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Los embarazos no solo requieren de cuidados médicos y buena alimentación. Las temperaturas extremas también juegan un papel fundamental en la salud materna e infantil. Un reciente informe de Climate Central —organización especializada en ciencia climática— mostró que, entre 2020 y 2024, el número de días de calor peligroso para las mujeres embarazadas se duplicó en 222 de 247 países analizados.
Este aumento en los días de calor no es solo una cuestión de incomodidad: está relacionado con mayores probabilidades de parto prematuro, muerte fetal, malformaciones congénitas y diabetes gestacional.
El calentamiento global, producto principalmente de la quema de combustibles fósiles, ha provocado un incremento notable en las olas de calor. Según el informe, este fenómeno afecta especialmente a regiones con poco acceso a servicios de salud, como América Latina, el Caribe, el Sudeste Asiático y África subsahariana.
En México, donde muchas zonas ya enfrentan altas temperaturas, este escenario representa una amenaza real para las embarazadas, en particular aquellas sin acceso a atención médica constante.
La exposición prolongada al calor extremo puede alterar la temperatura interna del cuerpo, lo que genera efectos adversos tanto para la madre como para el bebé:
Un estudio publicado en Nature Medicine en 2024 estimó que las olas de calor pueden aumentar el riesgo de complicaciones en el embarazo en un 25%.
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Aunque México no encabeza la lista de países con más días de calor extremo, el impacto es relevante, especialmente en estados como Tabasco, Campeche, Veracruz o Sonora. Además, muchas zonas rurales y urbanas marginadas enfrentan limitaciones en infraestructura médica y refugios térmicos adecuados.
Los expertos enfatizan que incluso un solo día de calor extremo puede aumentar los riesgos, sobre todo si se repiten con frecuencia durante el segundo y tercer trimestre de gestación.
Los especialistas recomiendan una combinación de acciones personales, comunitarias y políticas públicas para mitigar estos efectos:
El calor extremo puede afectar el desarrollo del sistema nervioso y aumentar el riesgo de parto prematuro o bajo peso al nacer.
Todos los trimestres son vulnerables, pero el segundo y tercer trimestre presentan mayores riesgos relacionados con hipertensión, estrés térmico y complicaciones en el parto.
Si notas síntomas como mareo, palpitaciones, dolor de cabeza intenso, contracciones o sangrado, acude de inmediato al médico.
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