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Hasta hace unas décadas, la mayoría de los hombres se convertían en padres por primera vez entre los 25 y los 30 años. Hoy, esta realidad ha cambiado. Según datos recientes, uno de cada cinco padres primerizos tiene 40 años o más, reflejando un cambio cultural, económico y personal que no puede pasar desapercibido.
Este fenómeno ya no es exclusivo de las grandes ciudades ni de ciertos niveles sociales. Lo vemos en todos los paises: hombres que priorizaron su desarrollo profesional, que no encontraron una pareja estable a tiempo, o que simplemente decidieron esperar hasta sentirse listos.
Para muchos hombres, la decisión de ser padres llega cuando sienten que han cumplido ciertos requisitos: estabilidad económica, madurez emocional, y una relación sólida.
“Lo primero es tener ganas, luego encontrar a la pareja adecuada y finalmente contar con recursos para criar a un hijo”, explica Albert Esteve, director del Centro de Estudios Demográficos de Cataluña.
Esta “autoexigencia” ha llevado a que los hombres se tomen más tiempo en decidir convertirse en papás, al igual que ha ocurrido con muchas mujeres en la sociedad actual.
La fertilidad masculina también disminuye con la edad, aunque no tan abruptamente como en las mujeres. Sin embargo, posponer la paternidad puede aumentar los riesgos de infecundidad y la necesidad de recurrir a tratamientos de fertilidad.
“A partir de los 40 años, la calidad del esperma comienza a reducirse”, advierte Teresa Castro, investigadora del Centro Superior de Investigaciones Centíficas. “No es cierto que los hombres puedan tener hijos sin problemas a cualquier edad.”
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En México, como en otros países, estos últimos años, post pandemia, registran las tazas de natalidad más bajas en décadas. Siendo 2023 el año más bajo en cuestión de taza de natalidad en México. Una de las causas puede deberse, justamente, por el retraso del primer hijo.
Aunque gran parte del debate público sobre natalidad se enfoca en las mujeres, los hombres también juegan un papel fundamental. Las decisiones reproductivas suelen tomarse en pareja, y la edad del padre también importa.
“El promedio de hijos deseados sigue siendo de dos, pero cuando se empieza tarde, muchas veces sólo llega uno… o ninguno”, añade Esteve.
Aunque cada vez más personas recurren a la fecundación in vitro (FIV) y otros métodos, no se trata de una garantía de éxito. En 2022, el 12% de los bebés nacidos en España fue producto de estas técnicas, pero los expertos advierten que no se debe dejar todo en manos de la tecnología.
En el caso de México, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) advertía que, al año, se realizan más de 80 mil procedimientos anuales de reproducción asistida.
“La reproducción asistida no hace milagros. Posponer la paternidad pensando que siempre habrá una solución médica puede ser una apuesta arriesgada”, señala Teresa Castro.
La imagen del padre ha cambiado en los útlimos años. Ya no se trata solo del hombre joven que empieza una familia a los 25. Hoy, cada vez más hombres deciden tener su primer hijo después de los 40, por decisión propia o por las circunstancias de la vida.
Aunque esta opción tiene ventajas, también conlleva retos. Lo importante es tomar decisiones informadas, hablar en pareja, y tener claras las posibilidades biológicas, emocionales y económicas que implica criar a un hijo a una edad más avanzada.
La paternidad tardía no es mejor ni peor, simplemente es diferente. Y como toda decisión de vida, merece ser comprendida, acompañada y respetada.
¿Es común que los hombres sean padres después de los 40 años?
Sí. Actualmente, más del 20% de los padres primerizos tienen 40 años o más. Esta tendencia va en aumento.
¿La fertilidad masculina también disminuye con la edad?
Sí. Aunque más lentamente que en las mujeres, la calidad del esperma se reduce con el tiempo, lo que puede afectar la concepción.
¿Puedo tener hijos con ayuda médica si tengo más de 45 años?
Sí, pero las tasas de éxito disminuyen con la edad. Además, los tratamientos pueden ser costosos y no garantizan resultados inmediatos.
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