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Como cualquier otro día de verano, Rebeca llevó a su familia a la playa. Estaban pasándola bien en el mar cuando su hijo mayor comenzó a gritar y llorar desesperadamente. Al preguntarle la mamá, el pequeño dijo que le dolían sus partes, que se le había pegado el traje de baño.
Al principio, no le hicieron caso, según la mamá, porque es un niño muy chillón. Eso sí, lo calmaron y le pidieron que le enseñara el traje de baño por dentro para comprobar qué pasaba. Efectivamente, tenía la red completamente pegada a su pene.
Según explica la mamá, le pidieron que volviera al agua, para ver si se despegaba solo. Pero no funcionó, y el niño siguió llorando desconsolado. Decidieron sacarlo del agua y llevarlo a un lugar más tranquilo para ver cómo lo podían ayudar. La red estaba, literalmente, estrangulando sus partes íntimas y formando una bola que, en cuestión de segundos, se hinchaba más y más.
Con un cuchillo y unas tijeras, consiguieron cortar la red y deshacer hilo a hilo con los dedos la parte que asfixiaba la piel del niño. Acto seguido lo llevaron al médico para que revisara bien la zona y curar la herida.
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Ahora, la mamá quiere advertir sobre el peligro de este tipo de trajes de baño y pide que, por favor, se tenga en cuenta su relato para prevenir otros sustos importantes. Ella se pregunta qué hubiera pasado si no hubiera tenido a mano un cuchillo o las tijeras que otra familia de la playa les prestó.
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