Nacer unido a la placenta

27 Apr 2014
Nacer unido a la placenta

Se llama Lotus Birth o parto Lotus. Consiste en no cortar el cordón umbilical y dejar la placenta unida al niño hasta que se desprenda por sí sola, algo que ocurre, de media, tres o cuatro días después del parto.

Hoy en día, esta práctica es habitual, principalmente, en Australia, en Estados Unidos y en Canadá. Normalmente, constituye la coronación de un nacimiento en casa, pero también se permite en los hospitales donde se practican partos naturales. Su nombre se debe a la enfermera californiana Clair Lotus Day, que, en 1974, decidió que su hijo naciera de esta manera. Su motivación era de índole espiritual, pero esta técnica también ha demostrado ser beneficiosa para la salud.

Esta práctica también se define como “parto integral”: el niño nace; después, “nace” su placenta, y ambos permanecen unidos. La razón de esta unión es que el órgano que nutre y protege al feto desde las primeras semanas de la concepción está formado por las mismas células que el niño, tiene el mismo ADN y, por lo tanto, se considera parte de él.

• Nada más nacer, la placenta continúa realizando su función a través del cordón umbilical, bombeando sangre al recién nacido (hasta 60 cc), en una especie de transfusión “natural” que, según algunas opiniones, favorece la adaptación a la vida extrauterina. Sin embargo, en el hospital, el cordón suele cortarse inmediatamente después de pinzarlo: el cordón se bloquea en unos segundos, con una pequeña pinza de plástico.

La Organización Mundial de la Salud, en su guía Care in normal birth (Cuidados en el parto normal), publicada en 1996, aconseja el “pinzamiento tardío”,  que consiste en cortar el cordón umbilical al cabo de tres o cuatro minutos, es decir, cuando deja de pulsar. Según pruebas científicas, esta técnica reduce el riesgo de hipoxia (falta de oxígeno en el cerebro del recién nacido), así como de hipoglucemia y de anemia. Además, permite regular con precisión el pH de la sangre neonatal (el equilibrio ácido-base determinado por la oxigenación).

Sin embargo, el parto Lotus va más allá: el cordón nunca se corta y la placenta, una vez expulsada, permanece unida al bebé. La placenta se define como el “árbol de la vida”, por sus ramificaciones vasculares, pero es un órgano que también nutre la espiritualidad del niño. Por espiritualidad, se entiende la absoluta integridad del individuo en armonía con la naturaleza. Y, por lo que respecta al acontecimiento del nacimiento, la práctica Lotus respeta totalmente su naturalidad.

• El nacimiento Lotus no debe considerarse un método o una técnica con una finalidad práctica y, ni mucho menos, la moda del momento. Elegir este tipo de parto implica una particular visión global del embarazo, el parto, el posparto y la vida en general. Entre otras cosas, la manipulación y el cuidado de un recién nacido unido a la placenta puede requerir un cierto esfuerzo y convicción. Es verdad que no se necesita medicación (si no se corta, la placenta y el cordón siguen siendo un sistema cerrado, a prueba de infecciones). Sin embargo, el recién nacido permanece durante unos días unido a un añadido, por lo que cuidarlo resulta un poco más complicado (si bien las mamás se sorprenden, porque suele resultar más fácil de lo previsto).

El marco ideal para llevar a cabo esta técnica es en casa. No obstante, el parto Lotus también puede solicitarse en algunos hospitales; si bien no se trata de una práctica muy habitual, por lo que no resulta fácil encontrar centros hospitalarios donde se realice este tipo de parto. En cualquier caso, la decisión de no cortar el cordón debe establecerse con antelación: es preciso firmar un documento en el que se explican los riesgos correspondientes. Por una parte, la placenta constituye un “desecho hospitalario”, por lo que no debería salir del hospital. 


• El procedimiento no comporta excesivas dificultades, pero es necesario tomar algunas precauciones, para evitar cualquier tipo de riesgos para la mamá y el bebé. Unas horas después de la expulsión, la placenta debe lavarse con agua templada y dejarse escurrir sobre una superficie agujereada. A continuación, se seca con un papel absorbente, previamente espolvoreado con sal, para que se seque. Finalmente, se envuelve en un paño absorbente o en una tela de yute, tejido muy transpirable. La zona periumbilical del niño siempre debe dejarse al aire, descubierta, con el fin de facilitar al máximo el proceso de momificación del cordón umbilical. De este modo, se desprenderá del niño en cuestión de una semana.

• Por último, cabe destacar que las mamás que quieran tener un parto Lotus deben tener las ideas muy claras y estar muy decididas.  

Elena RuizElena Ruiz
Periodista especializada en parenting, infancia y crianza