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Amniorrexis y ruptura de la fuente: ¿qué son y por qué se producen?
La amniorrexis es la rotura, espontánea o manual, de la bolsa de líquido amniótico en la que está contenido el feto. Te explicamos cuándo se produce naturalmente, si indica que el parto es inminente, y cuándo se debe provocar su ruptura.
- ¿Qué tipos de amniorrexis existen?
- ¿La amniorrexis espontánea indica que el parto es inminente?
- ¿En qué casos se practica la amniorrexis manual?
- ¿Qué es y qué significa la rotura de la fuente?
- ¿Hay que controlar la consistencia del líquido amniótico?
- ¿Qué hay que hacer cuando se rompe la fuente?
- ¿Cuándo debemos preocuparnos por la rotura de la fuente?
La amniorrexis es la rotura de la bolsa amniótica, lo que se conoce popularmente como “ruptura de la fuente”. Una vez que la bolsa se rompe y el líquido amniótico contenido se expulsa, el feto queda desprotegido, de manera que el nacimiento es inminente, si bien no siempre es tan rápido como podría parecer a partir de la amniorrexis.
¿Qué tipos de amniorrexis existen?
La amniorrexis puede ser de dos tipos:
- Amniorrexis espontánea. Es lo que sucede la mayoría de las veces, cuando la mamá siente una sensación extraña, una especie de “terremoto interno”, seguida de la expulsión de un líquido caliente, llegando a pensar incluso que se ha orinado sin darse cuenta.
- Amniorrexis manual. Otras veces, en cambio, la dilatación y las contracciones de parto empiezan a producirse sin que la ruptura de la bolsa amniótica se haya producido, de manera que el personal médico que supervisa y controla el trabajo de parto, una vez en el hospital en el que la mamá va a dar a luz, puede decidir provocar la amniorrexis, con el fin de acelerar las contracciones y agilizar el proceso del parto, cosa que no siempre sucede cuando se lleva a cabo este procedimiento artificial.
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¿La amniorrexis espontánea indica que el parto es inminente?
De entre los síntomas inconfundibles de la llegada del parto, una de las señales más evidentes es la rotura del saco amniótico, que puede ir o no acompañada de contracciones. Se caracteriza por la salida a través de la vagina de líquido templado. Esto ocurre porque las membranas (el saco amniótico) que envuelven al niño se comprimen y rompen cuando éste desciende hacia el canal del parto.
Aunque la mamá debe acudir al hospital en el que va a dar a luz, el hecho de que se rompa la fuente no significa que el parto se vaya a producir inmediatamente: hay tiempo de sobra para dirigirse al hospital con tranquilidad, sobre todo, si se trata del primer parto.
¿En qué casos se practica la amniorrexis manual?
La amniorrexis manual consiste en romper la bolsa que contiene el líquido amniótico artificialmente, con el fin de estimular la producción natural de prostaglandinas. Puede complementar a otras técnicas de inducción, para mejorar su eficacia, pero nunca debe constituir el punto de partida para iniciar el parto, debido a que la expulsión del líquido amniótico aumenta el riesgo de frecuencia cardiaca fetal anormal. Además, puede resultar más difícil encajar la cabeza del bebé en el canal de parto.
Como ya hemos señalado, el hecho de “romper la fuente” de forma artificial, es decir, la realización de una amniorrexis provocada manualmente, tiene como objetivo aumentar el número de contracciones y, de esta manera, intentar acelerar el proceso del parto en los casos en que el médico considera que va demasiado lento o que no avanza, y claro está, cuando a la mamá no se le ha roto la fuente espontáneamente. No obstante, no está claro si la amniorrexis artificial es beneficiosa para la mamá o el feto, y existe cierto debate al respecto.
El Dr. Miguel Ángel Jiménez Ortuño, responsable médico de Obstetricia y Ginecología del Hospital El Pilar, nos aclara este punto:
"La rotura artificial de la bolsa amniótica puede ofrecer ventajas en cuanto al porcentaje de éxito para la inducción del parto y la disminución del tiempo de trabajo en el mismo, ya que de esta manera se estimula la producción de prostaglandinas.
Asimismo, está indicada para favorecer una prueba de trabajo de parto, cuando se precisa visualización directa de las características del líquido amniótico, así como acceso a la monitorización directa de la frecuencia fetal.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no justifica esta práctica de forma deliberada, ya que la evidencia en estudios multicéntricos denota un aumento de las anomalías en la monitorización cardiaca fetal, así como un incremento en el número de cesáreas.
En consecuencia, salvo en casos justificados clínicamente, se recomienda un uso restringido de la amniorrexis artificial en el trabajo de parto espontáneo".
¿Qué es y qué significa la rotura de la fuente?
Una de las señales más evidentes de que se acerca el momento del parto es la rotura del saco amniótico, que puede ir o no acompañada por contracciones. Se caracteriza por la salida a través de la vagina de líquido templado. Esto ocurre porque las membranas (el saco amniótico) que envuelven al niño se comprimen y rompen cuando éste desciende hacia el canal del parto.
¿Hay que controlar la consistencia del líquido amniótico?
Esto es lo que hay que tener en cuenta en relación a la consistencia y color del líquido cuando se rompe la bolsa:
- Si es incoloro, significa que todo va como es debido y que el parto aún no es inminente.
- Si es de color oscuro, se debe acudir a la clínica o al hospital más cercano, sin perder la tranquilidad.
- Si hay pérdidas de sangre, es decir, estrías sanguinolentas mezcladas con el líquido amniótico, no es necesario apresurarse.
- Sin embargo, si la pérdida es abundante, como una menstruación, hay que ir directamente a la clínica o al hospital, porque puede tratarse de un desprendimiento de la placenta.
Aparte del color, el olor y la cantidad de líquido amniótico, se debe prestar atención a las siguientes señales, tal y como informa la ginecóloga Rosa Hernández de la clínica El Pilar:
- Contracciones: independientemente de la edad gestacional, es importante evaluar si, tras la salida de líquido, empiezas con contracciones uterinas, ya que puede ser una señal del inicio de parto.
- Posiciones y pérdida: cambia de posición y observa si hay más pérdida de líquido cuando te levantas. Si es así, podría tratarse de líquido amniótico.
- Movimientos fetales: es importante vigilar el patrón de movimientos fetales posterior a la salida de líquido; la disminución o la ausencia de los mismos puede ser una señal de alarma.
¿Qué hay que hacer cuando se rompe la fuente?
"Cuando a la mujer se le rompe la fuente, debe ponerse inmediatamente en contacto con su ginecóloga/o", advierte la doctora Rosa Hernández.
Es conveniente ir a la clínica o al hospital para que el médico compruebe que el líquido amniótico está limpio. Si ya se ha iniciado la dilatación del cuello del útero, es señal de que el parto puede comenzar en cualquier momento.
¿Cuándo debemos preocuparnos por la rotura de la fuente?
"La rotura de la bolsa amniótica debe preocupar cuando hay un diagnóstico de placenta previa, ya que puede conllevar un sangrado", explica el doctor Jiménez Ortuño.
"Asimismo -continúa- cuando existen alteraciones fetales, por ejemplo, condiciones en las que se sugiera una cesárea programada, como posición fetal diferente a la cefálica o riesgo de compresión del cordón umbilical.
También si no se ha llegado al término de la gestación: existe un mayor riesgo de complicaciones si la amniorrexis se produce antes de las 37 semanas, ya que el bebé nacería de forma prematura".
"En este caso- aclara el doctor- si la edad gestacional es inferior a 34 semanas y los pulmones del feto no son lo suficientemente maduros, se suele hospitalizar a la madre y se valora la administración de corticoesteroides para ayudar a los pulmones del feto a madurar, así como antibióticos para tratar y prevenir cualquier infección que pudiera desencadenar el parto y/o dañar al feto.
Si el embarazo es inferior a 32 semanas, se puede administrar sulfato de magnesio como neuroprotector neurológico fetal", concluye Jiménez Ortuño.
Dr. Miguel Ángel Jiménez Ortuño
Responsable médico de Obstetricia y Ginecología del Hospital El Pilar.
Dra. Rosa Hernández
Ginecóloga del Hospital El Pilar.