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¿Por qué las madres tienen más sentimiento de culpa? ¡Si te pasa, lee esto!
Cuando se habla del sentimiento de culpa, es casi inevitable que las madres se sientan aludidas, como si fuera una condición inherente a su rol. ¿Has sentido o sientes culpa en tu faceta de madre? ¿Por qué debes quitártela de la cabeza? Te acompañamos y te abrazamos con esta información.
El sentimiento de culpabilidad es una emoción secundaria, es decir, no se trata de una emoción primaria, inherente a nuestra condición de humanos, sino que es una emoción más social, aprendida. La presión a la que, a menudo, se ven sometidas las madres hace mella en sus sentimientos, hasta el punto de hacerlas sentir culpables si no actúan como se espera de ellas, si no llegan a todo, si muestran debilidad... ¡Qué injusto!
Es esencial entender por qué esta emoción se acentúa con la maternidad. La psicóloga y psicoterapeuta italiana Marta Rizzi nos explica los mecanismos que hay detrás de este fenómeno y qué podemos hacer al respecto. ¡Propongámonos acabar con la culpa!
Spoiler: ¡no eres perfecta!
Convertirse en madre conlleva asumir responsabilidades y tomar decisiones: de repente, tenemos en nuestras manos la supervivencia de otro ser humano, y la posibilidad de influir de manera determinante en la calidad de su desarrollo físico y psicológico. Estos pensamientos reales dan lugar a fantasías y expectativas, y, en consecuencia, a dudas que a menudo se alejan de la realidad.
Buscamos información en internet, libros y revistas sobre actividades y estímulos que puedan "garantizar" el mejor modelo educativo para nuestros hijos, basándonos en ejemplos e imágenes de perfección que, en lugar de inspirarnos, se convierten gradualmente en prototipos inalcanzables. Esto amplifica la sensación de inadecuación y extrañeza, y surge el sentimiento de culpa.
En lugar de ver esta información como recursos para mejorar, adaptándolos a nuestro estilo de vida, nos sentimos atrapadas dentro de parámetros impuestos por otros, que proponen el modelo "mejor", pero que obviamente no puede tener en cuenta la individualidad y peculiaridad de cada madre y su hijo.
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La inseguridad es la raíz de todo
Del hecho de no alcanzar este modelo ideal nace el sentimiento de culpa, es decir, esa emoción que se basa en juzgarnos negativamente por nuestras acciones. Y las madres actúan, y mucho, algunas veces sin tener todas las competencias necesarias, pero siempre aspirando a lo mejor.
Esta inseguridad se manifiesta en todos los ámbitos, y el sentimiento de culpa puede aparecer en cualquier momento: "¿Habré hecho bien en darle este alimento?", "¿La crema que compré le ha causado más irritación?", "Lo dejé encargado para ir a la estética, ¿no debería haberlo hecho?". Y así, tantas veces.
El sentimiento de culpa no es siempre negativo: 5 puntos fundamentales
¿Cómo podemos tolerar o limitar este juicio constante que activa el sentimiento de culpa y evitar que tenga repercusiones importantes en nosotras y en los demás?
- En primer lugar, es importante pensar que el sentimiento de culpa no es siempre algo negativo, sino que tiene su utilidad: nos avisa de que hemos hecho algo que va en contra de nuestros principios y nos induce a reparar los errores.
- Es fundamental disculparse con sinceridad, intentando arreglar las cosas y aprendiendo para el futuro. Pedir disculpas, si es coherente con el contexto (por ejemplo, me enojé con alguien que no era el objeto de mi ira), es un gesto de fuerza que revitaliza y enriquece la relación.
- Es importante aceptar que no somos perfectas (nadie lo es): esto significa reducir nuestro estándar de referencia ideal, preguntándonos si es un modelo que se adapta a nuestras normas y características o se basa en las de otros, que se alejan de nuestra unicidad.
- Identifica y reconoce tus cualidades y virtudes, recordando situaciones en las que tus decisiones fueron positivas, contribuirá a aliviar el peso del juicio propio.
- Perdónate sinceramente, cuando efectivamente hayas hecho algo que no debías o que podrías haber hecho mejor. Es un acto de enorme madurez y amor hacia ti misma. Ser amable contigo, tratarte bien y con cariño, todo el que te mereces, te ayudará a valorar los errores. Así, podrás transmitir el valor del error a tus hijos, indispensable para aprender.
¡Tú lo vales, no dejes que te invada la culpa! Rodéate de personas que te respeten y te valoren, e igualmente huye de quienes te ponen más presión de la cuenta. ¡Eres maravillosa y tienes superpoderes, no lo olvides!
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