A la edad de cinco años, niñas y niños ya alcanzaron madurez en muchos de sus movimientos corporales. Es una etapa de abundante creatividad e imaginación. Conoce otros aspectos importantes en el desarrollo de tu peque, como la relación con la familia y alimentación.
Con cinco años, tu hija o hijo ya no es un bebé, pero tampoco es un niño grande. Sigue aprendiendo sobre el mundo y lo que pasa a su alrededor. Aún se encuentra en la primera infancia, que comprende de los 0 a los 5 años. Y estos primeros años de vida son de gran relevancia para su desarrollo físico, cognitivo, lingüístico y socioafectivo.
Todas las experiencias que tenga tu hijo impactarán su vida futura. El aprendizaje comienza desde el hogar, cuando a los peques se les permite explorar en espacios seguros, que no pongan en riesgo ni su salud ni su integridad.
Así que no te olvides de seguir proporcionándole estímulos, atención y protección, así como una alimentación variada y saludable.
El crecimiento de tu niña o niño ya no es tan acelerado como en los primeros años de vida. A veces los padres de familia nos preocupamos porque nuestros hijos comen menos. Sin embargo, debes valorar otras cosas, por ejemplo, que juegue y duerma bien. Preocúpate sólo si observas que no tiene buen aspecto físico y tampoco un buen tono muscular.
Recuerda que el pediatra es quien debe hacer las revisiones de tu hija o hijo para registrar cuánto mide y pesa, y así poder conocer su estado nutricional. A continuación, te mostramos el peso y talla de una niña y niño de cinco años, de acuerdo con las gráficas de crecimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ahora tu hija o hijo es capaz de ordenar dibujos para formar una historia de manera lógica. Comienza a diferenciar entre la realidad y la fantasía. Y también reconoce los días de la semana; sabe que el lunes tiene que ir a la escuela, y que el domingo es un día para visitar a los abuelos.
¿Qué más hacen los pequeños a esta edad?
Una niña o niño de cinco años:
Sigue instrucciones, es cooperativo con las tareas del hogar y su higiene personal.
Usa más una mano que otra, por lo que ya puedes empezar a deducir si será zurdo o diestro.
Distingue sabores, como: dulce, salado y ácido.
Cuenta hasta 10.
Diferencia entre círculo y cuadrado, o triángulo y rectángulo.
Reconoce cantidades, es decir, si es mucho o poco.
Logra permanecer atento a alguna actividad por más tiempo.
Tu peque comprende más de lo que puede hablar y posee un vocabulario de 2000 palabras. Para seguir estimulando el desarrollo del lenguaje es relevante que le leas cuentos, que le hables de manera correcta, sin imitar cómo él o ella pronuncia, y que durante el día puedan jugar a describir objetos, alimentos, espacios, etcétera.
De acuerdo con la UNESCO, cuando una niña o niño vive en un entorno familiar estimulante, es muy probable que su desarrollo y crecimiento sean favorables. De acuerdo con la organización, algunas prácticas en la crianza están asociadas con mejores resultados en materia de desarrollo. Tales, como:
Contar mientras jugamos o realizamos alguna actividad.
¿Te has dado cuenta de que a tu niña o niño no le gusta perder? Esto se debe a que son más competitivos y siempre quieren ser ganadores. A tu peque le gustará jugar tanto en familia como con sus pares.
Durante esta etapa las niñas y los niños necesitan mucha motivación para realizar algunas actividades y seguir instrucciones. Cuando un preescolar pregunta por qué tiene que realizar algo, hay que regresar la pregunta y decirle: ¿por qué crees?, "de esta forma vamos a escuchar a los peques; es darles apertura”, explica el doctor Antonio Rizzoli, experto en Pediatría del Desarrollo y Neurología Pediátrica
La motivación es muy importante porque “es lo que va a llevar a los preescolares a realizar las cosas. Esta motivación va a llevar a una emoción. Hay que repensar la infancia y considerar que el éxito de una niña o niño no lo va a dar que esté sentado ocho horas en un salón de clases y siga instrucciones. El éxito del futuro lo va a dar que sea capaz de ser creativo, comunicar y expresar”, agrega Rizzoli.
La infancia es un excelente momento para enseñar buenos hábitos a nuestros hijos. Tener una buena relación con la comida desde la niñez, hará que tus peques mantengan ese estilo de vida hasta la adultez. No te olvides de que los adultos somos el ejemplo. Ellos miran qué y cuánto comemos, y cómo nos relacionamos con los alimentos.
Entre los hábitos que recomienda el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), para que tus hijos se formen hábitos saludables de por vida, están:
Enseñarles la importancia de iniciar el día con un desayuno que aporte los nutrientes necesarios para su crecimiento y desarrollo: leche, huevo, yogur, cereal.
NUNCA obligar a comer a tu hija o hijo. Los niños tienen la capacidad de ajustar la ingesta para satisfacer sus necesidades energéticas.
Evita premiarlos con comida. Tampoco los castigues con dejarlos sin comer. Esto solamente puede provocar que tu peque se forme una relación poco saludable con los alimentos.
...............
¿En casa ya hay un peque inquieto de cinco años? ¿Cómo les gusta pasar los momentos en familia? ¿Qué te dice su pediatra sobre su desarrollo y crecimiento? ¡Cuéntanos en los comentarios!
