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La participación en la educación por parte de los padres de la niña o el niño que asiste a la escuela, es fundamental para que alcancen sus logros académicos y adquieran la confianza que requieren en el aprendizaje continuo.
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Por otro lado, hay que destacar que el modelo actual de educación en nuestro país dejó de lado su estructura bilateral, en la que sólo se establece un vínculo alumno-maestro, para convertirse en un proceso multilateral que involucre a los progenitores y a la familia.
Existen diferentes maneras de demostrar el compromiso de los padres con la educación de sus hijos. Estas son algunas de ellas:
Una realidad de muchos padres de familia es que no cuentan con los espacios ni el tiempo para acudir de forma regular a la escuela de sus hija(o)s, principalmente por sus horarios laborales.
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Si es tu caso y estás en la posibilidad de que algún miembro de tu familia directa funja como tutora o tutor de tu niña(o), informa a la escuela y a la maestra(o) para evitar malentendidos.
Otra alternativa viable para las mamás y los papás que se encuentran en una situación en la que no pueden asistir a juntas escolares y otras reuniones, es preguntarle a la profesora o profesor qué opciones de comunicación podrían tener para que puedan mantenerte al tanto del aprendizaje y el progreso de tu hija(o).
Ahora bien, una vez que los niños regresan al hogar luego de la escuela, la participación en la educación por parte de los padres también cobra relevancia.
¿Cómo puedes apoyar a tus hijos fuera del horario de clases? ¿Cuáles son tus responsabilidades respecto al estudio y a la realización de tareas? A continuación te decimos algunas de ellas.
Sabemos que el estilo de vida tan ajetreado en el que vivimos actualmente puede dificultar la labor de sentarte con tu hija o hijo a revisar lo que vio en clase, verificar qué le dejaron de tarea y, en caso de que no la haya hecho, asegurarnos de que la realice.
No obstante, este tiempo es fundamental no sólo para conocer el progreso académico y las dificultades que podría tener nuestra niña(o), sino también es crucial para que ésta(e) vea que prestamos atención a su vida escolar.
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Acorde a tu situación y tus tiempos, puedes dedicarle desde un cuarto de hora a dicha revisión o extenderte el tiempo que sea necesario.
La lectura, de hecho, es una de las técnicas de aprendizaje principales con las que contamos tanto dentro como fuera de la escuela. Sobre todo si tu hija(o) va a transicionar del preescolar a la primaria, la práctica de la lectura diaria y en voz alta es una herramienta que propiciara un avance mayor en la lectura y escritura, dos habilidades que forman uno de los pilares en los primeros dos años de este nivel escolar.
En realidad este punto debería fomentarse desde que los niños son bebés, sobre todo en cuanto al establecimiento de límites se refiere.
Los límites contribuyen a controlar los impulsos, desarrollan la empatía y dan la autonomía necesaria para tomar decisiones. Además, ayudan a que se sigan las reglas que existen en cada espacio que habitamos, incluyendo la escuela.
En cuanto a la disciplina, es un hecho que guiar a los niños en la constancia y ponerles una rutina con horarios en la que se contemplen sus deberes, así como sus actividades de esparcimiento y tiempos de descanso, les hará más sencilla la etapa escolar.
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La transición del jardín de niños a la primaria puede representar un gran reto para muchos pequeños, pues la forma de enseñanza es muy distinta entre uno y otro.
Por tal razón, una de nuestras labores es guiar y acompañar a nuestros hijos con paciencia y escuchando cada una de sus inquietudes o frustraciones, sin decirles frases que los hieran o los hagan sentir insuficientes.
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Por ejemplo, el que tu hija o hijo no entiendan un problema matemático que otros niños de su salón ya entendieron, no quiere decir que tu niña(o) sea menos capaz que los demás y debes hacérselo saber para evitar dañar su autoestima.
Muchas veces te enfrentarás a situaciones en las que los maestros y compañeros de clase puedan decir algo que lastime de forma directa a tu hija(o), y hay que saber diferenciar entre un "regaño" por un mal comportamiento, por desobediencia o porque no se atendió una instrucción, pero si no es el caso, tu labor será proteger la autoestima de tu niña(o) y ser su lugar seguro.
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Parte de la enseñanza de la constancia tiene que ver con el ejemplo que nosotros damos a nuestra(o)s hija(o)s.
La escuela no representa sólo el lugar donde los niños van a aprender, al mismo tiempo es su espacio de socialización e interacción fuera de casa en el que continúan desarrollando sus habilidades sociales, psicoemocionales y aprenden a resolver retos de forma habitual.
Por lo tanto, privar a un niño del derecho de asistir a una escuela de forma constante afectará su desempeño académico y sus relaciones con sus iguales.
Evidentemente, si el niño está enfermo o hay una causa de fuerza mayor que no le permita asistir a clases, será comprensible y habrá que ponerse al corriente a su regreso.
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¿Cómo es la participación de los padres de familia en la escuela a la que asiste tu hija(o)? ¿De qué forma apoyas en casa la educación de tus peques? ¡Cuéntanos en los comentarios!
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