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¿Nos estamos excediendo con los regalos de Navidad para nuestros niños?
Quizás influidos por la publicidad y el marketing, porque se tiene una solvencia económica, para compensar alguna carencia emocional o por la falta de tiempo que se pasa con los críos, ¿cuál es el motivo por el que, en estos tiempos, algunas familias hacen demasiados regalos a sus hijos?
Si le preguntaras a tu hijo o hija qué es lo que le gusta de la época decembrina, seguramente te diría que poner el arbolito de Navidad, cantar villancicos, el festival navideño del colegio, las vacaciones y, sin duda, hacerle su carta a Santa para recibir algún juguete o juego que desea mucho.
Cuando yo era niña, recuerdo que me hacía mucha ilusión poder recibir una bici, aquella famosa caja registradora de los años 80’s, un mini horno o la muñeca de moda. La noche del 24 era mágica y no quería dormirme para poder ver llegar a Santa. Nunca logré mi objetivo, pero sí amanecía con algo de lo que había pedido.
Los niños de ahora siguen con esa ilusión, pero hay mucha diferencia con los tiempos de antes. Y no hablo del tipo de juguetes, porque eso es más que obvio, sino de la cantidad de cosas que ahora reciben. De pronto a los peques no sólo se les da uno, dos, tres o cuatro, que ya empieza a ser un número considerable, ¡sino muchísimos más! Ahora, a muchos de nuestros chicos los estamos saturando de regalos. ¿Alguien dijo 'niños hiperregalados'?
No sabemos si llegan a jugar con todos los juguetes o a usar cada uno de los obsequios que reciben; lo que sí es notorio es que hay un consumo excesivo en estas fechas (a veces, todo el año).
Y claro, días después, llegan los Reyes Magos… ¡con más regalos!
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¿Por qué regalamos –tanto– a nuestros hijos?
Estas fechas son la ocasión perfecta para regalar, lo que es parte de la tradición y es maravilloso, pero a veces lo hacemos sin límites, rayando en el exceso.
Para la psicóloga clínica y psicoterapeuta infantil y de adolescentes, Xóchitl González Muñoz @psico_infantil, hay varias razones que lo podrán explicar: “por un lado, puede tratarse de la necesidad de compensar, a partir de regalos materiales, algunas carencias emocionales, de convivencia y familiares. Y por otro, y es algo que veo frecuentemente en consulta, es que mamás y papás regalan de manera desmedida por sus propias carencias, como una necesidad de compensar o regalar a la ‘niña o niño herido’, como una evocación a esa infancia, que quizás no fue sana ni feliz".
Junto con ello, es innegable la influencia de la cultura, así como los usos y costumbres actuales. “Antes se nos vendía en catálogos o anuncios y ahora ahora es una persecución constante en redes sociales”, explica la experta en infancia y adolescencia. Esto genera la creencia de que necesitamos lo que estamos viendo que los influencers postean, y no sólo respecto a regalos, sino de todo lo que ellos dicen o hacen, pero se acentúa en este, que es un momento emocional especial.
Estas razones son los potenciadores para perder objetividad sobre qué es lo adecuado, lo sano, lo suficiente y lo necesario, y se responde desde la carencia emocional, tratando de llenar estos vacíos desde diferentes lugares, "¡como si un objeto material pudiera llenar estos vacíos!", enfatiza la psicóloga clínica.
La época navideña, en estos tiempos, como bien señala Xóchitl González Muñoz, "es un bombazo entre el algoritmo queriéndonos vender algo y las carencias emocionales, lo que convierte a algunos papás y mamás en hiperregaladores”, y agrega que muchas adultos toman a la Navidad como una época para "hacer notar que su familia NO está rota o tapar su ausencia con los niños, aunque eso duela, entonces, lo que queda es regalar. Y regalar en exceso”.
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¿Limitar el número de regalos de Navidad, Santa y Reyes?
Seguramente habrás escuchado la regla de “los 4 regalos”, que básicamente aconseja darle a los niños:
- Algo que se puedan poner (zapatos, ropa, complementos)
- Algo para leer
- Algo que los niños realmente deseen
- Algo que realmente necesiten
Sin embargo, a decir de la terapeuta González Muñoz, más que un número, aunque el hecho es ‘cuantitativo’, escoger cuántos regalos debe hacerse desde lo ‘cualitativo’, es decir, reflexionando desde dónde se está haciendo el regalo, para qué hacerlo, qué emociones va a generar e, incluso, si ello va a llevar a quien lo recibe a consumos no saludables.
Este análisis es muy personal, por lo que la especialista recomienda, de manera general, hacerse estas preguntas antes de hacer las compras:
- ¿Qué le quiero regalar a mi hijo/a?
- ¿Es para mi hijo/a el regalo o para mi niño/a interno/a herido/a?
- ¿Cuál es mi objetivo de regalar?
- ¿Para qué lo estoy haciendo?
- ¿Para qué me alcanza?
Es conveniente hacer conciencia y “no dejarnos atrapar por el algoritmo, ni buscar llenar vacíos y carencias. Lo que verdaderamente va a marcar a las infancias es el tiempo de calidad que pasan sus padres con ellos”, agrega.
Cuando a alguna persona le resulte más fácil comprar un juguete caro que darle tiempo de calidad a sus hijos, claramente estamos viendo una desproporción y/o necesidad de compensación. ¿Hacia allá quisiéramos inclinar la balanza? ¿O convertir a nuestros hijos en niños hiperregalados?
¿Qué regalarles?
Una vez hecha esta reflexión, sin duda es importante que las infancias se sepan escuchadas y que ellos puedan decidir qué pedir a Santa y a los Reyes. Para ello hay que seguir, incluso, pautas de seguridad y buscar alternativas a las pantallas, tan buscadas en los últimos tiempos, porque es necesario que disfruten también de otras actividades que no involucren a la tecnología, sugiere la Academia Americana de Pediatría, y hace una lista de 10 obsequios que podrías considerar:
- Juguetes tradicionales
- Juegos de mesa, cartas y basados en preguntas para jugar en familia
- Disfraces y otros accesorios para vestirse que les permitan usar su imaginación y fomentar la creatividad
- Juguetes de construcción, bloques y artesanías
- Juguetes para jugar al aire libre para mantenerlos activos y en movimiento
- Rompecabezas
- Provisiones o elementos para cocinar
- Crayolas, lápices de colores, libros para colorear y otros útiles para escribir
- Boletos o entradas para espectáculos diseñados para niños, eventos deportivos y otras funciones
La sugerencia de la psicoterapeuta Xóchitl González Muñoz es que se haga una inversión en regalos y experiencias que impacten en los vínculos, en generar momentos de plática familiar y no en juguetes que lo hagan todo solos.
Es importante también no exponerlos a malas experiencias como traerles carbón o amenazar con que Santa los está observando. “Si se pretende hacer eso, entonces mejor no hay que regalar”, agrega.
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No fomentemos el consumismo
El efecto que generan las cosas materiales puede dar alegría y emociones de mucho movimiento y fascinación. Se fija la atención en el objeto y la emoción es muy intensa, llega intensa y se va intensa. Pero esto no es una forma para generar procesos emocionales profundos y sanos, explica la experta Xóchitl González Muñoz.
Esto puede generar hábitos de consumo desproporcionados en los niños, además de hacerles pensar que regalando se demuestra el afecto. Por si fuera poco, "el exceso de regalos puede derivar en compulsiones y adicciones porque, al recibirlos, hay una generación de dopamina en el cerebro, un neurotransmisor responsable de que sintamos placer y felicidad. Y el cerebro se va a entrenando o acostumbrando a querer tener emociones rápidas e intensas, pero que al final son volátiles. Las consecuencias pueden ser problemas de salud metal y conductas como baja tolerancia a la frustración, consumismo, pérdida de la ilusión, entre otros.
La felicidad o la calma de nuestros peques no reside en el número de regalos: la contención y el acompañamiento de los padres a los hijos reside en el tiempo de calidad, en esta época y todos los días.
Por ello es importante identificar si, al regalar, lo hacemos desde nuestra herida de infancia o si lo estamos haciendo para compensar, sugiere la especialista Xóchitl González Muñoz. Apostemos por experiencias de vinculación familiar que aporten comunicación y emociones placenteras que sean disparadoras de practicas de buen trato y no dejar que esa experiencia emocional placentera se reduzca a lo material, finaliza la psicóloga clínica.
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¿Cuántos obsequios les das a tus hijos en época navideña? ¿Consideras que eres una mamá o papá hiperregalador? ¿Para ti cuáles son los valores de la Navidad? ¡Déjanos tu comentario!