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Movimiento: clave para el desarrollo del bebé
Mover al bebé, estimularlo a través del movimiento, es clave para su desarrollo físico y emocional. Conozcamos las recomendaciones del experto para aprovechar al máximo todo su potencial.
Si tuviéramos que elegir uno de los aspectos absolutamente esenciales para el desarrollo físico y emocional de un bebé, éste sería la necesidad de movimiento. No hay la menor duda. En la biología, el desarrollo de los órganos y de los sistemas llega en el momento en el que la necesidad de estímulos es un hecho.
En este sentido, la necesidad de movimiento aparece desde mucho antes de nacer. El desarrollo del sistema vestibular, formado por unos sensores en el oído y una red neurológica que informan bien al cerebro de la posición y el movimiento de la cabeza, se produce alrededor de las 12 semanas después de la fecundación.
Solo el sentido del tacto aparece con anterioridad, pero son las vías sensoriales de movimiento las que antes maduran y se especializan, mejorando la rapidez con la que las señales llegan al cerebro. A este proceso se le llama mielinización y permite el desarrollo de más áreas cerebrales.
¿Cuáles son los beneficios del movimiento para los bebés?
- El movimiento estimula las reacciones de estabilización de los ojos, que ayudarán al bebé a adquirir la mirada estable sobre las 4-6 semanas. Esta estabilización de la mirada sentará las bases del desarrollo visual.
- Otro beneficio son las reacciones de enderezamiento del cuello y de la espalda. Gracias a los movimientos, hay una mejora del tono muscular en el cuerpo del bebé, que le permitirá enderezar la cabeza y el tronco más rápido y de forma más coordinada. Posteriormente, este tono muscular servirá en las posturas y en todos los movimientos del bebé.
- Un aspecto maravilloso del movimiento es que, dependiendo del ritmo y de la intensidad, puede tanto calmar como estimular al bebé. Pocas cosas calman tanto como mecer a los bebés. A veces, en el mismo porteo, se duermen gracias a ese ritmo y bamboleo suave. Esta calma también parece estar vinculada con el desarrollo de una seguridad afectiva en la vida.
Por otro lado, cuando empleamos movimientos más intensos e inesperados, el bebé se sorprende y puede parecer que se asusta. Sin embargo, a partir de los tres meses, puede que el pequeño ría o grite, y que los pida como un juego.
Ambos tipos de movimiento son fundamentales para el desarrollo. Puede que a un progenitor le encaje más el tipo tranquilo y al otro, el tipo sorprendente, pero ambos son esenciales y han de ser experimentados de forma habitual.
¿Qué factores limitan el desarrollo motor del bebé?
- Uno de los riesgos para el desarrollo futuro del bebé son los períodos de reposo durante el embarazo o las hospitalizaciones tempranas. En estos casos, hay que verificar y acompañar el desarrollo del bebé con fisioterapeutas pediátricos, y seguir sus recomendaciones.
- Otro de los riesgos es la protección excesiva del movimiento, muchas veces, debido al miedo o al desconocimiento. En algunos casos, se mueve al bebé con excesivo cuidado y, en pocas ocasiones, se le deja boca arriba demasiado tiempo, o se utiliza exclusivamente la carriola para el transporte. Esto puede lastrar el desarrollo motor y sensorial del bebé.
En general, se mueve menos a los primeros hijos, sobre todo si los progenitores sintieron miedo en el embarazo, el nacimiento o en los primeros momentos de vida del bebé. Mover con excesivo cuidado y mantener a los bebés demasiado tiempo en horizontal, confiando el desarrollo a una mantita-gimnasio con juguetes colgando, es muy propio de la cultura occidental, pero estos hábitos están lejos de lo ideal.
Consejos para estimular al bebé a través del movimiento
¿Qué puedes hacer para ayudar a tu bebé a través del movimiento de forma segura y enriquecedora?
- El porteo es la primera y la más simple de las recomendaciones. Puedes tener la carriola para algunas salidas, pero el porteo es uno de los sistemas que más estimulan el sistema vestibular del bebé.
Esto sucede por dos razones: la primera es que el bebé está erguido; el desarrollo de la mirada y del control del cuello y el tronco es mucho mejor cuando el bebé es transportado en una posición vertical. La otra razón son los movimientos verticales que va sintiendo en cada paso.
Hay muchos sistemas de porteo, desde el fular a la mochila ergonómica. Encuentra la que mejor se adapte a ti. Ten en cuenta que el porteo antes de los dos meses necesita una posición más recogida.
- Lleva a tu bebé más en brazos por la casa mientras haces otras cosas. Esto también aporta el contacto y la exploración del mundo.
Mientras lo llevas de aquí para allá, le puedes ir contando qué haces, describiéndole el mundo, los objetos que lo rodean. Esto es, además, un gran estímulo para el lenguaje y construye seguridad afectiva.
A veces, se deja al bebé en una hamaca o en un portabebés (grupo 0), cuando realmente podría estar disfrutando de estar contigo y descubriendo el mundo.
- A partir de los dos meses, haz balanceos más intensos. Millones de madres en otras culturas mueven a sus bebés de una forma mucho más intensa.
Mientras cantas, durante unos pocos minutos, puedes balancearle en el aire, al tiempo que lo mantienes bien sujeto por el tronco. Una forma sencilla es ponerlo boca abajo sobre tu antebrazo y llevarlo en un movimiento amplio.
- Un punto importante es que el bebé se sorprenda del movimiento. En ese momento, verás que el pequeño abre los brazos como “asustado” o sorprendido. Ahí es donde muchos progenitores se detienen pensando que ha sido un estímulo muy fuerte para él. Lejos de la realidad.
Esa sorpresa y ese movimiento de los brazos, a veces, por un estímulo no tan grande, es una preparación para lo inesperado en la vida. En pocas semanas, verás que deja de hacerlo y que empieza a disfrutarlo e incluso a pedirlo.
- Carga a tu bebé erguido bien pegado a tu cuerpo con una mano entre sus caderas o en posición de porteo, y bailen durante tres o cinco minutos. Pon una música energética, haced movimientos laterales o giros, pero, sobre todo, diviértanse.
- Boca arriba, en la cama, puedes abrazar a tu bebé con seguridad, sujetándole la cabeza, y girar juntos en la cama para un lado y para el otro. Esto puede gustarle mucho a partir de los cuatro o cinco meses. Este último ejercicio les regalará muchas risas los próximos años.
Iñaki Pastor
Fisioterapeuta experto en desarrollo infantil y neurodesarrollo
Doctor por la Universidad de Zaragoza
y Máster en Fisioterapia Pediátrica
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