Bronquiolitis en niños: causas y cuándo acudir al pediatra
La bronquiolitis es una infección de los bronquiolos causada, en la mayoría de los casos, por el Virus Respiratorio Sincitial (VRS), que, cada año, provoca importantes brotes en la población infantil. Los más afectados son los bebés y niños menores de dos años. Conozcamos a fondo sus síntomas y tratamiento, y qué medidas de prevención podemos adoptar para evitar su contagio.
- ¿Por qué se produce la bronquiolitis?
- ¿Por qué la bronquiolitis afecta más a bebés y niños?
- ¿Cómo se puede contagiar la bronquiolitis?
- ¿Cómo saber si mi hijo tiene bronquiolitis? ¡Conoce sus síntomas!
- ¿Cuáles son las complicaciones de la bronquiolitis?
- ¿Cómo se diagnostica la bronquiolitis?
- ¿Cuál es el tratamiento de la bronquiolitis?
- ¿Qué hacer en casa si mi hijo tiene bronquiolitis?
- ¿Cómo prevenir la bronquiolitis en niños?
- ¿Qué medidas de prevención frente a la bronquiolitis podemos adoptar en casa?
Se denomina bronquiolitis a la infección aguda de las vías respiratorias inferiores, de los bronquiolos, que son los bronquios más pequeños.
Es más frecuente en niños pequeños y su gravedad es variable, tanto mayor cuanto menor es la edad del paciente. Cerca de un 20% de los niños con bronquiolitis necesita hospitalización, algo que sucede, sobre todo, en los menores de seis meses.
La bronquiolitis se caracteriza por la inflamación aguda de la mucosa bronquiolar, con edema y destrucción (necrosis) de las células epiteliales de los bronquiolos, junto con una hipersecreción de moco, que causa el estrechamiento de la vía aérea.
Las manifestaciones de la infección son el resultado del efecto nocivo directo del virus en las células del epitelio respiratorio y de la respuesta inmunitaria del contagiado.
¿Por qué se produce la bronquiolitis?
Habitualmente, la bronquiolitis está causada por virus. El Virus Respiratorio Sincitial (VRS) es el virus detectado con más frecuencia en los niños y las niñas con bronquiolitis, seguido por rinovirus, bocavirus, adenovirus, metapneumovirus y, con menos frecuencia, parainfluenza y virus de la gripe.
El VRS es el responsable del brote que, desde hace semanas, está afectando a niños y niñas de nuestro país, por lo que, si el pediatra hace un diagnóstico de bronquiolitis, se puede asegurar, con muy poco margen de error, que es ese virus el causante de la enfermedad.
El VRS es un virus estacional, como ocurre con el virus de la gripe, que suele presentarse cada año entre los meses de noviembre y marzo.
La existencia de la pandemia por el SARS-CoV-2 hizo que, en 2020, no apareciese ese brote habitual, sea porque las medidas profilácticas dirigidas al coronavirus, como la higiene de manos, el uso de cubrebocas y el mantenimiento de la distancia interpersonal lo evitaran, o, quizás, porque el SARS-CoV-2 tuvo “arrinconado” al VRS, o ambas cosas. En 2021, hubo más casos, pero no se pudo hablar de brote epidémico.
En 2022, se recuperó la estacionalidad de la bronquiolitis, con un adelanto en el calendario de presentación. No se trata de un brote de bronquiolitis de mayor gravedad que los anteriores; es la magnitud de la transmisión lo que le da más importancia, así como la coincidencia del VRS con el virus gripal, haciendo que se estén colapsando los servicios de urgencias pediátricas.
¿Por qué la bronquiolitis afecta más a bebés y niños?
El hecho de que sean los niños y las niñas pequeños quienes padecen esta bronquiolitis por VRS puede hacernos pensar que se trata de una enfermedad pediátrica en exclusiva, lo cual no es así.
El Virus Respiratorio Sincitial puede contagiar a los humanos a cualquier edad. Sin embargo, cuando se trata de reinfecciones, el estado inmunitario de los pacientes hace que la infección se manifieste como un proceso catarral simple, sin más complicaciones.
No obstante, estos pacientes pueden transmitir el virus. Si lo hacen a un organismo infantil, sobre todo si se trata de una primoinfección, la enfermedad se puede manifestar de una manera más agresiva, al no tener el sujeto infectado una inmunidad suficiente, incluso, prácticamente, nula en el lactante pequeñito.
Los lactantes entre dos y seis meses y, en general, los menores de dos años, son los más propensos a padecer bronquiolitis por VRS, virus del que están descritos dos tipos: A y B.
Asimismo, están descritos unos factores de riesgo de padecer una bronquiolitis grave, como son: lactantes menores de tres meses, prematuridad, alteraciones de la inmunidad, cardiopatía, apneas previas, observadas por padres o cuidadores, y sobreinfección bacteriana.
A pesar de ello, se ven casos graves, que precisan hospitalización, en niños y niñas previamente sanos.
¿Cómo se puede contagiar la bronquiolitis?
La única fuente de contagio de la bronquiolitis es el paciente infectado, ya que no se ha demostrado su presencia en animales domésticos.
La fuente de infección suele ser un niño mayor con una infección respiratoria de las vías superiores. Las secreciones de las vías respiratorias altas están muy cargadas de virus y son muy contagiosas. Sin embargo, no debemos olvidar la transmisión a través de objetos que han estado en contacto con estas secreciones.
Por esta razón, hay que extremar las medidas higiénicas en el trato con estos niños (lavado de manos, uso de guantes, batas protectoras, etc.).
Las personas infectadas suelen ser contagiosas durante tres a ocho días desde el inicio de la sintomatología, aunque algunos bebés, así como las personas con un déficit inmunitario, pueden ser transmisoras del virus hasta cuatro semanas después del padecimiento de la infección, siendo ya asintomáticas.
El virus persiste en las superficies de objetos contaminados, como pueden ser juguetes, biberones, cubiertos, etcétera, durante varias horas y, en las manos, al menos durante media hora.
¿Cómo saber si mi hijo tiene bronquiolitis? ¡Conoce sus síntomas!
El período de incubación de la bronquiolitis se alarga de dos a ocho días, y la enfermedad se manifiesta, en general, entre cuatro y seis días tras la exposición.
- El cuadro clínico se inicia con síntomas catarrales de vías respiratorias altas, como rinorrea (secreción nasal), estornudos y tos, con o sin fiebre que, de aparecer, no suele ser elevada.
- Al cabo de 1 a 4 días, la tos se hace más persistente, aparece irritabilidad, rechazo del alimento y taquipnea (aumento de la frecuencia respiratoria).
- La obstrucción de los bronquiolos provoca disnea (dificultad respiratoria), más aparente en la fase espiratoria de la respiración. Una señal característica de la dificultad respiratoria es el tiraje costal (al bebé se le marcan las costillas al respirar).
- Se auscultan ruidos respiratorios en forma de pitos (sibilancias), que pueden ser audibles sin necesidad de fonendoscopio (wheezings) y/o estertores crepitantes.
- La tos es un síntoma predominante. Suele ser seca, paroxística, en ataques, no existiendo el “gallo” inspiratorio típico de la tosferina, enfermedad de la que es necesario diferenciarla, ya que la tosferina es una infección bacteriana que dispone de tratamiento antibiótico.
- La dificultad respiratoria suele ir en aumento durante 24 a 48 horas, que es cuando se producen la mayoría de los ingresos hospitalarios, para, después, mejorar de forma gradual.
- Un signo de alerta, que suele aparecer en bebés de menos de un mes de vida, es la apnea (detención de la respiración), que provoca la lógica alarma en las familias y que es motivo de hospitalización, incluso en unidades de cuidados intensivos.
- Otros signos de alerta a los que hay que prestar atención es pérdida de apetito, deshidratación (el bebé no moja el pañal), y si el pequeño está poco activo y quejumbroso.
- La aparición de coloración azul-morada de la piel (cianosis), debido a la falta de oxígeno, precisa tratamiento urgente (oxigenoterapia).
Afortunadamente, la mayoría de los cuadros de bronquiolitis por VRS no son graves y la duración no suele ser superior a 7-10 días, si bien la tos, que es el último síntoma en desaparecer, puede persistir hasta 3-4 semanas.
¿Cuáles son las complicaciones de la bronquiolitis?
Las complicaciones más frecuentes de la bronquiolitis grave en bebés y niños pueden incluir:
- La deshidratación, debida al aumento de la necesidad de fluidos, por la fiebre y la taquipnea, la disminución de la ingesta oral de líquidos y la presencia posible de vómitos.
- La apnea, que es un factor de riesgo que puede condicionar insuficiencia respiratoria y necesidad de ventilación asistida.
- La hipoxemia (disminución del oxígeno en sangre), que se asocia a tapones mucosos de las vías respiratorias bajas y atelectasias (colapso de un lóbulo pulmonar). Suele responder bien a la administración de oxígeno, aunque puede llegar a precisar ventilación asistida.
- La sobreinfección bacteriana es infrecuente, salvo en los niños y las niñas que han precisado intubación endotraqueal.
¿Cómo se diagnostica la bronquiolitis?
El diagnóstico de bronquiolitis lo realiza el pediatra basándose, fundamentalmente, en la sintomatología.
Desde el punto de vista clínico, se han establecido unos criterios para el diagnóstico de bronquiolitis:
- Padecimiento de un primer episodio en menores de dos años, aunque puede darse en mayores de esa edad, generalmente, hasta los cuatro años.
- Presencia de disnea (dificultad respiratoria), fundamentalmente, espiratoria (al expeler el aire).
- Comienzo del cuadro clínico como un proceso catarral.
La radiografía del tórax y los análisis de laboratorio no suelen ser necesarios para el diagnóstico de bronquiolitis. Por este motivo, no se realizan de forma rutinaria, aunque pueden ser útiles a la hora de evaluar sobreinfección bacteriana, complicaciones u otras posibilidades diagnósticas, sobre todo, en pacientes con enfermedad cardíaca o pulmonar de base.
¿Cuál es el tratamiento de la bronquiolitis?
La bronquiolitis por VRS no tiene tratamiento específico. No deben administrarse antibióticos, ni jarabes para la tos o mucolíticos.
El tratamiento es, principalmente, de soporte, con el fin de mejorar la sintomatología respiratoria, siempre siguiendo las indicaciones del pediatra.
Parte de los posibles tratamientos, como son la oxigenoterapia, los broncodilatadores inhalados, los antivirales, etcétera, son de estricta indicación del pediatra, así como dónde deben ser administrados, muchas veces, en ambiente hospitalario.
Mención aparte merece la utilización como tratamiento hospitalario de anticuerpos monoclonales, considerados como inmunización pasiva en próximos brotes de bronquiolitis por VRS.
¿Qué hacer en casa si mi hijo tiene bronquiolitis?
Hay una serie de normas y cuidados que deben considerarse de “obligado cumplimiento” por parte de las familias en el propio domicilio. Son las siguientes:
- Desobstruir la vía aérea superior con lavados nasales con suero fisiológico, sobre todo antes de las tomas de alimento.
- Poner al lactante en la cuna boca arriba (en decúbito supino), con una ligera hiperextensión de la cabeza, y semiincorporado, con una elevación del tronco de unos 30 grados.
- Mantener una temperatura ambiental adecuada, no superior a 20 °C.
- Evitar irritantes ambientales, como el humo del tabaco.
- Asegurar que el bebé toma líquidos por la boca: ofrecer pequeñas cantidades con frecuencia.
- Vigilar posibles signos de empeoramiento o alarma: dificultad para respirar, aumento de la frecuencia respiratoria, del trabajo respiratorio, agitación, mal color, pausas de apnea, rechazo del alimento o vómitos. En estos casos, se debe acudir al servicio de urgencias pediátricas.
- Controlar la temperatura del pequeño varias veces al día.
- El niño no deberá ir a la escuela infantil hasta la desaparición completa de los síntomas.
- Evitar acudir a lugares con aglomeración de gente, como supermercados, centros comerciales, etcétera.
- Evitar el hacinamiento en el domicilio.
- Procurar un ambiente tranquilo: no molestar al lactante con maniobras bruscas, en la medida de lo posible, y ponerle ropa cómoda y amplia, evitando abrigarle demasiado.
¿Cómo prevenir la bronquiolitis en niños?
No existe una prevención activa en forma de vacuna contra el VRS. Recientemente, se han producido dos notables avances en la prevención de la bronquiolitis provocada por el VRS:
- El pasado 1 de noviembre, la empresa farmacéutica Pfizer comunica los resultados del estudio en fase III, denominado estudio MATISSE, de su vacuna frente al VRS en la mujer embarazada. Esta vacuna contiene la subunidad F en su estado prefusión de los tipos A y B del VRS.
- Por otro lado, el pasado 7 de noviembre, la Comisión Europea informa de la autorización de Nirsevimab, un anticuerpo monoclonal para la prevención de la infección del tracto respiratorio inferior causada por el VRS en recién nacidos y lactantes.
Nirsevimab es la primera inmunización pasiva de dosis única frente al VRS que obtiene la aprobación en Europa y también es la primera y única opción preventiva aprobada para una amplia población infantil.
La autorización de comercialización actual marca un logro significativo para la comunidad científica y aborda una necesidad persistente y global no cubierta en la prevención del VRS.
¿Qué medidas de prevención frente a la bronquiolitis podemos adoptar en casa?
A nivel familiar, las recomendaciones preventivas del contagio son prácticamente las mismas que se postulaban durante la pandemia por COVID-19.
- Lavado de manos durante 30 segundos con agua y jabón antes y después de los cambios de pañal, antes de dar el pecho, de preparar el biberón o dar la comida. También se puede utilizar una solución hidroalcohólica.
- Evitar llevar, en la medida de lo posible, a lactantes y niños menores de cuatro años a lugares públicos confinados, como centros comerciales, medios de transporte colectivos, etcétera, donde podrían entrar en contacto con personas resfriadas.
- No compartir biberones, chupones y cubiertos sin lavar.
- Ventilar la habitación, y la casa, durante diez minutos como mínimo.
En el caso de que un familiar esté padeciendo un resfriado:
- Taparse la boca con el codo o la manga al toser o estornudar.
- Protegerse a sí mismo (con mascarilla) al estar en contacto con el niño o niña.
- Lavar regularmente juguetes y muñecos de peluche.
- No fumar jamás en presencia del paciente ni en la casa. Esta norma sirve para siempre, exista o no enfermedad respiratoria.
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