El raquitismo y la importancia de la vitamina D

9 Feb 2023
Raquitismo vitamina d

La enfermedad más común en los huesos durante el crecimiento es el raquitismo. Para prevenirlo, es necesario mantener una dieta con los niveles de nutrientes y de vitaminas adecuados durante el embarazo y el primer año de vida de los niños.

En la actualidad, el raquitismo es una enfermedad que afecta pricipalmente a niños de países en vías de desarrollo, a raíz de los graves problemas de malnutrición en mujeres embarazadas y niños.

En el caso de los países desarrollados, una serie de consejos y recomendaciones permiten a las madres no tener que preocuparse de que esta enfermedad afecte a sus hijos.

(Te interesa: Más calcio y vitamina D en el embarazo y la lactancia)

¿Qué es el raquitismo y cuáles son sus causas?

El raquitismo es la enfermedad causada por la falta de vitamina D, calcio o fósforo. Sus efectos están caracterizados por el reblandecimiento de los huesos, lo que puede provocar su deformidad o fractura, entre otros síntomas.

La desnutrición, los genes, la falta de exposición solar, los trastornos hepáticos, la intolerancia a la lactosa o la dieta vegetariana también pueden incrementar las probabilidades de sufrir raquitismo. 

Los niños de entre 6 y 24 meses (período en el que los huesos crecen rápidamente) son los más afectados de raquitismo, pero no se da en recién nacidos.

En los países desarrollados, el raquitismo tiene un bajo impacto, ya que la nutrición y el seguimiento médico de los más pequeños dificultan su aparición.

Sin embargo, los hábitos de vida de la sociedad actual, que incluyen el uso de vestimenta que cubre casi la totalidad del cuerpo, el ocio en espacios cerrados y la sobreprotección solar pueden provocar la disminución de los niveles de vitamina D en la sangre. Por este motivo, es común que los pediatras prescriban suplementos vitamínicos de este tipo a los niños.

raquitismo infografia

Cuándo debes preocuparte

Los niños que padecen raquitismo suelen tener síntomas como los siguientes:

  • Dolor en los huesos y las articulaciones, así como calambres, debilidad muscular y fatiga.
  • Retraso en el crecimiento (baja talla), en el desarrollo psicomotor y de la dentición.
  • Asimismo, pueden sufrir deformidades craneales, óseas (piernas arqueadas, engrosamiento de la unión de las costillas con el esternón, etc.). 
  • También tienen una mayor tendencia a contraer infecciones.
  • Aumento de la sudoración e, incluso, convulsiones o tetania (contracción muscular mantenida) en casos muy avanzados.

Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, debes llevar a tu hijo al médico para que determine si se trata de raquitismo.

Para ello, le realizará un análisis de sangre y las radiografías de los huesos que se considere oportunas.

El raquitismo, si no se debe a la malnutrición del niño (cosa que raramente ocurre en los países industrializados), tiene un componente hereditario en un número de casos considerable.

Por lo tanto, si se han dado más casos en la familia, los papás deben estar atentos a las señales de alarma que acabamos de enumerar.

El tratamiento contra el raquitismo

Conozcamos los tratamientos más habituales para tratar a los niños que sufren raquitismo por carencia nutricional:

Suplementos de vitaminas y minerales

El tratamiento más habitual para tratar el raquitismo es la administración de vitamina D por vía oral durante algunos meses, así como suplementos de calcio.

Para la prevención de esta enfermedad es importante seguir una dieta equilibrada rica en vitamina D, así como someterse a una habitual (y moderada) exposición al sol, tanto las mujeres embarazadas como los niños.

Ortopedia y cirugía

En los casos en los que se haya producido una deformación de los huesos (arqueamiento de las piernas, deformación de las costillas, etc.), el especialista puede indicar el uso de un aparato ortopédico específico para la zona afectada. Su finalidad es actuar de sostén y corrector de la postura durante el desarrollo de los huesos en crecimiento.

Si la deformación es grave y afecta a la movilidad del niño, se puede pensar en una intervención quirúrgica para corregir la desviación, como sucede en algunos casos de rodilla valga o de deformación de la columna vertebral.

Raquitismo hipofosfatémico: ¿en qué consiste?

El raquitismo hipofosfatémico es el raquitismo resistente a la vitamina D. Se trata de una anomalía genética cuya principal consecuencia es el reblandecimiento de los huesos y el dolor que ello produce.

Dado que los huesos se vuelven blandos a raíz de este tipo de raquitismo, también se curvan y se deforman, lo que provoca el dolor.

La causa de este trastorno es un nivel bajo de fosfato electrolítico en la sangre. El fosfato es necesario para la formación y el fortalecimiento del hueso, por lo que su carencia repercute en el desarrollo y el crecimiento del niño.

Los síntomas del raquitismo hipofosfatémico se aprecian ya durante el primer año de vida del niño (arqueamiento de las piernas, deformación ósea, dolor en los huesos y las articulaciones).

Este tipo de raquitismo también se diagnostica a través de un análisis de sangre y de radiografías de los huesos.

En este caso, el tratamiento consiste en la administración de fosfato y de un tipo específico de vitamina D, que el especialista prescribirá en su caso.

Cabe tener en cuenta que un exceso de suplementación de vitamina D y fosfato puede repercutir en el correcto funcionamiento de los riñones, por lo que las dosis deben estar bien ajustadas.

Asimismo, otra causa del raquitismo hipofosfatémico es la presencia de diferentes tipos de tumores, si bien esta circunstancia es muy poco frecuente.

El déficit de vitamina provoca raquitismo

El organismo necesita vitamina D para absorber el calcio del intestino. También regula la cantidad de calcio y fósforo que se almacena en los huesos, para desarrollar huesos sanos y fuertes.

Si el niño sufre una carencia de vitamina D nutricional, es decir, debido al tipo de alimentación y a la escasa exposición a la luz solar, y no por causas metabólicas o por alteraciones genéticas, puede llegar a sufrir raquitismo.

Esta es una razón de peso para controlar con el pediatra cualquier posible síntoma de raquitismo, como hemos destacado.

Por último, recordemos una vez más la importancia de una alimentación saludable, equilibrada y variada para prevenir carencias nutricionales. En concreto, los lácteos y sus derivados, así como los huevos, la carne, las sardinas y los pescados ricos en ácidos grasos omega-3 en general, entre otros alimentos, son una buena fuente de vitamina D y calcio, entre otros micronutrientes.

 

 

DIRECTORA EDITORIAL MI BEBÉ Y YO. Experta en temas de embarazo, maternidad y paternidad, bebés y niños, y coordinadora de nuestra Agenda de Crecimiento.

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Comentarios (3)
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Leticia
Gracias por la información, mejórate mi alimentación y expondré un poco más al sol a mi bebé.
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Araceli
Buena información ni siquiera sabía que existía esa enfermedad
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Jayr
Me encantan sus comentarios y sobre todo enseña a las mamás primerizas