¿Qué hacer para cuidar los dientes de los niños?

7 Mar 2024
dientes bebe odontopediatra

Hablamos con la odontopediatra Lucía Almazán (@mrs.odontopediatra) sobre las dudas más frecuentes relacionadas con la salida de los dientes y el cuidado bucodental en los más pequeños. ¡Una guía súper completa, imprescindible para mamás y papás primerizos!

El cuidado de los dientes es uno de los temas que más preocupan a las mamás y papás. ¡No es para menos! ¿Sabías que la salud de nuestra boca está estrechamente ligada con nuestra salud en general?

Crear hábitos de higiene bucal desde pequeñitos es clave para garantizar la salud futura de sus dientes. Para ello, es importante estar bien informados y dejarse asesorar por profesionales actualizados, que conozcan la última evidencia científica en materia de salud bucodental en bebés y niños. 

De ello, hablamos con Lucía Almazán, odontóloga y odontopediatra, cara visible de @mrsodontopediatra, que cuenta con casi 30,000 seguidores en Instagram, desde donde hace divulgación sanitaria y científica.

Con ella, resolvemos las dudas más frecuentes relacionadas con la salida y el cuidado de los dientes de los más pequeños.

¿Cuándo empiezan a salir los dientes de leche y en qué orden suelen aparecer?

La erupción dental comienza alrededor de los seis meses de edad. Normalmente, los primeros en aparecer son los incisivos inferiores, seguidos de los superiores y los laterales. 

A los 12-18 meses, salen los primeros molares, quedando un hueco entre la zona de los incisivos y la zona del molar. En ese espacio, es donde despuntan los caninos, los colmillitos, que suelen aparecer a partir de los 18 meses.

A los dos años y medio/tres años, con la salida de los segundos molares, el pequeño debería de tener ya la dentición completa.

¿Qué síntomas puede tener un bebé cuando le salen los dientes?

El principal síntoma es la inflamación de la encía y el engrosamiento de la zona donde está erupcionando la pieza dental. Esta molestia es mucho más aguda las 24-48 horas antes de que el diente acabe de romper la encía. Después, el malestar disminuye mucho. 

También se ha visto que la erupción dental produce una cierta irritabilidad y puede llevar a que el bebé duerma un poco peor o rechace el alimento, no porque la dentición esté asociada con una falta de apetito, sino por la molestia que el bebé nota en la boca cuando empieza a comer algo.

La salida de los dientes no produce fiebre, que es un mito muy extendido. Se ha visto que hay una ligera elevación de la temperatura basal, unas pocas décimas, pero nunca se produce un aumento importante de la temperatura. Si esto ocurre, habría que consultar con un pediatra porque los dientes no serían la causa.

¿Qué podemos hacer para aliviar las molestias de la dentición? 

Lo más efectivo es contar con mordederas frías o dedales con los que podamos masajear la encía. Hay que evitar el uso de geles o cremitas que se aplican en esta zona con el objetivo de calmar las molestias, ya que se ha comprobado que no son efectivas y que incluso se corre el riesgo de sobredosificar, lo cual sería perjudicial para el bebé.

También podríamos optar por métodos naturales, por ejemplo, ofreciendo al bebé helados de leche materna o de fruta caseros, evitando los azúcares libres.

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Si el bebé tiene un año y todavía no le ha salido ningún diente, ¿nos tenemos que preocupar?

Cada bebé lleva su ritmo. Tan normal es que al bebé le salgan los primeros dientes a los cuatro meses como que cumpla un año y todavía no haya erupcionado ninguno.

Hay excepciones de síndromes y algún tipo de patología asociada que sí lleva a una agenesia, es decir, a una falta de dientes, pero, en un niño sano, lo normal es que los dientes aparezcan más tarde o más temprano. Al año y medio, si no ha salido ningún diente, sí se recomienda consultar con un odontopediatra.

¿Cuándo hay que empezar a cepillar los dientes del bebé?

Hay que empezar a cepillar desde el momento en que el diente erupciona, ya que está expuesto a retener suciedad y a padecer caries. Habría que hacerlo con un cepillo de cerdas suaves y cabezal pequeño, y con un poquito de pasta dental. 

Mientras no haya dientes, no hay que hacer nada. Antes se recomendaba pasar una gasita empapada con agua por las encías porque se pensaba que, más adelante, esto ayudaría a que el bebé aceptara mejor el cepillado, pero se ha comprobado que esto no es así. Ahora, esta práctica no se recomienda y, si estamos con lactancia materna, directamente se desaconseja.

¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir una pasta de dientes para nuestro hijo?

Sobre todo, hay que fijarse en la cantidad de flúor que lleva esta pasta. Es súper importante que la pasta dental contenga flúor porque está demostrado que este mineral ayuda a combatir las lesiones de caries que pueden ir apareciendo.

En bebés y niños pequeños, la pasta dental que debemos utilizar debe tener por lo menos 1,000 ppm (partes por millón) de flúor. Si empleamos una pasta con una cantidad inferior de flúor, estaríamos cepillando los dientes del niño, pero no estaríamos reforzando su esmalte.

Alrededor de los seis años, cuando los niños empiezan con el recambio dental y aparecen los primeros dientes permanentes, debemos aumentar la cantidad de flúor a 1,450 ppm.

En caso de niños más pequeños que necesitan un aporte extra de flúor porque ya tienen una lesión de caries, es el profesional el que va a ir indicando la cantidad de flúor que tenemos que usar.

¿Qué cantidad de pasta dental debemos poner según la edad del niño?

Mientras están erupcionando los dientes, pondremos medio granito de arroz. Y, cuando ya estén todos los dientes y hasta los tres años, aproximadamente, aumentaremos a un grano entero. 

Desde los tres años hasta la erupción de los dientes permanentes, que suele ser en torno a los 5-6 años, ya pondremos el tamaño de un chícharo o de una lenteja grande.

¿Y qué sucede si mi hijo se traga la pasta?

Sabemos que los niños no saben escupir y, por eso, damos tanta importancia a estas cantidades. De todos modos, cada vez que les lavamos los dientes, debemos recordarles que tienen que escupir. Evidentemente, muchos no lo harán porque no saben, pero tienen que ir interiorizando el hecho de que, después de lavarse los dientes, tenemos que escupir ese exceso de pasta dental. 

Como ponemos tan poca cantidad, no hay ningún riesgo. El riesgo estaría si la cantidad de pasta no la dosificara un adulto. Yo siempre digo a los niños cuando vienen a consulta que la pasta dental es como un jarabe de los dientes. Un jarabe siempre lo pone papá o mamá y nunca lo agarran los niños. En el caso de la pasta dental, tendría que ser igual.

¿Cómo debemos cepillar la boca del bebé?

La clave está en poder ver lo que estamos cepillando y controlar el movimiento de la cabeza del niño cuando le estamos cepillando los dientes. 

Siempre recomendamos hacer el cepillado desde detrás del niño: una mano toma el cepillo y la otra mano nos ayuda a separar labios y mejillas, para poder eliminar bien la suciedad.

¿Y cómo cepillamos bien? Haciendo un pequeño movimiento de barrido y siempre expulsando hacia la zona libre de la boca: es decir, en la parte de arriba, expulsaremos hacia abajo y, en la parte de abajo, expulsaremos hacia arriba. El punto está en ver bien lo que estamos haciendo porque si no el cepillado no se va a hacer de la forma adecuada.

¿Cuántas veces al día se recomienda cepillar los dientes de los más pequeños?

Mínimo, dos veces al día: por la mañana y por la noche. Si podemos hacer las tres veces recomendadas, mucho mejor. Pero es frecuente que, a mediodía, los niños se queden a comer en la escuela o con los abuelos, y se cepillen los dientes ellos solos, y no se les puede exigir nada porque, por edad, por psicomotricidad, no van a poder hacerlo correctamente. Por la mañana y por la noche, el cepillado tendría que ser perfecto, incluso, si es necesario, se debería utilizar hilo dental. 

¿Qué importancia tiene la alimentación en la salud de nuestros dientes?

La caries es una enfermedad azúcar dependiente, así que la alimentación es básica para gozar de una buena salud bucodental. ¿Qué tenemos que comer? Todo aquello que sea saludable: fruta, verdura y, en general, aquellos alimentos que no lleven etiquetas.

Asimismo, hay que controlar la consistencia de los alimentos: cualquier alimento que sea fibroso, como una manzana, por ejemplo, que nos cueste masticar, nos va a ayudar a realizar una autolimpieza en los dientes. Sin embargo, un alimento blando y gomoso, como un dátil o una fruta deshidratada, aunque sea natural, se va a quedar pegado en los dientes y nos va a perjudicar.

Y, por supuesto, hay que evitar cualquier producto que lleve azúcares libres. Siempre decimos que los niños menores de dos años no deberían consumir nada de azúcar, pero tendríamos que extender este límite de edad el máximo tiempo posible.

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¿La lactancia materna está relacionada con un aumento de caries en los bebés?

Como profesional sanitario, abogo por una lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de vida, y prolongada en el tiempo todo lo que la madre y el bebé quieran.

Dicho esto, sí hay estudios que han demostrado que, a partir de los 12 meses, la lactancia materna se consideraría un factor de riesgo. ¿Qué significa esto? Que la lactancia materna, junto con otros factores de riesgo, como puede ser una alteración en el esmalte, un exceso de azúcares libres o una falta de higiene, pueden hacer que ese bebé tenga cierta tendencia a generar lesiones de caries.

¿Qué hay que hacer en estos casos? Si tenemos factores de riesgo que nos pueden llevar a sufrir caries o a tener alguna lesión, debemos poner todo de nuestra parte para evitarlo. Por ejemplo, haciendo revisiones periódicas más frecuentes con nuestro odontopediatra, controlando muy bien la cantidad de flúor de nuestra pasta dental, vigilando que el cepillado sea diario y esté bien hecho por los padres, etc. Muchos de mis pacientes son niños con lactancia materna prolongada y no tienen caries.

¿Qué hacer si nuestro bebé se da un golpe en el diente o se lo rompe?

Lo primero que tenemos que hacer es mantener la calma.

Si el diente está fracturado, ese fragmento lo podemos recoger y llevar al odontopediatra, por si es posible pegarlo. Pero si el diente está avulsionado, es decir, si directamente se ha salido del sitio, bajo ningún concepto un diente de leche se tiene que volver a reimplantar en la boca.

Si no hay fractura ni sangre, tenemos que concertar igualmente una visita con el odontopediatra para hacer un seguimiento de ese diente afectado, porque, muchas veces, los traumatismos pueden dar problemas a largo plazo. Ese golpe que, a simple vista, no parece nada, nos puede llevar a un cambio de color de la pieza dental, como mínimo, o hacer que la raíz de ese diente sufra a largo plazo un proceso de degeneración, de deterioro, que debemos ir controlando en consulta.

¿Cuándo debemos llevar a nuestros hijos por primera vez al odontopediatra?

En general, se recomienda concertar cita con el odontopediatra al cumplir el primer año de vida, aunque, si los dientes erupcionan antes, esta visita se podría adelantar. Es una cita importante para establecer unos hábitos de higiene, dar unas pautas a los padres, y enseñarles cómo cepillar y cuidar los dientes de sus hijos desde bien pequeños.

Hoy en día, la mayoría de los odontopediatras estamos enfocados también en la lactancia materna y ayudamos a muchas familias con el tema de la anquiloglosia (frenillo lingual). Si en algún momento tenemos un problema con la lactancia, también podríamos contactar con el odontopediatra.

¿Qué consejos darías a las mamás y los papás para que sus hijos disfruten de una buena salud bucodental ahora y siempre?

Lo más importante es crear el hábito. Una vez que creamos ese hábito y no nos cuesta cepillar los dientes porque está incluido en nuestra rutina diaria, le estamos dejando al niño un legado súper importante, porque va a ser algo que él mismo nos va a pedir.

Asimismo, mantener una buena calidad nutricional, una alimentación sana en casa es básico, pero ya no solo para los dientes, sino para nuestra salud general y la de nuestros hijos.