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Dulces de Halloween: ¿comerlos libremente o controlar su consumo?
Octubre es uno de los meses preferidos por los chicos gracias a uno de sus combos favoritos: ¡disfraces y dulces! El terror, por supuesto, es para mamás y papás ante las montañas de azúcar que llegan a casa. Te damos trucos para frenar sus efectos.
Si estás pensando prohibir a tus niños las golosinas de la temporada de Halloween o calaverita, olvídate de la idea porque, tarde o temprano, alguna paleta o caramelo llegará a sus manos, además del enojo o frustración, tanto tuyo como de tu hijo o hija, porque la situación se les salió de control.
Pero tampoco te vayas al otro extremo de permitirle que coma todo cuanto recolecte en estos días de celebración, porque esa también es una forma de maltrato que puede afectar su salud.
Vivimos en una sociedad donde el azúcar y los dulces son parte importante de las fiestas, de la convivencia, de las recompensas, así que muchas veces nos resulta complicado poner límites. Sin embargo, este consumo de azúcar y dulces de nuestros niños, debemos decirlo, es, en gran medida, responsabilidad de nosotros los adultos, por la educación e información que les damos al respecto.
Si en casa los dulces, jugos o refrescos, harinas y otros productos procesados son parte de la dieta (y están a la mano en la alacena o en la mesa), los niños entenderán que eso es lo normal y sano, cuando no lo es (y así tendrías que batallar para que no coma dulces todo el tiempo). En cambio, si su dieta se inclina hacia los alimentos frescos y más verduras y frutas, los dulces y el azúcar no tendrían que ser un problema mayor.
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Los niños y el azúcar
De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría, el 17% de lo que consumen los niños a diario es azúcar y la mitad proviene de bebidas con azúcar añadido.
El azúcar añadido es el azúcar adicional que se les añade a los alimentos cuando son procesados o preparados, como azúcar común, mieles, jarabes, melazas y concentrados de fruta.
La OMS recomienda, tanto para niños como para adultos, que la ingesta diaria de azúcares libres sea menor a 10% de la ingesta calórica total, y si es menor a 5%, podría traer beneficios adicionales a la salud. Esto significa que no se deben consumir más de 25 gramos diarios (aproximadamente seis cucharaditas de café).
Los azúcares libres incluyen los monosacáridos y los disacáridos añadidos a los alimentos por los fabricantes, los cocineros o los consumidores, así como los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los jugos de fruta y los concentrados de jugo de fruta, explica la OMS.
Hay que recordar que el azúcar no sólo está presente en los dulces y bebidas o en las cucharaditas que se añaden al café, por ejemplo, sino en alimentos enlatados y preparados, como la salsa catsup.
La evidencia señala que los azúcares libres contribuyen al aumento de peso, obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, molestias gastrointestinales, caries dental, entre otros efectos adversos para la salud, y es por eso que debemos limitar su consumo en nuestros hijos y en nosotros mismos.
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Estrategias para limitar su consumo
La clave está en gestionar el consumo del azúcar y enseñarles a nuestros hijos, desde pequeños, buenos hábitos de alimentación. Teniendo en cuenta esto, ya tendríamos mucho terreno ganado frente a las temporadas de dulces.
De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría, esto podemos hacer en casa:
- Buscar el equilibrio. Enseña a tus hijos que un postre o una golosina consumidos de forma ocasional pueden formar parte de una dieta equilibrada (debe comerse en porciones adecuadas y con moderación). Explícales, en sus palabras, por qué no deberían hacer un consumo desmedido.
- No poner a los dulces como recompensa. Lo típico es que por haberse portado bien, obtener una buena calificación, haber hecho alguna tarea o conquistado un logro, se den dulces a los niños. Evita hacer esto y estarás dando un gran paso hacia la disminución de su consumo.
- Cambiar la idea de celebrar con dulces. Con algo de creatividad puedes reinventar tradiciones y hacerlas más saludables. Por ejemplo, en lugar de dulces, puedes obsequiar libros, calcomanías o algún otro detalle de interés para los niños y, por supuesto, hacer postres con menos contenido de azúcar que los tradicionales.
- Revisar las etiquetas. Recuerda que el azúcar está en los alimentos que menos te imaginas. Cuando vayas al supermercado o tienda, evita los productos que tienen varios sellos.
- No ofrecer alimentos como galletas, cereales o postres lácteos azucarados a tus hijos sólo para que coman algo. Su valor nutricional es escaso, así que siempre busca los alimentos naturales y saludables.
(Te interesa: Decálogo para que coma verduras)
Consejos puntuales para Halloween
Estas son algunas estrategias de las que puedes echar mano en estos días, recomendadas por nutriólogos y por las propias mamás, que ya las han puesto en práctica y les han funcionado.
- Antes de que los niños salgan a pedir dulces, dales una comida saludable y revisa que queden satisfechos, para que no se les junte, más tarde, “el hambre con el antojo”.
- Al término de la jornada, revisen cuántos dulces han recolectado, elijan cuáles se van a comer en el transcurso de los días, cuáles pueden regalar y designen un lugar para colocarlos, que no sea en sus habitaciones.
- Establezcan la regla de que, si quieren comer un dulce, lo consulten contigo antes para ver de qué dulce se trata y cuál es la cantidad permitida.
- Busca ideas más saludables si le vas a organizar una fiesta de Halloween a tu hijo (a) o para los niños que toquen a tu puerta pidiendo “calaverita” o “dulce o truco”. Echa mano de tus habilidades culinarias y prepara delicias con frutas, granos y cereales integrales.
- No te olvides de su salud bucal. Cuando coman caramelos duros, pídeles que tomen agua para ayudar a “enjuagarse el azúcar” de los dientes. Cepillarlos antes de acostarse es el momento más importante, incluso después de una larga noche de pedir dulces, recomienda la Dra. Homa Amini, profesora de la faculta de Odontología de la Universidad Estatal de Ohio. Ayúdalos a cepillarse correctamente para eliminar los restos de comida y azúcar.
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Si empiezas a hacer conscientes a tus peques sobre la importancia de seguir una alimentación balanceada, los dulces no tendrían por qué ser un problema en Halloween, en las piñatas de cumpleaños o en las posadas.
Para que el consumo de los dulces no sea un dolor de cabeza en tu casa, empieza desde ya a seguir pautas saludables y a hacer los cambios necesarios. Recuerda poner el ejemplo y restringir o limitar con respeto, siempre explicando a tus hijos las consecuencias de un consumo desmedido.
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¿Ya están preparando sus disfraces de Halloween en casa? ¿Saldrán a pedir calaverita este año? ¡Cuéntanos en los comentarios si también hacen esta celebración, además del Día de Muertos!