¿Equipo en la crianza o presión maternal? El rol del padre bajo la lupa

11 Dec 2024
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En muchas familias, la crianza sigue siendo una coreografía desigual. Las madres suelen asumir la mayoría de las responsabilidades: desde la toma de decisiones y la planificación hasta el cuidado diario. Los padres, en cambio, a menudo participan de manera secundaria, limitándose a momentos puntuales. ¿Es esto el resultado de un acuerdo entre ambos o responde a una presión cultural y social que recae mayormente sobre las madres?

La crianza equitativa: un ideal por construir

El concepto de "crianza en equipo" resulta atractivo, pero la realidad es mucho más compleja. A pesar de los avances hacia la igualdad de género, surgen preguntas clave: ¿por qué algunos padres solo asumen un rol activo cuando se les exige? ¿Estamos realmente preparados como sociedad para fomentar una crianza equitativa?

La crianza equitativa, o “crianza moderna”, implica la participación activa y emocional de ambos padres en la educación y cuidado de los hijos. Según la doctora Adrijana Visnjic, especialista en educación temprana, no se trata de dividir las tareas exactamente por la mitad, sino de que cada progenitor asuma las responsabilidades con las que se sienta más cómodo y capaz.

Este enfoque busca romper con la idea tradicional de que la crianza es exclusivamente una tarea materna. Se promueve un modelo donde los padres están igualmente involucrados en las necesidades emocionales y prácticas de sus hijos.

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Realidad vs. percepción: ¿qué tan equitativa es la crianza?

Un estudio de corresponsabilidad realizado en España reveló que, aunque el 88.6 % de los padres considera que su entorno familiar es “igualitario”, solo en el 54.3 % de los casos ambos progenitores comparten las tareas relacionadas con el cuidado directo de los niños, como llevarlos al colegio o al médico.

En América Latina, la participación paterna enfrenta desafíos aún mayores. Según Vicente Díaz, director regional de la Federación Internacional de Planificación Familiar, las labores tradicionalmente asignadas a las mujeres aún recaen casi exclusivamente sobre ellas. En México, cifras del Inegi muestran que los hombres dedican, en promedio, 11.5 horas semanales al cuidado de los hijos, mientras que las mujeres destinan 24.1 horas, más del doble.

Esto evidencia que, aunque algunos padres consideran que sus aportaciones son equivalentes a las de las madres, la realidad está lejos de ser equitativa. En muchos casos, esta desigualdad puede interpretarse como resultado de una obligación legal, presión social o incluso presión maternal directa.

¿Cómo promover la participación paterna en la crianza?

Silvia Álava, directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, propone las siguientes estrategias para lograr una crianza más equitativa:

  1. Evitar la corrección constante: Aunque el otro progenitor haga las cosas de manera diferente, no significa que estén mal hechas. Corregirlo continuamente puede desmotivarlo a participar.
  2. Delegar sin culpa: Aprende a confiar y delegar tareas sin sentir remordimientos.
  3. Reparto de tareas claro: Negocia y define de manera conjunta qué actividades realizará cada uno.
  4. Pedir con amabilidad: La comunicación respetuosa fomenta la colaboración.
  5. Ser comprensivos: Si algo no sale como se esperaba, evita recriminaciones.

Un punto crucial para avanzar hacia una crianza equitativa es dejar de elogiar a los padres por cumplir con responsabilidades que son parte de su rol. Este cambio de enfoque contribuye a desmantelar la idea de que la maternidad es una obligación mientras que la paternidad activa es opcional.

Hacia un modelo de corresponsabilidad

La equidad en la crianza no significa minimizar las responsabilidades paternas, sino normalizarlas. Los padres no son ayudantes ni niñeros; son copartícipes en la crianza. Construir una dinámica equilibrada beneficia no solo a los hijos, sino también a las madres, al aligerar las cargas que históricamente han recaído sobre ellas.

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La crianza equitativa no debería ser un ideal, sino la norma. Solo así podemos crear un entorno familiar más saludable, donde tanto madres como padres sean igualmente responsables del desarrollo de sus hijos.

Bibliografía:

 

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