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Líquido amniótico, todo lo que debes saber
El líquido amniótico es el fluido que envuelve, acuna y protege al bebé durante el embarazo. Pero ¿qué sabemos acerca de él? ¿Cómo se forma? ¿De qué está compuesto? ¿Cuáles son sus funciones? Te lo explicamos a continuación.
Durante el embarazo, el bebé crece dentro del útero de la mamá protegido por el saco de líquido amniótico, que le permite flotar y moverse libremente, al resguardo de sacudidas y golpes, sin comprimir el cordón umbilical y sin dañar los órganos maternos.
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Además, este fluido tiene la importante misión de mantener uniforme la temperatura en la que crece el bebé, amortiguar los sonidos que proceden del exterior y formar una barrera estéril, que defiende al pequeño de las infecciones. Conozcamos más cosas sobre el líquido amniótico en que el flota tu bebé.
Líquido amniótico: ¿qué es y cómo es?
El líquido amniótico está compuesto, en gran parte, de agua, enriquecida con sales minerales, proteínas y células que se desprenden del feto. En los primeros meses de embarazo, este fluido es producido por las membranas amnióticas, que rodean al embrión y separan su organismo del de la madre.
Más adelante, cuando el feto está más desarrollado, también los riñones y los pulmones del niño contribuyen a la fabricación del líquido amniótico. De hecho, este fluido es indispensable para el correcto desarrollo del pequeño: el feto ingiere continuamente el fluido, que llena sus pulmones y su intestino, es absorbido y, después, expulsado a través de las vías urinarias. Al pasar por los pulmones, el líquido los dilata y permite su correcto crecimiento.
El volumen del saco amniótico aumenta en el transcurso del embarazo, al mismo ritmo que el crecimiento del feto: ocupa unos 20 centímetros cúbicos en las primeras semanas, llega a los 300-400 centímetros cúbicos alrededor de la semana número 20, y alcanza el litro de líquido al final del embarazo.
Una vez finalizado el embarazo, la bolsa amniótica se rompe y el líquido sale. En algunas ocasiones, la rotura se puede producir antes del inicio del trabajo del parto y, otras veces, cuando éste ya ha empezado y la dilatación del cuello del útero es de 6-7 centímetros.
Normalmente, las primeras contracciones aparecen poco después de la rotura de las aguas. Si esto no sucede de forma espontánea, es preciso valorar la necesidad de inducirlas artificialmente. Durante el parto, el líquido amniótico que queda en el útero después de la rotura de las aguas lubrifica las mucosas de la madre y la piel del niño, lo que favorece la expulsión.
Pérdida de líquido amniótico durante el embarazo. Conoce los síntomas
Perder líquido amniótico durante el embarazo no es normal y debe comunicarse al ginecólogo que trata el embarazo de forma inmediata si se detecta.
La pérdida de líquido en abundancia y de forma notable se produce cuando se rompen aguas con motivo del parto (sea prematuro o no). No obstante, no siempre es fácil detectar una pérdida de líquido pequeña y gradual, ya que puede confundirse con orina, flujo o sudor. ¿Qué debes tener en cuenta?
- El líquido amniótico es transparente e inodoro; es como el agua.
- El pis es más amarillento y huele.
- El flujo suele ser más espeso y, a veces, un poco blanquecino o amarillento.
- La pérdida de líquido amniótico se puede producir por una presencia anormalmente abundante de líquido, que puede llegar a romper la bolsa, pero también debido a la perforación del saco con motivo de una amniocentesis, si el orificio por el que penetra la aguja no cierra correctamente.
- La pérdida anormal de líquido amniótico es un motivo de consulta de urgencia, por lo que se debe informar al médico o acudir a un servicio de urgencias rápidamente.
Mucho líquido amniótico
El hecho de tener un exceso de líquido amniótico dentro del saco se conoce como polihidramnios, y es un fenómeno que se debe controlar en el embarazo. ¿En qué consiste, más concretamente?
- Se considera que se produce un polihidramnios cuando la cantidad de líquido dentro del saco amniótico aumenta de forma anormal durante la gestación.
- La causa más frecuente del aumento anómalo del líquido amniótico es la diabetes gestacional.
- El ginecólogo lo diagnostica a través de una ecografía y, en caso de que el líquido sea excesivo, también comprueba el tamaño del feto. En caso de diabetes gestacional, también se suele producir un aumento de peso significativo del bebé.
- La abundancia de líquido amniótico, en principio, no repercute en el desarrollo del feto, pero sí podría llegar a provocar una rotura prematura de las aguas, y derivar en un parto prematuro.
- En casos extremos, se puede efectuar una extracción de líquido, conocida como amniorreducción.
Poco líquido amniótico
El hecho de tener poco líquido amniótico en el saco se conoce como oligohidramnios. ¿Qué caracteriza a este fenómeno?
- Puede indicar que la embarazada no está ingiriendo una cantidad de líquidos suficiente, en cuyo caso, la solución está en beber más agua, o líquidos en general. Quizás, la futura mamá puede acusar las molestias propias de las náuseas o vómitos, y no le apetece bebé. En este caso, es conveniente consultar al médico sobre cómo poner remedio a la falta de ingesta de líquidos.
- También puede deberse a un funcionamiento indebido de la placenta. Si se produce esta eventualidad, es posible que el feto tampoco esté crecimiento como debiera, al no llegarle los nutrientes de la forma natural.
- Por último, la escasez de líquido puede deberse a una pérdida, que la embarazada detectará y sobre la que deberá informar al ginecólogo que sigue la gestación sin perder tiempo.