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Nutrición para el desarrollo cerebral infantil
El desarrollo cerebral de un niño es un proceso acelerado y extraordinario que ocurre desde el embarazo y continúa durante los primeros años de vida. Durante este periodo, el cerebro forma conexiones esenciales para el aprendizaje, el lenguaje, la memoria, la motricidad y las habilidades emocionales.
Una nutrición adecuada no solo impulsa este crecimiento, sino que también determina la calidad de las conexiones neuronales que acompañarán al niño durante toda su vida.
Los nutrientes clave para un cerebro en desarrollo
1. DHA y otros ácidos grasos omega-3
El DHA es uno de los pilares del desarrollo cerebral. Forma parte de la estructura de las neuronas y favorece la comunicación entre ellas.
- Se encuentra en pescados como salmón, sardina y atún, así como en algunas fórmulas enriquecidas.
- Su consumo regular se relaciona con mejor memoria, atención y agudeza visual.

2. Hierro
Indispensable para llevar oxígeno al cerebro y apoyar la formación de neurotransmisores.
- La deficiencia de hierro en etapas tempranas puede afectar el aprendizaje y la conducta.
- Fuente principales: carnes magras, legumbres, espinaca y cereales fortificados.
3. Colina
Un nutriente esencial para la formación de la memoria y el desarrollo del hipocampo.
- Se encuentra en huevo, pollo, pescado y ciertas verduras.
- Un buen aporte favorece la capacidad de concentración y el aprendizaje temprano.
4. Zinc
El zinc interviene en la comunicación neuronal y en la maduración del sistema nervioso.
- Presenta en carnes, lácteos, semillas y granos enteros.
- Un déficit puede impactar la atención y la función cognitiva.
5. Vitaminas del complejo B
Participan en la producción de energía cerebral y en la formación de neurotransmisores.
- Especialmente importantes: B6, B9 (ácido fólico) y B12.
- Se obtienen de carnes, lácteos, legumbres y vegetales de hoja verde.
La importancia de una alimentación variada desde el inicio
Durante los primeros dos años de vida, el cerebro alcanza más del 80% de su tamaño final. Por ello, introducir alimentos ricos en nutrientes, ofrecer una dieta colorida y evitar ultraprocesados es fundamental.
La lactancia materna, cuando es posible, también contribuye con nutrientes esenciales como DHA y colina, además de favorecer el vínculo afectivo entre mamá y bebé.

















