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Entre los 6 y los 9 meses de vida, el bebé va ganando la madurez necesaria para comenzar a realizar tareas de forma autónoma. Una de ellas consiste en aprender a sentarse solo, así como a mantenerse en esta posición sin ayuda.
A la adquisición de este aprendizaje, que lo logra de forma natural debido a su curiosidad por adaptarse al entorno que lo rodea, se le llama sedestación.
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A pesar de que antes de los 9 meses el bebé ya debe haber adquirido esta habilidad, el desarrollo de cada pequeño es diferente.
No obstante, se dan casos de niños que se sientan a los seis meses, sin que deje de ser normal, pero se suele tratar de niños "entrenados" o estimulados para ello por parte de sus papás.
No es necesario entrenar la sedestación, que se produce de manera natural en el tiempo que corresponde.
En cualquier caso, no debemos obligarlo a hacerlo, ya que se le puede provocar una lesión. Además, cuando comience a sentarse solito, es imprescindible prestar atención a la postura con la que se apoya, para prevenir futuras desviaciones de columna y cadera.
Sabremos si el pequeño ya está preparado para la sedestación, si es capaz de incorporarse en su carriola cuando va de paseo o, si estando boca arriba, es capaz de girarse para ponerse boca abajo, y viceversa.
La diferencia entre estos dos conceptos es muy básica: sedestación es estar sentado y bipedestación es estar de pie.
Dicho esto, cabe señalar que existe una tercera postura, el decúbito (estar acostado), supino (boca arriba), prono (boca abajo) y lateral.
Cuando el bebé alcanza el hito del desarrollo de la sedestación, es decir, logra permanecer sentado de forma estable y sin ayuda (antes de los nueve meses), no falta mucho para que alcance el siguiente hito: ponerse de pie agarrándose a algún soporte, cosa que sucede alrededor de los 9-10 meses, aproximadamente.
Más o menos entre los 12 y los 18 meses el niño inciará la marcha autónoma, es decir, empezará a caminar, sin bien hay niños que lo hacen antes y niños que lo hacén más tarde. Nuevamente, ante cualquier duda o inquietud, consulta al pediatra.
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No obstante, como cualquier hito del desarrollo, los tiempos varían en función del niño, y siempre es el pediatra quien debe descartar cualquier alteración en el desarrollo del pequeño.
Más que hablar de las ventajas de la sedestación en sí, deberíamos referirnos a los beneficios de una buena postura al estar sentado.
El hecho de tener una postura correcta al estar sentados puede aportar numerosas ventajas para el aparato locomotor y para la adquisición de los hitos del desarrollo psicofísico del niño.
A continuación, enumeramos los principales beneficios de la sedestación estable en posición correcta para el bebé:
Si el bebé consigue permanecer sentado, y sin respaldo, podrá alcanzar con mayor eficacia objetos cercanos y explorar lo que hay a su alrededor. Estas acciones lo ayudarán a mejorar su desarrollo cognitivo y desarrollar habilidades, como pensar, memorizar, atender, etc.
Pero, para conseguir que pueda mantener esta postura, es necesario que la musculatura de su espalda esté fortalecida. Para ello, se le puede enseñar y practicar con él algunos ejercicios como:
Si el pequeño aún no consigue permanecer sentado por sí solo, no es recomendable sentarlo en su silllita para comer solo o sentarlo en el sillón, entre cojines y almohadas, pues, además de que puede adquirir una mala postura para su espalda, puede caerse involuntariamente.
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