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Desde los 2 o 3 años, muchos niños ya muestran interés por decidir qué ponerse. Este momento puede causar ternura o frustración (¡sobre todo si quieren ir al súper disfrazados de dinosaurio!), pero los expertos coinciden: este es un paso importante para su desarrollo.
La psicóloga infantil Sara Tarrés indica que permitir que los niños tomen decisiones pequeñas fortalece su capacidad para asumir responsabilidades más adelante. Además, la educadora Silvia Guijarro afirma que cuando dejamos que nuestros hijos decidan su vestimenta diaria, les estamos enseñando que su opinión importa.
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Cuando permitimos que los niños elijan su ropa, les mandamos un mensaje claro: confiamos en su criterio. Esta validación refuerza su confianza en sí mismos, algo clave para su salud emocional.
Elegir su ropa, vestirse solos y preparar su outfit para el día siguiente fortalece su independencia. Les permite adquirir rutinas útiles que los preparan para la vida diaria.
La ropa es una forma de expresión. Aunque sean pequeños, elegir lo que visten les permite comunicar cómo se sienten y quiénes son. Es una oportunidad para explorar su identidad sin juicios ni limitaciones.
Este hábito reduce las batallas matutinas. Al darles poder de decisión, disminuyen los conflictos innecesarios y se fortalece la comunicación entre padres e hijos.
No se trata de dejarlos escoger ropa para una boda sin guía. Puedes proponerles dos o tres opciones adecuadas según el clima o la ocasión, y permitir que elijan entre ellas. Así, sienten que deciden dentro de un marco seguro.
Conforme crecen, explícale que en nuestra sociedad hay normas sobre cómo vestirnos en ciertas situaciones. No se trata de imponer, sino de enseñar con amor.
Ir a comprar ropa juntos puede ser una excelente herramienta educativa. Puedes mostrarle distintas opciones, hablarle de precios, calidad, y para qué sirve cada prenda. Incluso si es pequeño, esta experiencia lo ayuda a comprender el valor de las decisiones y el esfuerzo detrás de cada compra.
Permitir que los niños elijan su ropa no solo es una forma de darles libertad, sino una manera inteligente y respetuosa de ayudarles a crecer. Les enseñamos responsabilidad, autoestima, creatividad y empatía. Desde luego, con guía, paciencia y límites sanos. Así que la próxima vez que tu hijo o hija quiera vestirse como superhéroe en martes… tal vez sea una gran oportunidad para educar desde el amor.
Desde los 2 o 3 años, con supervisión. A esa edad ya tienen preferencias de colores, texturas o personajes favoritos.
Déjalo experimentar. Cometer errores también forma parte del aprendizaje. Mientras no sea un evento formal o una situación de riesgo, no pasa nada.
Dale límites claros (por ejemplo, elige entre estas tres camisetas), establece un presupuesto, y explícales que hay que elegir lo necesario y no solo lo que se ve bonito.
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