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Tendencias en nutrición de 2022: las nuevas dietas saludables y que respetan el medio ambiente
Las tendencias saludables en alimentación son las que marcarán la nutrición de este 2022. Te presentamos las nuevas dietas y los nuevos enfoques nutricionales, que se basan en la salud de las personas y en el respeto por el medio ambiente. ¡Toma nota; han llegado para quedarse!
El mundo de la nutrición es cambiante y las investigaciones científicas que se llevan a cabo sobre alimentación influyen, y mucho, en las tendencias actuales. Si bien durante las últimas décadas se incrementó el consumo de alimentos procesados, carne y lácteos, ahora que se sabe que abusar de este tipo de alimentos puede provocar problemas de salud, se está optando por seguir dietas que, aunque puedan incluir estos alimentos, no abusen de ellos.
Nuevas corrientes dietéticas han ido agarrando fuerza durante estos últimos años y llegan este 2022 como nuevas tendencias en nutrición que posiblemente se quedarán ya instauradas. El objetivo principal de estas novedosas corrientes es buscar la salud general de las personas, pero también educar en una alimentación responsable, que cuide del medio ambiente y proteja la diversidad, diciendo "no" a dietas que contribuyen a la degradación ambiental.
Las tendencias que llegan para quedarse
1. La dieta sostenible
Adoptar dietas que cuiden del medio ambiente. Esta es la premisa de una nueva corriente que defiende que ello contribuiría, a largo plazo, a mejorar la salud de las personas y del planeta. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) define las dietas sostenibles como dietas con bajo impacto ambiental, que contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional y a una vida saludable.
La dieta sostenible apuesta por una alimentación saludable, nutricionalmente adecuada y optimizando al mismo tiempo los recursos naturales y humanos, protegiendo la biodiversidad y los ecosistemas.
Se trata de una dieta que rechaza el uso de productos químicos y pesticidas en el cultivo de los alimentos, que busca un suministro de productos ético y responsable y que observa las cuestiones sociales; es decir, que mira por las condicionales laborales y el bienestar animal. Además, apuesta por el uso de alimentos ecológicos, locales y de temporada.
Si te animas a seguir esta dieta, debes saber que se basa en: reducir el consumo de carne y productos lácteos con bajo contenido nutricional e incrementar el consumo de fruta y verdura de temporada y de proximidad.
2. El estilo de vida "flexitariano"
¿Has oído hablar del estilo de vida "flexitariano"? Se trata de un tipo de vegetarianismo más flexible, que basa la nutrición en los vegetales, pero sin seguir una dieta vegetariana muy estricta.
Así pues, este tipo de dieta busca alimentos procedentes de los vegetales que ofrezcan nutrientes ricos para el organismo. No se trata de decir "no" a todo aquello que no sea vegetal; se pueden hacer excepciones, pero eso sí, siempre apostando por productos sostenibles, orientados a la salud y el bienestar.
3. El control del azúcar en sangre
Se vuelven a poner en valor pautas e indicaciones para evitar picos de azúcar en sangre en cada comida. Son las dietas que se basan en el control de la glucosa en sangre y que ya no se dirigen solamente a las personas que padecen diabetes u otras afecciones que afectan al azúcar en sangre, sino que también se dirigen a aquellas personas que quieren mantener, mediante su dieta, los niveles de azúcar en sangre de forma estable y saludable.
Ello evita engordar demasiado, pero, además, permite mantener un nivel óptimo de energía durante todo el día. Este tipo de dietas se basan en combinar estratégicamente todos los grupos de alimentos en una misma comida.
Toma nota de que este tipo de dietas, además de regular el azúcar en sangre, controlan también: el hambre constante, los antojos, la fatiga crónica, los problemas de sueño, la diabetes gestacional, las migrañas, etc.
Algunas pautas de este tipo de dietas son:
- Nunca comer los carbohidratos solos, sino que se deben comer acompañados de grasas saludables, proteína o fibra. Por ejemplo, acompañar el arroz, las papas, la pasta o el pan con aguacate, queso, frutos secos, vegetales, ensalada, pescado o carne.
- Apostar por desayunos salados antes que dulces.
- Comer entradas vegetales (palitos de zanahoria, ensalada de pepino) o entradas con grasas saludables antes del plato principal.
- Comer la fruta entera (nunca hecha jugo o deshidratada).
4. El auge de los alimentos sustitutos de los animales
Apostar por una dieta sostenible y ecológicamente respetable pasa por reducir el consumo de carne o, directamente, no consumir carne y apostar por una dieta vegana. De hecho, cada vez son más los productos que aparecen en el mercado como alternativas a la carne para dar con la demanda de productos sustitutivos.
Entre estos productos, destacan los alimentos que se comercializan como alternativos a la carne y cuyo ingrediente principal es la soya. Por otro lado, para aquellas personas que optan por reducir el consumo de carne, pero sin eliminarlo de la dieta, cada vez más marcas proporcionan documentación sobre la crianza del animal, particularmente en relación con su consumo de antibióticos y/o hormonas de crecimiento. Y es que cada vez son más las personas que están dispuestas a pagar algo más por productos con garantías de alta calidad y estándares de seguridad verificables.
5. Dietas ricas en grasas buenas
Existe mucha confusión sobre si las grasas son buenas o malas. Lo importante es aprender a diferenciarlas, pues no todas las grasas son iguales. Mientras que existen grasas relacionadas con efectos negativos sobre la salud cardiovascular, se ha descubierto que otras ofrecen importantes beneficios para la salud.
La grasa es un elemento tan esencial en nuestra dieta como las proteínas y los carbohidratos. Aporta energía a nuestro cuerpo, protege nuestros órganos, apoya el crecimiento celular, ayuda a absorber nutrientes vitales y mantiene el colesterol y la presión arterial bajo control.
Las grasas trans y las saturadas son las que dañan nuestras arterias y afectan a nuestra salud cardiovascular. Este tipo de grasas, presente en productos como la mantequilla, margarina, productos lácteos, aceites y carne y grasa de cerdo, pueden propiciar los niveles de colesterol en sangre.
En cambio, las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas son aquellas grasas consideradas buenas, que se encuentran en el aceite de oliva y en los aguacates, almendras, nueces, avellanas, semillas y pescado, y que nos aportan un alto contenido en ácidos grasos Omega-3.
6. Apostar por las 'etiquetas limpias'; una alimentación respetuosa con el medio ambiente
Ya por último, cada vez son más los consumidores que piden que los productos alimentarios dispongan de una "etiqueta limpia", es decir, que los ingredientes del producto sean reales y simples y que puedan ayudar a promover un estilo de vida saludable y sostenible. Esto ha llevado a un deseo de transparencia en toda la cadena del producto, desde cómo se fabrica hasta cómo se empaqueta.
Y es que hoy en día la sostenibilidad se ha convertido casi en un imperativo, algo que se relaciona con lo ético y lo correcto. Cada vez hay más personas que buscan una producción ética de los alimentos y que se lleven a cabo prácticas de abastecimiento sostenibles. Y, por su parte, cada vez más marcas de alimentación toman medidas en materia medioambiental, con el objetivo de reflejar sus compromisos de incrementar la sostenibilidad de sus sistemas de producción y distribución.
(Te interesa: ¿Qué comer según tu grupo sanguíneo?)
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¿Te parecen interesantes estas dietas? ¿Qué tipo de alimentación sigues tú? ¡Déjanos tu comentario!