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Las andaderas para el bebé: ¿por qué son perjudiciales?
Las andaderas permiten al niño que aún no camina desplazarse sin esfuerzo y sin caerse, y son un objeto de entretenimiento para el pequeño. Sin embargo, pediatras y traumatólogos infantiles no recomiendan su uso por diferentes motivos. ¡Te lo contamos!
Las andaderas para bebés son sillitas montadas sobre una amplia base provista de ruedas. Permiten al niño que todavía no camina desplazarse sin caerse, rápidamente y sin esfuerzo. Se pueden usar entre los seis y los 15 meses y, en cualquier caso, no después de los 18 meses.
Si se decide adquirir una andadera, hay que tener presente que debe utilizarse con precaución y solo de forma esporádica. De hecho, se trata de un producto que genera una gran controversia.
En los últimos años, son muchos los pediatras y traumatólogos infantiles que han dado la voz de alarma sobre el uso de las andaderas, alegando que no solo no enseñan al niño a caminar, sino que, además, resultan muy peligrosas. "La andadera no aporta beneficios al niño, pero sí muchos riesgos, por lo que no es un producto que deberíamos tener en casa", afirman los expertos. Profundicemos sobre ello.
¿Por qué se desaconseja el uso de las andaderas para bebés?
Los expertos alegan diferentes motivos para desaconsejar a los padres la adquisición de una andadera para su hijo.
Interfiere en el desarrollo motor
Las andaderas para bebé impulsan a recorrer algunas etapas del desarrollo motor que no corresponden a las de su desarrollo cognitivo: sus a primeros pasos no son la expresión de sus ganas de explorar, sino el resultado de un proceso madurativo.
Es decir, el niño debe estar preparado a nivel físico y cognitivo para caminar. Forzar al niño a caminar en una andadera cuando no está preparado para hacerlo no solo resulta inútil, pues el pequeño es incapaz de coordinar los movimientos de sus piernas, sino que, además, puede resultar perjudicial, ya que puede retrasar el inicio de la marcha.
Aprender a caminar forma parte de un proceso madurativo que pasa por diferentes fases: en general, el bebé empieza a gatear, para, después, ponerse de pie, desplazarse lateralmente apoyándose en algún sitio y, finalmente, dar sus primeros pasos.
El uso frecuente de la andadera retrasa o elimina la natural adquisición del gateo, es decir, el movimiento preparatorio para caminar. La fase del gateo es fundamental para el desarrollo psicomotor del niño: favorece la coordinación de los dos hemisferios cerebrales, el desarrollo de la coordinación ojo-mano, fortalece hombros y caderas, y tonifica los músculos que, más adelante, le ayudarán a mantenerse erguido y caminar.
Provoca problemas posturales
En la andadera, el pequeño adopta una postura forzada, poco natural, con las piernas separadas y ligeramente arqueadas, lo que puede repercutir en el correcto desarrollo motor.
En los primeros meses, es normal que los bebés tengan las piernas arqueadas, o en genu varo, debido a la posición que adoptaron en el útero materno. Esta anomalía se corrige de forma espontánea cuando el niño comienza a caminar y las extremidades empiezan a soportar el peso de su cuerpo. Sin embargo, según indican algunos traumatólogos infantiles, el uso frecuente de la andadera puede favorecer que sus piernas se arqueen todavía más, provocando una verdadera malformación.
Además, la andadera obliga al niño a permanecer sobre las puntas de los pies, una posición anómala que, con frecuencia, se mantiene de forma prologada en los meses posteriores, cuando el pequeño aprende a caminar solo.
Mayor riesgo de"accidentes"
Esta es una de las razones principales por las que los expertos no recomiendan el uso de las andaderas en bebés y niños pequeños. Y es que la andadera es la responsable de accidentes graves en los más pequeños.
Con la andadera, el bebé se desplaza a gran velocidad y sin control, y solo puede frenar cuando choca contra algo, normalmente, paredes, muebles o cualquier otro objeto de la casa.
Las andaderas resultan particularmente peligrosas en aquellos hogares en los que hay escaleras, superficies irregulares o alfombras, pues la andadera se puede volcar y provocar la caída del niño, que puede sufrir lesiones graves, como traumatismos craneoencefálicos o fracturas en los huesos de brazos y piernas.
Asimismo, la andadera eleva al niño y hace que pueda llegar a lugares donde hay objetos potencialmente peligrosos (elementos decorativos, pequeños electrodomésticos, productos de limpieza, etc.), que, de otro modo, estarían fuera de su alcance, lo que supone un riesgo añadido de lesiones.
Los expertos lo tienen claro: "la mejor andadera es la que no se usa", afirman desde la Asociación Española de Pediatría (AEP). Incluso hay países, como Canadá, en los que se ha prohibido su uso.
Por consiguiente, aunque las andaderas de bebé pueden parecer un instrumento para acelerar la conquista de la autonomía y, por otro lado, suele divertir muchísimo al niño, corren el peligro de convertirse en un medio que obstaculice su crecimiento armónico, sin mencionar los accidentes provocados por choques o vuelcos.
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¿Qué opinas de las andaderas para bebés? ¿Es un producto que has comprado para tu hijo? ¿Consideras que debería prohibirse su uso como en otros países? ¡Déjanos tu comentario!