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Contracciones en el embarazo y el parto
En diferentes momentos del embarazo, se producen contracciones uterinas, que pueden ser preparatorias o bien ser un síntoma del parto. ¿Cómo puedes distinguir los diferentes tipos de contracciones y saber cuándo son de parto?
Las contracciones del útero se producen durante diferentes momentos del embarazo. Además, cuando se producen al final del embarazo, constituyen uno de los síntomas del parto más evidentes. Todos los partos suelen ir precedidos por algunas manifestaciones que permiten a la futura madre organizarse con tiempo suficiente. A continuación, te explicamos cuáles son las principales señales de parto premonitorias y cómo distinguirlas de las contracciones preparatorias que se producen en el embarazo.
Las contracciones de parto
- La primera puede ser la eliminación del tapón mucoso, una sustancia gelatinosa situada en el interior del canal vaginal que aísla el ambiente uterino.
- La segunda es la rotura de la bolsa de las aguas, que contiene el líquido amniótico que ha protegido al bebé durante nueve meses.
- La tercera consiste, precisamente, en las contracciones, que empiezan a aumentar progresivamente, tanto en intensidad como en frecuencia: es la señal de que el cuello del útero está empezando a ablandarse y a aplanarse.
Las contracciones de parto se presentan a intervalos regulares. Al principio, cada veinte minutos, después, cada cuarto de hora y, al final, cada 10 y 5 minutos. Sin embargo, sólo se deberá acudir a la clínica o al hospital cuando sean muy frecuentes.
Son intensas y dolorosas. Cuando se presentan estos dos aspectos, conviene tener un reloj al alcance de la mano. Algunas veces, las contracciones dejan de sentirse al cabo de poco tiempo y sólo se trata de una falsa alarma. Por ello, sólo cuando hace dos horas que se repiten a intervalos de cinco-diez minutos y con una duración de 40 segundos, ha llegado el momento de ir a la clínica o al hospital.
Contracciones en el tercer trimestre de embarazo
Las contracciones que se producen en el tercer trimestre de embarazo no son dolorosas, sino que se suelen percibir como un estiramiento del abdomen. Alrededor de los siete meses, el útero ha superado la línea transversal del ombligo en dos o tres centímetros. Por esta razón, la contracción también se puede notar en la parte superior del abdomen.
No obstante, a partir de la semana 37 de embarazo, la actividad contráctil uterina se hace más frecuente, tanto que también puede presentarse cuando la mujer está en reposo. Son contracciones preparatorias importantes, puesto que tienen la función de provocar las primeras modificaciones del cuello del útero de cara al inicio de la dilatación. Se pueden notar incluso diez al día, pero, en general, sólo molestan un poco. Las contracciones también se pueden percibir al tacto, apoyando la palma de la mano suavemente sobre el abdomen y presionando ligeramente con las yemas de los dedos.
Cuidado si… aún faltan algunas semanas para la fecha prevista del parto y las contracciones se producen con una frecuencia mayor de la indicada anteriormente, sobre todo, si existen otros factores de riesgo asociados, como patologías propias del embarazo o infecciones vaginales.
Contracciones después del parto
Los "entuertos" son las contracciones que prosiguen incluso en los días inmediatamente posteriores al parto, y tienen múltiples funciones: hacer que el útero vuelva a las condiciones pregestacionales; eliminar restos de membranas y otro material biológico procedente de la zona uterina, donde estaba implantada la placenta; y garantizar el denominado “globo de seguridad”, una intensa contractura uterina que se produce por encima del pubis y que sirve para evitar las posibles hemorragias después del parto.
"Tengo la barriga dura”
Cuando se siente la sensación de endurecimiento de la barriga, en general, se trata de contracciones determinadas por factores mecánicos, como los movimientos del bebé, un paseo rápido, un cambio de posición repentino o un golpe de tos. Incluso el hecho de tocar la barriga puede provocar una sensación de endurecimiento, así como una emoción intensa. Para “reblandecer” la barriga, sólo hay que bajar el ritmo o, simplemente, esperar a que el bebé termine de dar sus “volteretas”. Sólo si esta situación se produce con una determinada frecuencia y se acompaña de dolor, es conveniente someterse a un control médico.
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