Motricidad fina: desarrollo en niños de 0 a 5 años

31 Oct 2024
Motricidad fina

En el video, aprenderán como la motricidad fina permite controlar movimientos sencillos, hasta mucho más complejos como la escritura. La coordinación del ojo con la mano, pasar las páginas de un libro, alimentarse solo, cortar, pegar, trazar formas y escribir oraciones. En el artículo que complementa el video, pueden profundizar cómo se desarrolla la motricidad fina y qué ejercicios ayudan a mejorarla.

El control sobre la motricidad fina permite la coordinación de los huesos, los músculos, los tendones y los nervios, para producir movimientos pequeños y precisos. Por ejemplo, agarrar un objeto con el dedo pulgar e índice, utilizar las tijeras o escribir letras. Este tipo de desarrollo es fundamental para el desarrollo de la inteligencia del pequeño.

Pero ¿en qué consiste exactamente la motricidad fina? ¿Cómo trabajar este tipo de motricidad? ¿Qué ejercicios pueden ayudar al niño a mejorar la motricidad fina?

Qué es la motricidad fina

La motricidad fina permite la coordinación de los huesos, músculos, tendones y nervios, para que el pequeño pueda realizar pequeños movimientos y precisos. En estos movimientos intervienen en áreas vitales, como el cerebro, la médula espinal, los nervios periféricos, los músculos y las articulaciones. De ahí, la importancia de estimular la motricidad desde el principio.

Aunque parezcan procesos sencillos, debemos saber que, por ejemplo, la mano se encarga de registrar nuestros movimientos neuropsicoemocionales y realiza más de 5,000 micromovimientos. En sus primeros meses de vida, el bebé irá desarrollando el movimiento de las manos hasta conseguir un preciso control de la motricidad fina y alcanzar el considerado acto motor más fino que realiza el hombre: la escritura.

La manipulación que llevan a cabo las manos es la función fundamental en la organización neuromotora, así como en el desarrollo cognitivo, motor, sensitivo, afectivo y relacional del niño.

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Cómo trabajar la motricidad fina

Un bebé recién nacido ya realiza algunos movimientos instintivos con sus manos. Éstas suelen estar casi siempre cerradas debido al reflejo neonatal de prensión. Es decir, una contracción refleja de los músculos flexores. Se cree que este reflejo sirve de preparación a la presión voluntaria que se desarrolla más tarde.

Entre los dos y cuatro meses

El bebé empezará a desarrollar la coordinación del ojo con la mano. Es cuando ven un objeto e intentan agarrarlo una y otra vez, hasta que con la práctica, lo consiguen.

A partir del quinto y sexto mes

Ya agarra los objetos que ve con las dos manos, aunque todavía con torpeza. Y es que utiliza toda la mano, en lugar de servirse del movimiento de los dedos, tan característico de la motricidad fina. En este momento, la presión palmar es más eficiente y más fuerte.

Séptimo mes

En el séptimo mes, el bebé agarra, mueve y también suelta los objetos cuando quiere. También es capaz de dirigir la mano hacia el lado opuesto de su cuerpo. Por ejemplo, el bebé ya puede agarrar un objeto que está al lado izquierdo de su cuerpo con la mano derecha.

Entre los ocho y nueve meses

El desarrollo de la motricidad fina sigue a paso agigantados. El bebé empieza a agarrar pequeños objetos con los dedos, hasta que, aproximadamente, entre los 10 y lo 15 meses, sea capaz de hacer el movimiento de pinza con el índice y el pulgar. Este acto de motricidad fina le permitirá tomar objetos muy pequeños que requieren más precisión.

A partir de los quince meses

Los niños ya son capaces de pasar una página de un libro, agarrar objetos con firmeza así como alimentarse a sí mismo con cuchara. En este punto, ya han adquirido la motricidad fina pese a que los dedos todavía conservan rigidez.

A partir de este momento, los niños perfeccionan su habilidad motora garabateando y utilizando el lápiz cada vez con más precisión.

Entre los tres y los cinco años

Ya saben utilizar las tijeras, copiar formas geométricas, escribir letras mayúsculas, abrochar botones grandes y hacer formas con plastilina, entre otros.

Con cinco años, un niño ha perfeccionado su motricidad fina y, además de dibujar, es capaz de cortar, pegar y trazar formas, abrochar botones más pequeños y escribir oraciones.

El abanico de actos propios de la motricidad fina es ya bastante amplio a los cinco años. Sin embargo, aún se enriquecerá con más precisión, coordinación, resistencia, fuerza y rapidez, durante los años sucesivos de crecimiento.

Algunos ejercicios para mejorar la motricidad fina

Moneda giratoria

He aquí un sencillísimo juego para perfeccionar la prensión de los niños: limpiad una moneda e invitad al niño a hacerla girar encima de la mesa con los dedos pulgar e índice.

moneda giratoria

Sombras chinas

Solo necesitas una lámpara y una pared para enseñar a tu hijo a hacer sombras de animales: el perro, el pájaro, el conejo, etc. Acompáñalo en todo momento para que el juego no sea motivo de frustración. Quizás, preparar una pequeña obra de teatro para toda la familia le entusiasme.

Es, además, una manera de jugar con la oscuridad y la luz que puede ayudar a superar eventuales miedos. 

sombras chinas

Collares

Otro juego que mejora la motricidad fina es la elaboración de collares, pulseras o incluso llaveros (¡dad rienda suelta a la imaginación!), con cuentas de todo tipo. Cuanto mayor sea el niño, más pequeñas pueden ser las cuentas, ya que pasarlas por el hilo requerirá de más precisión.

Es importante realizar esta actividad siempre con ellos, porque existe el riesgo de ahogamiento si se ponen las cuentas en la boca.

collares cuentas

Amasar

Amasar plastilina o, incluso, masas de cocina les ayuda muchísimo en el control corporal, manejo de fuerzas y motricidad fina. ¡Por ejemplo, dedicar una tarde a hacer galletas con chispas de chocolate o hacer una pizza casera para todos! Si bien no saldrán como de revista, tu hijo integrará todas sus habilidades para la elaboración de estas delicias y se motivará para seguir explorando. Además, tu pequeño se va a sentir muy orgulloso de sí mismo por preparar algo contigo y esto le ayudará a su bienestar y a mejorar sus habilidades.

Es importante realizar esta actividad siempre con ellos, porque existe el riesgo de ahogamiento si se ponen las cuentas en la boca. Y, poco a poco, mientras vas adquiriendo conceptos, hay que dejarlos "solos". Es decir, ellos, en su sala y tú, en la cocina, sin intervenir a menos que sea necesario. De este modo, les damos seguridad y autonomía.

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viviana castroViviana Castro
Fonoaudióloga Esp. Neurodesarrollo e Integración Sensorial.
Supervisión científica.