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En general, los bebés gatean antes de empezar a caminar, entre los seis y los 10 meses. Sin embargo, no a todos los bebés les gusta andar a gatas y algunos directamente omiten esta etapa hasta que aprenden a caminar.
Para lograr el gateo, el pequeño debe aprender a controlar su equilibrio, a coordinar sus manos y pies, y a fortalecer los músculos de sus piernas para, más adelante, aprender a caminar.
No debes preocuparte si tu bebé no gatea de forma convencional en esta etapa, ya que algunos pequeños desarrollan sus propias técnicas de gateo: desplazarse sentado, doblando las piernas para deslizar las pompas, deslizando su pancita con la ayuda de sus extremidades, etc.
Antes de empezar a gatear, el bebé debe haber aprendido a sentarse sin apoyo. Debe mantener la cabeza erguida para ver a su alrededor, y fortalecer los músculos de brazos, piernas y espalda, que son los que le permitirán ponerse de cuatro patas.
El pequeño aprende de forma gradual a pasar de la posición de sentado a la de gateo. En general, cuando los bebés tienen el añito, ya gatean perfectamente. Entonces, lo único que les queda es aprender a caminar. Es algo que aprenden de forma progresiva y que cada niño desarrolla en un momento determinado (algunos empiezan a andar antes que otros).
La mejor forma de estimular al niño a gatear es colocar sus juguetes preferidos enfrente y alejados de él para que los busque. También puedes colocar pequeños obstáculos a su paso, como almohadas, para que él solo descubra cómo esquivarlos. Evita dejarlo solo, ya que podría necesitar tu ayuda.
Asegúrate de elegir un lugar libre de peligros para que gatee libremente. Debes prestar mucha atención si hay escaleras cerca y cubrir enchufes donde puede poner sus deditos. También debes vigilar con las plantas, las puertas, las ventanas abiertas y todos aquellos objetos a su alcance que puedan ser peligrosos para el pequeño.
En general, el niño empieza a desplazarse apoyándose sobre las manos y las rodillas (es decir, a cuatro patas o a gatas) entre los ocho y los once meses.
Sin embargo, es importante recordar que algunos niños se saltan esta etapa y se ponen de pie directamente, listos para empezar a dar sus primeros pasos. Asimismo, hay que señalar que los niños que no gatean no tienen por qué empezar a caminar antes.
Por lo tanto, no hay que preocuparse si el pequeño no muestra ninguna intención de desplazarse a gatas. De hecho, esta habilidad puede estar marcada por el carácter del niño. Si el bebé es un poco "perezoso", no verá la utilidad de moverse a cuatro patas. Por lo tanto, es probable que prefiera ponerse de pie y dar sus primeros pasos directamente.
Hay niños que aprenden a gatear después de haber empezado a caminar. Otros consiguen gatear de forma tan satisfactoria que se muestran temporalmente "desinteresados" por aprender a desplazarse sobre dos pies. En definitiva, no existe una regla válida para todos.
En cualquier caso, para favorecer su desarrollo motor en estos meses, es conveniente intentar estimular al niño dejándolo sentado o boca abajo sobre una almohada rodeado de algunos juguetes. Esto no solo se hace para estimularlo a gatear, sino también para fomentar su independencia y la coordinación de sus movimientos.
Dime cómo gateas...y te diré cómo eres. Si observas la forma de gatear del bebé podrás descubrir muchas cosas sobre él. Te explicamos algunas de las formas más comunes de gatear:
En general, los niños que empezaron balanceándose sobre la pancita continúan su aventura de desplazamiento en posición sentada, con una pierna estirada y la otra flexionada, y arrastrándose sobre las pompas, que quedan protegidas por el pañal.
Este estilo es hereditario. De hecho, el 40% de los niños que se desplazan de esta manera tienen un papá o una mamá que también lo hicieron así. Son los niños que suelen empezar a caminar más tarde, alrededor de los 18 meses.
Como ocurre dentro de la pancita, donde el feto se mueve de forma circular, haciendo palanca sobre la pancita y balanceando la parte superior del cuerpo o las piernas, algunos niños, cuando se encuentran ante los primeros intentos de desplazamiento autónomo, intentan moverse a modo de peonza.
Al principio, con la pancita apoyada en el suelo, desplazan los brazos y, después, las piernas, describiendo una trayectoria circular. En general, los niños que empiezan a moverse por medio de esta técnica no elegirán la clásica posición a cuatro patas en la siguiente etapa del desarrollo motor.
Si estuviese en el agua, podríamos definirlo como un movimiento de estilo libre. Cerca del 2% de los niños empiezan a desplazarse arrastrándose sobre la pancita y llevando adelante los brazos primero y las piernas después.
Esta intuición les llevará muy pronto a realizar el mismo movimiento con la pancita elevada y moviéndose a gatas. Una conquista notable que les llevará a alcanzar el objetivo muy rápidamente.
Como si se tratase de una serpiente, pero con la pancita hacia arriba, se arrastra hacia atrás, haciendo ondear la pelvis y, después, los hombros, describiendo una trayectoria en forma de ese.
Son casos todavía menos comunes que los anteriores (solo el 1% de los niños), pero que preceden a una posición más funcional.
El niño empieza a girar sobre sí mismo, como una croqueta, ayudándose con las piernas y los brazos. Muy pronto, se dará cuenta de que es mucho más cómodo y rápido reptar hacia delante. Después de reptar, pasará a gatear a cuatro patas.
Te proponemos un juego para favorecer la estimulación del movimiento y el gateo del bebé. Se divertirá y ganará en autoestima y seguridad.
Impulsados por su curiosidad instintiva, los más pequeños se mueven por la casa gateando en busca de cosas nuevas para descubrir. Para satisfacer el deseo de tu hijo de "alcanzar y tocar", distribuye por su recorrido muchos objetos diferentes, siempre y cuando cumplan todos los requisitos de seguridad (irrompibles, sin partes extraíbles ni cortantes e inocuos si se llevan a la boca). De esta manera, podrás estimular su gateo de forma muy divertida. Los objetos pueden ser de muchos colores, blanditos y agradables al tacto, sonoros, ocultos en el interior de una caja o empaquetados. Después, deja que el niño toque, mueva y lance todos los objetos con libertad. Si bien, al principio, su atención se centrará en el objeto más cercano, poco a poco, intentará alcanzar también los más alejados.
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Para ampliar la información sobre el gateo, hemos trasladado las preguntas más frecuentes de las mamás y los papás a Iñaki Pastor, fisioterapeuta pediátrico, que nos proporciona todo su conocimiento y experiencia sobre este tema.
La posición a cuatro patas y el gateo son hitos del desarrollo del movimiento del ser humano, independientemente de la raza o de la cultura. No obstante, es verdad que, en poblaciones en las que el suelo está ocupado por peligros o especies peligrosas, el gateo no se estimula.
Todos los hitos del desarrollo, todos los movimientos y las posturas que el bebé adquiere a lo largo de su primer año y medio son importantes. Todos tienen un valor. Todos ayudan, en cierto modo, al desarrollo no solo físico, sino también psicoafectivo y social del niño.
Por ejemplo, el gateo permite el primer alejamiento real de los progenitores para explorar un mundo apasionante, con la tranquilidad de poder volver a los brazos de mamá o de papá si las cosas se ponen difíciles. Los psicólogos infantiles describen este proceso de ir y volver como algo muy interesante para el desarrollo de la seguridad interior y la relación con el mundo.
A nivel físico, el gateo favorece muchos avances:
No. Aunque lo habitual es que la etapa del gateo comience alrededor de los nueve meses, algunos bebés lo harán más tarde y otros incluso no llegarán a gatear nunca.
El gateo está relacionado con un mejor desarrollo motor y sensorial del bebé, según las investigaciones de los últimos años. Sin embargo, aunque gatear tiene beneficios claros para el desarrollo, no significa que un bebé que no gatee presente problemas de salud en un futuro.
Un bebé puede gatear de distintas maneras: arrastrarse sobre la pancita, con una de las piernas dando como pasos, sobre manos y pies, o el más típico, sobre manos y rodillas, alternando el movimiento de brazos y piernas.
Curiosamente, se ha observado que cuanto antes empiezan los bebés a gatear más variaciones presentan en el gateo. Cuanto más tarde comienzan, menos es la variabilidad y los movimientos son más maduros, siempre y cuando estemos hablando de bebés con un desarrollo típico.
De todos modos, lo más importante es la capacidad de desplazarse, de conocer y entrar en relación con el mundo. En general, lo ideal es gatear sobre manos y rodillas, y que el movimiento de brazos y piernas sea fluido y esté bien coordinado.
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¿Tu bebé ya pasó por la etapa del gateo o directamente empezó a caminar? ¿Cómo era la forma que tenía de gatear? ¿Te has sentido identificada con los estilos de gateo que hemos explicado en este artículo? ¡Déjanos tu comentario!
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