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Miedos infantiles: así puedes ayudar a tu hijo a enfrentarlos
“Mamá, ¿puedes quedarte conmigo?, es que me da miedo la oscuridad”. “Papi, ese monstruo que está abajo de mi cama no me deja dormir”. Si estás viviendo algo parecido con tus peques en casa, tranquila, es normal que los niños sientan miedo. En este video te explicamos cómo puedes ayudarlos a enfrentar sus temores.
Experimentar temor o miedo es humano, así que es completamente esperado que los niños –y también los adultos– sientan esta emoción al enfrentarse a una situación real o imaginaria.
“El miedo es una respuesta emocional innata que está presente desde que llegamos al mundo. Sin embargo, a lo largo del desarrollo van apareciendo diferentes fantasías o situaciones desconocidas, incontrolables o grandiosas –reales o imaginarias– que pueden provocar esta emoción”, explica la psicoterapeuta psicoanalítica Ana Gabriela León, especialista en orientación a padres de la clínica y consultoría en salud emocional Descubriéndote, en la Ciudad de México.
La incertidumbre y el poco o nulo control sobre lo desconocido generalmente provoca miedo, “pero lo importante es cómo aprendemos a tomar ventaja de él”, añade la experta.
Enseñarle al niño a manejar sus miedos lo ayudará a que desarrolle confianza en sí mismo e independencia, y eso le hará sentir que tiene más control.
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¿Todos los niños sienten miedo?
El temor es parte del crecimiento y del desarrollo, así que es muy probable que tu hijo los experimente. Esta emoción los ayuda también a prevenir y evitar alguna situación de peligro, así que también les permite cuidarse.
De acuerdo con el artículo “Miedos y fobias en la infancia”, de la revista especializada Anales de Pediatría Continuada, la mayoría de los miedos son pasajeros, varían a lo largo del desarrollo y se resuelven de manera espontánea con la evolución y la mejoría de las capacidades cognitivas del menor, así que, puedes estar tranquila, el miedo va a pasar.
¿A qué le temen los niños?
De manera general, los miedos a la separación de sus seres queridos o a la oscuridad son los primcipales temores en los niños pequeños. A medida que crecen, los miedos sociales son más relevantes.
- Preescolares. Se mantiene el miedo a la separación, como cuando tenían menos de 3 años, y, a medida que avance su desarrollo cognitivo, aparecerán otros estímulos generadores de miedo, como los monstruos, la oscuridad, los fantasmas o incluso personajes de películas o dibujos. También surge el temor a ciertos animales, el cual puede perdurar hasta que son adultos.
- Escolares. Ya tienen otro tipo de razonamiento y una mejor percepción de la realidad, así que van desapareciendo los miedos a seres fantásticos e imaginarios, para ahora sentir temor a situaciones reales que puedan causar daño, como las catástrofes naturales, enfermedades o a lastimarse.
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¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a enfrentar sus miedos?
Es muy importante y valioso que mamás y papás observen y acompañen a sus hijos, antes que limitarlos o negar lo que sienten, se trate de miedo, alegría o cualquier otra emoción, recomienda la psicoterapeuta Ana Gabriela León.
Si el pequeño manifiesta miedo a algo en particular, puedes hacer lo siguiente:
- Valida su emoción, su miedo. Dile que comprendes lo que siente y que es muy valioso que lo exprese. Posteriormente, ubiquen la sensación y la parte del cuerpo en la que se experimenta.
- Pregúntale a qué le teme. Antes de decirle “calma, hijo, no está pasando nada”, plantea estas preguntas: “¿A qué le tienes miedo?, ¿qué piensas, ¿qué sientes?, ¿qué te imaginas?, ¿cómo te ayudo?”.
- Acompáñalo en su emoción
- Actúa. Busquen opciones para enfrentar juntos el miedo (por ejemplo, dejar la luz de la lámpara encendida o permanecer con él hasta que se duerma). Puedes probar entre varias opciones para ver cuál es la más efectiva.
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¿Debería llevarlo con un especialista si sus miedos no desaparecen?
Cuando el miedo es muy grande y la angustia crece, se puede convertir en algo poco manejable, sobre todo, si no hay un adulto que lo ayude a comprender y dar forma a la emoción que experimenta.
Será necesaria una atención especializada cuando los síntomas sobrepasan el límite y se viven con angustia, por ejemplo, lo siguiente:
- El miedo de tu hijo es muy difícil de manejar y repercute en su quehacer diario por un periodo de tiempo considerable (dos semanas o más).
- Tus intervenciones no son suficientes para manejarlo o apaciguar los síntomas físicos que provoca el sentirse asustado.
- Ha empezado a manifestar síntomas físicos como falta sueño, irritabilidad, llanto, dificultad para hacer las cosas de su edad, dificultad para jugar, entre otras.
“Quizás el pequeño esté viviendo eventos repentinos en su vida, como un cambio de casa o papás en proceso de separación, así que el miedo a estar solo, la angustia de saber cómo será la nueva casa, pensar qué pasará con sus padres e, incluso, tener la fantasía de pensar que él fue el responsable de la separación, podrían hacer que el pequeño sienta un miedo incontrolable, angustia y comience a tener pesadillas, poco o nulo control de esfínteres, dificultad para separarse de mamá o su cuidador primario. Esto requiere de una atención especial”, ejemplifica la experta en orientación a padres Ana Gabriela León.
Otras situaciones que podrían convertirse en difíciles de manejar son el miedo que se experimenta al sufrir algún tipo de abuso, acoso escolar, si el menor ha vivido algún evento traumático como un desastre natural, duelo por algún familiar o exposición a material inapropiado en las pantallas.
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Manejar los miedos
A pesar de que existen temores comunes a lo largo del desarrollo, cada individuo los vive y experimenta de manera especial y particular, enfatiza la experta: “siempre hay que validar ésta y cualquier emoción que surja, así como observar y mantener contacto emocional con los hijos”.
La recomendación adicional para todos los padres y cuidadores es que aprendan a manejar sus propios miedos, ya que somos el modelo para nuestros hijos.
Convirtamos el miedo en un motor, no en un obstáculo, sugiere la psicoterapeuta Ana Gabriela León: “El temor puede ayudar a cuidarnos, y si aprendemos a aceptarlo y manejarlo desde pequeños, tendremos un crecimiento personal que nos hará más fuertes. Es a los adultos a quienes nos toca enseñar y modelar a los más pequeños”.
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¿Tus peques han experimentado miedos? ¿Cómo los han enfrentado? De niña, ¿cuáles eran tus temores? ¡Déjanos tu comentario!