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El abdomen es la parte del cuerpo más difícil de recuperar después de dar a luz, según indican la Dra. Mireia Ruiz Castilla, especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, y la Dra. Elena Guardiola Bosch, fisioterapeuta. Ambas profesionales explican qué métodos puede llevar a cabo una mujer para que su abdomen vuelva al estado anterior al embarazo, como la cirugía o la gimnasia abdominal hipopresiva.
El útero crece, lo que hace que el perímetro abdominal también aumente y todos los tejidos de la pared abdominal, desde la piel a los músculos, estén sometidos a una tensión aumentada durante mucho tiempo. Esto puede provocar que aparezca flacidez y debilidad en los músculos del abdomen, así como la aparición de estrías.
En contra de lo que suele pensarse, las abdominales tradicionales pueden tener efectos negativos durante los primeros meses después del embarazo. Durante el embarazo, podemos haber sufrido la separación de los dos vientres del músculo recto anterior del abdomen (el músculo responsable de la popularmente llamada “tableta de chocolate”), lo que conocemos con el nombre de diástasis de rectos. Si realizamos abdominales tradicionales durante este periodo, podemos agravar esta lesión.
La gimnasia abdominal hipopresiva (GAH) es muy beneficiosa y utilizada en la recuperación y prevención tras el parto. Una de sus ventajas es la tonificación abdominal mediante técnicas que disminuyen la presión dentro del abdomen. Además, contribuye a bloquear la columna lumbosacra, por lo que se le atribuye otro objetivo terapéutico secundario como es el tratamiento de las lumbalgias, muy frecuentes también durante el embarazo. Que el trabajo se haga mediante técnicas hipopresivas permite poder trabajar en el posparto inmediato. El efecto se notará si se sigue una constancia diaria de 4 a 6 meses después del comienzo del tratamiento.
Normalmente, sí es contraproducente por las razones que hemos apuntado antes. Sin embargo, en el caso de la GAH, si el parto ha sido natural (por vía vaginal) y previa consulta a un ginecólogo, se puede iniciar dos meses después del parto, aunque hay que valorar siempre posibles contraindicaciones. Al trabajar los abdominales mediante técnicas hipopresivas, no sólo no ejercemos presión sobre el periné (cosa que sí que sucede con las abdominales clásicas), sino que disminuimos dicha presión y, además, tonificamos la musculatura pélvica.
En general, no se recomienda su realización hasta que el útero ha vuelto a su tamaño anterior al alumbramiento. Para ello, es necesario que pasen unos tres meses. El tipo de ejercicio más indicado varía en función de cada paciente. En este sentido, es necesario evaluar el tono abdominal, la existencia y el grado de incontinencia, el peso, la postura, etc. Estas variables determinaran el tipo de ejercicios más adecuado para cada paciente.
Si después de dar a luz quedamos con un vientre débil y caído, o con los dos vientres del músculo recto anterior separados, la cirugía siempre será la opción más rápida, efectiva y duradera para corregir estas alteraciones.
La operación que se suele realizar para corregir las alteraciones de la pared abdominal, que ocurren después del embarazo, se conoce con el nombre de abdominoplastia. Consiste en la extirpación de la piel y la grasa de la parte inferior del abdomen. Además, se puede asociar a la reparación de la pared muscular del abdomen, que se realiza mediante la sutura o plicatura de los vientres del músculo recto anterior del abdomen. En general, se recomienda que hayan pasado de 6 a 12 meses tras el parto antes de realizar ningún tipo de cirugía.
Las contraindicaciones de esta cirugía no difieren de las de otras cirugías. Así pues, podríamos incluir cualquier patología severa que contraindique la realización de la cirugía como, por ejemplo, las cardiopatías severas, entre otras.
Existen opciones no quirúrgicas para mejorar tanto la flacidez cutánea como la debilidad de la pared muscular. En general, se aconseja la radiofrecuencia en pacientes con problemas de flacidez y una valoración por el fisioterapeuta para mejorar la debilidad muscular mediante estimulación eléctrica u otros tipos de terapias específicas.
Si durante el embarazo se ha ganado mucho peso, la distensión del abdomen no se deberá sólo al efecto expansor del embarazo, sino también a la acumulación de grasa localizada. A pesar de ello, justo después de dar a luz, no se aconseja realizar una dieta drástica, ya que se necesita energía suficiente para esta etapa de la vida (más aún si se está dando el pecho). Lo que sí se recomienda es llevar una dieta sana y saludable, evitando alimentos poco saludables, como bollería o la conocida popularmente como “comida chatarra”.
Si no nos alejamos de la dieta mediterránea, estaremos cumpliendo todos los requisitos de una dieta saludable y, poco a poco, iremos perdiendo los centímetros acumulados durante el embarazo. No hay que olvidar la fruta y la verdura, una fuente básica de vitaminas, el pescado rico en omega 3 y 6, las legumbres y los lácteos.
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