán sentir esa libertad de movimiento que implica una primera autonomía, alejándose y acercándose a ti.
Pero también es la edad en la que empiezan a desarrollar la prudencia o el temor al agua. Y si no se le enseña la realidad de los límites en el agua, puede llegar a ser muy peligroso y vivirla con mucha fantasía. Un niño que conoce los límites y la realidad del agua es un niño que puede aprender a moverse con libertad en el medio acuático. - Un niño que crece con el agua puede conquistar su primera autonomía entre los 2 y 3 años si el ambiente es el adecuado, el acompañante está preparado y el niño es respetado.
Así que recuerda: comienza en casa por la bañera, usa materiales adecuados, ten en cuenta las capacidades del niño en cada etapa del desarrollo, y dale la seguridad y los límites que necesita.
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Y si necesitas más detalles, no puedes perderte la ponencia de Noemí Suriol, Educación Acuática Montessori, el miércoles 5 de julio en el V Congreso Internacional Montessori, que podrás seguir en la web www.tuguiamontessori.com. Las ponencias estarán disponibles durante todo un año con el acceso Premium.