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COVID-19, resfriado, gripe y VRS: ¿cómo diferenciar estas 4 infecciones respiratorias?
A la epidemia de gripe, los resfriados comunes y otros virus típicos de esta época, como el virus respiratorio sincitial (VRS), este año, se une, además, la presencia del SARS-CoV-2, el coronavirus responsable del COVID-19. Conozcamos mejor cada una de estas infecciones y cómo diferenciarlas, con la ayuda del pediatra.
Resfriado común
El resfriado común es una de las enfermedades más frecuentes que sufren los humanos. Se trata de una infección viral de la mucosa nasal, de los senos paranasales y de la faringe: es decir, de las vías respiratorias altas.
Son muchos los virus responsables de resfriados (rinovirus, adenovirus, coronavirus, metapneumovirus humanos y otros), aunque son los rinovirus (existen más de 100 subtipos) los que provocan la mayoría de los resfriados.
Los coronavirus causantes de resfriados son diferentes al coronavirus responsable del COVID-19.
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- Los resfriados se propagan, sobre todo, cuando las manos de un niño entran en contacto con secreciones nasales de otro infectado; las secreciones contienen virus del resfriado.
Cuando los niños se tocan la boca, la nariz o los ojos, los virus penetran en su organismo y provocan un nuevo resfriado. Con menor frecuencia, los resfriados se contagian al respirar aire que contenga gotitas expulsadas por la tos o por los estornudos de una persona infectada.
El resfriado es especialmente contagioso en los primeros días tras el inicio de los síntomas. - El período de incubación es corto, entre uno y tres días. Los síntomas comienzan con picor o dolor de garganta, o molestias en la nariz; le siguen los estornudos, la rinorrea (secreción nasal excesiva), que pasa de acuosa a espesa y de transparente a amarillenta, y, en general, una cierta afectación del estado general.
La fiebre no es frecuente y, si aparece, no suele ser elevada.
Sí es frecuente la presencia de tos leve, que puede persistir durante un par de semanas. Pueden presentarse complicaciones que alarguen el proceso, como crisis de asma (en niños predispuestos), e infecciones bacterianas del oído medio (otitis media) o de los senos paranasales (sinusitis). - Al tratarse de infecciones provocadas por virus, los antibióticos no son útiles en el tratamiento de los resfriados. Su administración se debe reservar, por tanto, para aquellos casos en los que se produzcan complicaciones bacterianas.
- Coger frío no provoca resfriado, así como tampoco influyen los hábitos alimentarios o el estado general de salud, ni tener unas amígdalas o unas adenoides (vegetaciones) hipertróficas.
- Las frecuentes recaídas de estos procesos, sobre todo en escolares, no son índice de una inmunodeficiencia (defensas bajas). Son muchos los virus que pueden provocar esta infección y los escolares están sometidos a contagio de forma continua.
- Como son muchos los virus causantes de resfriados, y cada virus cambia ligeramente con el paso del tiempo, no ha sido posible desarrollar una vacuna eficaz.
Gripe
La gripe es una infección vírica, provocada por un virus influenza, que afecta, principalmente, a las vías respiratorias altas (nariz, garganta), a las vías respiratorias bajas (bronquios), y, ocasionalmente, a los pulmones.
Existen dos tipos de virus de la gripe, A y B, que, generalmente, se diseminan entre las personas todos los años, causando epidemias estacionales (otoño e invierno).
- La gripe se contagia cuando la gente expulsa gotitas infectadas por el virus al toser o al estornudar, y otras personas las inhalan. Las gotitas también se pueden depositar en superficies y objetos, como pomos de las puertas, mesas, material escolar, etcétera, infectando a las personas que toquen esos objetos y luego se lleven las manos a la boca o a la nariz.
- Los síntomas comienzan entre uno y cuatro días después del contagio y pueden simular un resfriado común, si bien, en general, suelen ser más llamativos. Los más frecuentes son: fiebre alta, dolores musculares, dolor de cabeza y malestar general importante, tos seca, dolor de garganta y rinitis, que se presentan de forma súbita.
No tienen por qué aparecer todos los síntomas descritos para sospechar que el cuadro se trata de una gripe estacional. Precisamente, este “subtítulo” estacional será uno de los factores que el pediatra tendrá en cuenta para el diagnóstico, ya que será, sobre todo en otoño e invierno, cuando se plantee la duda diagnóstica. - La mayoría de los afectados se recuperan en una o dos semanas sin necesidad de recibir tratamiento médico, salvo el dirigido a aliviar los síntomas. Sin embargo, en niños pequeños o aquejados de otras afecciones médicas graves, la infección puede conllevar graves complicaciones de la enfermedad subyacente, provocar neumonía, e incluso causar la muerte.
- Aparte del tratamiento sintomático dirigido a la fiebre, dolores musculares, etc., existen algunos antivirales: oseltamivir, zanamivir, peramivir.
El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (EE.UU.) y la Academia Americana de Pediatría recomiendan que todos los niños hospitalizados con gripe reciban una medicación antiviral, con especial énfasis en aquellos con enfermedad previa o concomitante, que aumenta el riesgo de complicaciones.
A pesar de estas recomendaciones, estudios previos han demostrado que los antivirales son infrautilizados en niños con gripe.
COVID-19: SARS-CoV-2
El COVID-19 es una infección vírica causada por un coronavirus, el SARS-CoV-2, un virus que tiene una gran capacidad de contagio y de transmisión.
- Este virus se transmite entre humanos por contacto directo a través de las minúsculas gotas de saliva expulsadas al hablar, estornudar y toser. También se puede transmitir a través de las propias manos y de objetos, que, al ser tocados por una persona sana, pueden ser llevados a la boca, la nariz o las conjuntivas, inoculándose, así, el virus, sin dejar de lado otras posibles vías de contagio.
El virus puede ser transmitido por personas en período de incubación de la infección, y su índice de contagio es muy elevado. - El período de incubación se sitúa, por término medio, entre cinco y seis días, aunque puede oscilar entre uno y 14 días.
- En la mayoría de los casos, la sintomatología se corresponde a la de un resfriado común más o menos llamativo: congestión nasal, tos y fiebre, si bien ésta puede no estar presente al inicio del cuadro en casi la mitad de los casos.
Es frecuente el dolor de cabeza y el de garganta, así como el malestar general, típicos de las infecciones virales, así como diarrea y pérdida de apetito, teniendo, en general, un pronóstico poco desfavorable. También suele estar presente el dolor muscular. - Situaciones clínicas más graves, como un cuadro respiratorio grave, con dificultad respiratoria, neumonía atípica, insuficiencia renal y otros, se presentan en niños contagiados, frecuentemente, con un nivel inmunitario inferior al deseable, así como en pacientes con una enfermedad previa.
No obstante, los niños son mucho menos propensos a desarrollar una forma grave de la enfermedad, e, incluso, en muchos casos, son asintomáticos. - Desde el punto de vista del diagnóstico, existen los test, ampliamente conocidos por todos, algunos de realización más lenta y otros, más rápidos. Unos se basan en la Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR, de las siglas en inglés), que son un tipo de pruebas de diagnóstico que se llevan utilizando durante años en diferentes crisis de salud pública; otros se centran en la detección del antígeno del coronavirus o en la presencia de anticuerpos contra él, que son las pruebas serológicas.
En la Universidad de California, en Berkeley (EE.UU.), se ha descubierto un test para la detección del coronavirus del COVID-19 mediante la técnica de edición genética CRISPR, que puede diagnosticar la infección en cinco minutos.
VRS: Virus Respiratorio Sincitial
El VRS pertenece a la familia de los paramixovirus y es uno de los microorganismos patógenos respiratorios más importantes en todo el mundo, causante de infecciones de vías aéreas bajas, sobre todo, en lactantes, y para el que, hasta el momento, no existe vacuna ni tratamiento eficaz. Es muy contagioso y se presenta de forma epidémica desde finales de otoño hasta inicios de la primavera.
- El contagio puede producirse por vía aérea, mediante gotitas de saliva producidas por tos y estornudos, pero también a través de las manos o por contacto con objetos contaminados. El VRS puede sobrevivir hasta 30 minutos en manos y en la ropa, y entre 6-12 horas en superficies y objetos, como juguetes, cubiertos, etcétera. Las puertas de entrada del virus son la conjuntiva ocular y la mucosa nasal y oral.
- Transcurridos de dos a cinco días del contagio, los niños infectados por el VRS presentan síntomas similares a los de un resfriado: nariz tapada y/o rinorrea, dolor de garganta, dolor de cabeza leve, tos, fiebre y malestar general.
Los bebés menores de dos años, sobre todo si existe un antecedente de prematuridad o enfermedades que afecten su estado inmunitario, desarrollan un cuadro de bronquiolitis, que es la infección de los bronquios más pequeños (bronquiolos).
No todas las bronquiolitis están causadas por el VRS, pero éste es el virus responsable más frecuente. La duración del cuadro suele ser de una semana, aunque puede prolongarse. - El diagnóstico suele ser clínico (a través de la sintomatología), y es menos importante en los casos leves. Cuando la evolución se complica, pueden utilizarse test de laboratorio, que van desde el cultivo del virus a los test antigénicos, pasando por una PCR específica para VRS.
- El tratamiento de los casos leves va simplemente dirigido a los síntomas. Si el paciente desarrolla una bronquiolitis, puede ser necesaria la hospitalización, con el fin de atender la problemática respiratoria.
Dado que el VRS se transmite al tocar a personas o superficies infectadas, la higiene de manos y la desinfección de superficies y objetos es un factor clave en la prevención.
Si hay un hijo en edad escolar con un resfriado, manténgalo alejado de sus hermanos menores, sobre todo si son bebés, hasta que le desaparezcan los síntomas. Existe un medicamento, el Palivizumab, que contiene anticuerpos específicos, con indicaciones muy precisas, dirigido a la prevención de la bronquiolitis por VRS (inmunidad pasiva).
COVID-19, gripe, resfriado y VRS: ¿cómo diferenciarlos?
En cualquier estación, y más aún en otoño-invierno, se plantea la necesidad de establecer, en lo posible, un diagnóstico diferencial entre estos procesos infecciosos.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos publicaron una guía para orientar sobre la sintomatología más característica ante casos leves de COVID-19, frente a los de gripe y resfriado común.
- Las similitudes son las siguientes: fiebre con o sin escalofríos, tos, dolor de cabeza, dificultad para respirar, fatiga, dolor de garganta, mocos, dolor muscular, y vómitos y diarrea.
- Los síntomas más específicos de COVID-19 son pérdida de olfato y/o gusto, con especial atención urgente ante: sensación de opresión en el pecho, confusión mental, dificultad para permanecer despierto, labios o rostro azulados.
- En el caso de gripe, los síntomas suelen aparecer repentinamente, en comparación con el resfriado y el COVID-19.
- El VRS, en sus formas leves, puede presentarse con una sintomatología idéntica a la del resfriado común.
Para expertos de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), sería fundamental disponer de test diagnósticos que permitan diferenciar entre gripe y COVID-19, dado que el diagnóstico no puede establecerse por criterios clínicos ni radiológicos.
En estos cuatro tipos de infección respiratoria, las medidas de prevención son comunes y bien conocidas por todos: higiene y desinfección de manos, superficies y objetos; distancia interpersonal de entre 1.5 y 2 metros, evitando el contacto directo y la proximidad; y uso de cubrebocas.
Dr. Luis González Trapote - Grupo para la Investigación y Docencia en Pediatría Extrahospitalaria (GRINDOPE)