Lucía mi pediatra: cuidados y salud de bebés y niños en primavera

13 Dec 2023
lucia pediatra primavera

Con motivo de la publicación de su libro, hablamos con Lucía mi pediatra sobre los consejos para disfrutar de la primavera con bebés y niños. Abordamos con ella los trastornos más típicos de esta estación y otros muchos temas que, seguro, te interesarán.

Lucía Galán, más conocida como Lucía mi pediatra, nos presenta Cuentos de primavera, una colección de cuentos para que los pequeños entiendan mejor cómo funciona su cuerpo y su mente en esta época del año. 

Hablamos con ella en nuestros Podcast sobre algunos de los temas más típicos de la primavera, como las alergias, y también abordamos otros temas interesantes como: cómo ayudar a los niños cuando se les tiene que hacer una analítica de sangre, cómo tratar una fractura o la importancia de comer fruta, al tiempo que Lucía nos ofrece algunos trucos que ayudan a los peques a identificar sus emociones. ¡Estos son sus consejos!

(Te interesa: Cuidados y salud de bebés y niños en verano, con Lucía Mi pediatra)

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¿Qué tipos de alergias infantiles existen y cuáles son sus síntomas? 

Las alergias infantiles más comunes son:

  • Las alergias ambientales o estacionales.
  • Las alergias alimentarias.
  • Las alergias medicamentosas (a fármacos), que son más raras.

1. Alergias ambientales y estacionales 

Este tipo de alergias se dan más en niños entre cuatro y los siete años de edad. Los síntomas más frecuentes de las alergias ambientales y estacionales en niños son:

  • Estornudos en salvas todas las mañanas al levantarse, en casa, que desaparecen cuando salen a la calle (puede tratarse de una alergia a los ácaros del polvo).
  • Estornudos cuando se sale de casa (podría tratarse de una alergia a distintos pólenes).
  • Picor de ojos, ojos enrojecidos o el hecho de que el niño no pare de frotarse los ojos.
  • Mucosidad abundante.
  • En algunos casos, pueden darse casos de broncoespasmos (crisis de asma), sin que haya una infección respiratoria.

2. Alergias alimentarias 

Son otro grupo enorme de alergias infantiles. Existen dos tipos de alergias alimentarias en niños:

Las alergias que se producen casi inmediatamente después de ingerir determinado alimento (leche, huevo, frutos secos, pescado, etc.). Sus principales síntomas son los siguientes:

  • La parte que rodea la boca se pone muy roja.
  • Pueden salir ronchas en la boca, cuello o parte superior del tórax.
  • Los niños tienen urticaria.
  • A veces, se les inflaman los párpados.
  • Pueden darse otros síntomas más llamativos como vómitos violentos y dificultad respiratoria. En estos casos, hay que acudir al centro médico más cercano.

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Las alergias que tienen síntomas más alargados en el tiempo y que, por tanto, son de más difícil diagnóstico. Los síntomas más comunes son:

  • Niños que no ganan peso.
  • Lloran mucho.
  • Están muy irascibles.
  • Tienen diarreas y deposiciones muy explosivas.
  • Regurgitan continuamente.

Mientras que el primer tipo de alergia se detecta con una analítica de sangre, las segundas, no, por lo que requieren hacer una buena historia clínica para identificar qué le está provocando estos síntomas. En este caso, el tratamiento consiste en hacer pruebas de exclusión, retirando el alimento que creemos que le está ocasionando el trastorno durante un tiempo.

¿Qué pruebas se suelen realizar para diagnosticar alergias en los más pequeños? 

En caso de que la alergia se manifieste con síntomas cutáneos, el especialista puede prescribir:

  • Una adecuada historia clínica del paciente.
  • También anima a los padres para que observen a su hijo cuando manifieste síntomas.
  • Realización de un Prick test.
  • Realización de analítica de sangre.

En caso de que la alergia se manifieste con síntomas digestivos, directamente se hacen pruebas de exclusión.

¿Qué tratamientos existen para combatir las alergias? 

Si se trata de una alergia alimentaria, el tratamiento a seguir es el siguiente:

  • Retirar el alimento de la dieta del niño.
  • Pasados unos 6-12 meses, se hace una prueba de provocación. Es decir, en un entorno hospitalario, se les da una pequeña cantidad del alimento al que son alérgicos y se les mantiene en observación. Si hacen alguna reacción, se tratan los síntomas en ese momento y, si no, se van aumentando las cantidades de ese alimento para ver si su cuerpo lo tolera.

Entre los dos y los cinco años, el 80% de las alergias alimentarias se superan.

Si se trata de una alergia ambiental, que se suelen desarrollar más adelante en la infancia, el tratamiento puede ser el siguiente:

  • Se puede empezar con la administración de un antihistamínico oral (para los estornudos), colirios (para el picor de ojos), sprays nasales (para los mocos), etc.
  • Si son síntomas que afectan a la calidad de vida del niño, se plantea la inmunoterapia, es decir, la vacunación.

¿Existe una predisposición genética a las alergias? 

Sí, hay una predisposición genética clarísima. Cuando uno de los dos padres es alérgico o asmático, hay un 50% de posibilidades de que su hijo también lo sea. Cuando son los dos, hasta un 70%.

Una de las pruebas para el diagnóstico de la alergia es la analítica de sangre. ¿Cómo podemos ayudar a los más pequeños a afrontarlas mejor? 

A los niños hay que contarles las cosas siempre. La información es poder para los adultos y para los niños. Hay que preparar al niño para la analítica, explicándole en qué consiste, por qué se hace, etc. Pues, muchas veces, los niños se imaginan unos fantasmas que no existen. Es nuestra responsabilidad aliviar esta carga que tienen y explicarles todo con claridad y tranquilidad.

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En tu libro, afirmas que las fracturas y los traumatismos representan uno de los accidentes más frecuentes en pediatría. ¿Qué consejos darías a los papás y las mamás para prevenirlos? 

Hay algunos traumatismos que sí que se pueden prevenir de la siguiente manera:

  • Por ejemplo, las caídas de los niños del cambiador, que se dan mucho en bebés entre los 6-7 meses y los dos años. Jamás se debe dejar a un niño solo en el cambiador y siempre hay que mantener el contacto con él.
  • Los accidentes y caídas de los columpios en los parques infantiles. Siempre hay que estar pendientes en el caso de niños pequeñitos, sobre todo, si están aprendido a subir escaleras.
  • Los ahogamientos en las albercas. Los niños no identifican bien lo que es agua y lo que es suelo, y muchos van directos al agua.

No hay que ser padres sobreprotectores y hay que disfrutar de la infancia de nuestros hijos, pero los niños necesitan los ojos y las manos de un adulto responsable.

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Y si el traumatismo o la fractura ya se ha producido, ¿cómo debemos actuar? 

Ante un traumatismo o fractura en niños hay que actuar de la siguiente manera:

  • Lo primero que hay que hacer es mantener la calma, pues los niños se asustan mucho y pueden tener mucho dolor.
  • Si el golpe ha sido importante, aunque no veamos una deformidad evidente, hay que ir a urgencias y consultar con el médico.
  • Si se confirma la fractura, hay que explicarles qué es la radiografía, cómo son sus huesos, lo que le ha pasado, para qué sirve la escayola, etc. De este modo, el niño entiende y asume lo que le ha pasado.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a gestionar e identificar sus emociones? 

Yo creo que gestionar las emociones es uno de los pilares de la felicidad. Nuestro equilibrio y paz mental dependen en gran parte de cómo gestionamos las emociones: la felicidad, la angustia, la desesperanza, la tristeza…

¿Cómo podemos combatir el sobrepeso y la obesidad en la infancia? 

La obesidad y el sobrepeso infantil afecta a 1 de cada 20 niños(as) menores de 5 años en México, según Unicef. 

El gran incremento del sobrepeso y la obesidad infantil se debe a diferentes motivos:

  • La entrada de los ultraprocesados por doquier. Antes, se trataba de un consumo ocasional.
  • El sedentarismo que predomina en la actualidad. Antes, los niños se movían más, iban al parque, en bicicleta… Ahora, pasan mucho tiempo con pantallas.
  • El ritmo de vida actual. Padres con un ritmo frenético que no suelen tener tiempo de educarse en alimentación o de cocinar, aunque, en realidad, una buena alimentación no requiere tanto tiempo como imaginamos.

Lucía Galán, Lucía mi pediatraLucía Galán Bertrand. Pediatra.
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@luciamipediatra