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Todos los niños tienen rachas en las que prefieren unos alimentos sobre otros. Pero si tu hijo entre 3 y 8 años evita la mayoría de los alimentos, solo acepta ciertas marcas, texturas o colores, o se estresa mucho al introducir nuevos platillos, podrías estar ante algo más que una “manía”. La selectividad alimentaria severa puede ser uno de los primeros indicios del Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Según investigaciones recientes, hasta el 75% de los niños con autismo presentan selectividad alimentaria. Esto va más allá del gusto; se relaciona con aspectos sensoriales, emocionales y motores. Entre los factores comunes están:
No todos los niños melindrosos tienen autismo, pero si observas varios de estos puntos, conviene consultar con un especialista:
Es común escuchar frases como “ya se le pasará” o “es que es muy mañoso”, pero ignorar estos comportamientos puede retrasar un diagnóstico temprano y limitar el desarrollo integral del niño.
Un enfoque multidisciplinario es ideal. El equipo puede incluir:
Ser “melindroso” al comer no siempre es algo trivial. Cuando este comportamiento se presenta con intensidad y rigidez, puede ser una pista de que tu hijo necesita atención especializada. No se trata de etiquetar, sino de entender y acompañar de forma adecuada. Si tienes dudas, consulta con un profesional. Detectar el autismo a tiempo es clave para lograr un desarrollo pleno.
Hasta cierto punto, sí. Pero si solo come 5 o menos alimentos y sufre mucho al probar algo nuevo, podría ser un indicador de TEA u otra condición.
No. Forzar puede generar ansiedad y empeorar el problema. Es mejor usar estrategias de exposición gradual y refuerzos positivos.
No. Pero cuando esa selectividad se vuelve extrema, persistente y afecta su desarrollo, sí es recomendable hacer una evaluación con especialistas.
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