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Cuando un bebé llora, puede hacerlo por múltiples motivos: gases, frío, hambre, dolor, soledad… Poco a poco, la madre y el padre aprenden a conocer a su hijo y a identificar a qué causa corresponde el llanto.
Sin embargo, existe una clase de llanto incontrolable e irritante que puede ser algo más y que puede llegar a desesperar a todos los padres. Se trata de las lágrimas provocadas por los cólicos del lactante. Para identificarlos, suele ayudar conocer esta afección y distinguir sus principales características.
- El cólico del lactante es un síndrome conductual propio de los bebés con edades comprendidas entre uno y cuatro meses, que se caracteriza por períodos prolongados de llanto y malestar difíciles de calmar, que se desencadenan sin causa aparente.
- Es más probable que los episodios ocurran por la tarde-noche y su mayor intensidad suele darse entre las 4-6 semanas después del nacimiento del bebé, y van disminuyendo poco a poco a partir de las 12 semanas de vida.
- En la mayoría de los casos de cólico del lactante, no existe prueba alguna de que el llanto esté causado por dolor abdominal o en cualquier otra parte del cuerpo. No obstante, es habitual que los padres atribuyan el origen del llanto a dolor en el abdomen de carácter digestivo.
Para saber si nuestro bebé está sufriendo un cólico de lactante, desde el punto de vista médico, los criterios diagnósticos son tres:
De manera habitual, el cólico de lactante tiene una incidencia de episodios de llanto o queja de tres o más horas diarias durante tres o más días a la semana. La distribución mundial es muy variable y depende de la percepción de los padres y de influencias culturales, entre otros factores.
- Los bebés con cólico del lactante muestran una expresión facial de dolor, en ocasiones, asociada a distensión abdominal, aumento de gases, eritema corporal y flexión de piernas sobre el abdomen, elementos que no constituyen por sí solas claves diagnósticas indicativas de dolor o enfermedad orgánica.
- Podemos decir que más de un 90% del tratamiento se basa en ayudar a los padres a superar este período de desarrollo del bebé, ya que no es posible “curar” como tal el cólico.
- En casos intensos, se recomiendan ensayos terapéuticos limitados en el tiempo para descartar alergia a las proteínas de la leche de vaca, dado que esta patología puede presentar signos y síntomas muy similares.
- Aunque, en ocasiones, se atribuyen algunos síntomas a episodios de reflujo gastroesofágico por parte de los padres, no hay evidencia de que el tratamiento antirreflujo disminuya los episodios de llanto.
- Las maniobras de balanceo rítmico en un ambiente relajado, los sonidos monótonos y las vibraciones pueden tranquilizar al lactante, si bien, muchas veces, el llanto se reanuda nuevamente en cuanto cesa la maniobra.
- El pediatra es el que debe realizar una valoración de las necesidades de los padres y de sus puntos vulnerables, de forma que les reafirme en sus cuidados y les proporcione el apoyo informativo más beneficioso posible.
Los signos de alarma que los padres deben tener en cuenta son los siguientes:
Dr. Sergio Negre
Pediatra especializado en gastroenterología infantil
de la Unidad de Pediatría del Hospital Quirónsalud Valencia
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