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¿Vas a viajar en avión y te falta información sobre qué debes tener en cuenta a la hora de volar con bebés? ¿Tienes hijos más mayorcitos y te gustaría saber qué hacer para que todos puedan disfrutar de un vuelo tranquilo y sin sobresaltos? Te resumimos las principales directrices de las compañías aéreas con respecto a los menores de dos años y te damos unos prácticos consejos para un vuelo seguro y agradable para grandes y pequeños. ¡Toma nota!
A la hora de volar con bebés, cada compañía tiene sus propias directrices y políticas empresariales con respecto a los derechos y deberes de los bebés en el avión. A continuación, te detallamos las premisas básicas a tener en cuenta, aunque, cuando compres los boletos de avión, deberás consultar las pautas específicas de la compañía que hayas elegido.
EL ABORDAJE. Normalmente, las compañías otorgan preferencia a las familias con niños a la hora de embarcar. De no ser así, deberás esperar a subir con el resto de pasajeros. Si tienes los asientos asignados, no es necesario que hagas fila de pie para subir al avión.
A BORDO DEL AVIÓN. Una vez dentro del avión, recuerda mantener al niño bien hidratado durante todo el vuelo, ya que el aire del interior del avión produce una ligera deshidratación. Para evitar molestias en los oídos, es bueno que el bebé succione el biberón o el chupón en las fases de despegue y aterrizaje, que es cuando se producen los mayores cambios de presión.
KIT DE IMPRESCINDIBLES PARA EL BEBÉ. No olvides llevar como equipaje de mano los siguientes utensilios para el bebé: biberón, toallitas desinfectantes para chupones y pezones, un paquete de cambiadores impermeables y desechables, pañales, bolsas de plástico y ropa de cambio.
COMER EN EL AVIÓN. Si viajas con un lactante que toma biberón, es aconsejable que prepares tantas dosis como sean necesarias en el transcurso del trayecto. Los biberones se pueden almacenar en una bolsa a temperatura ambiente y el personal de cabina se encargará de calentarlos en su momento.
¿Y cuándo volamos con niños más mayorcitos? ¿Qué podemos hacer para que el vuelo resulte lo más agradable y divertido para todos? La plataforma digital de viajes Booking.com, en colaboración con la conocida psicóloga Patricia Ramírez (@patri_psicologa), nos ofrece un decálogo con los mejores consejos para un viaje con niños sin "turbulencias". ¡Toma nota de sus consejos!
Háblales de la experiencia completa y no escatimes en detalles sobre el aeropuerto y el vuelo en avión. Completa esta aproximación con información útil y consejos que les puedan ser de ayuda: “Habrá momentos de espera, quizás tenemos que hacer fila, pero cada vez estaremos más cerca de nuestro destino…”
El cerebro disfruta más con la preparación previa al viaje que con el viaje en sí, así que es una oportunidad única para hacerles vivir los preparativos y el trayecto como parte especial del viaje. ¿Algunas ideas?
Para que puedan relajarse en el avión, las semanas previas a un viaje, enséñales y practica con ellos técnicas de respiración o ejercicios de meditación. Hay múltiples aplicaciones, podcasts y videos online con meditaciones específicas para niños, que pueden practicar en familia. Puedes guardar este contenido en el celular y reproducirlo en el avión como apoyo para que estén más calmados.
Toma una actitud activa y opta por actividades que ayudan a los niños a focalizar su atención en experiencias agradables y placenteras. Actividades como rompecabezas, mandalas, libros con pasatiempos o cuadernos para colorear son opciones sencillas para llevar contigo y que les ayudarán a entretenerse y divertirse.
Es completamente normal y sano que un niño se mueva, desee explorar, sea curioso, haga preguntas, y también que se queje o esté cansado. No olvides que son niños, y no adultos. Centra tu atención en atenderlo desde la calma, mostrando comprensión por su conducta, y deja de lado los nervios y los regaños.
Para ello, es importante que tú tengas una mentalidad positiva y focalices tu energía en tu hijo. Te ayudará el hecho de no pensar en todo lo que puede salir mal y no centrarte en aquello que puedan pensar el resto de los pasajeros.
Un pants y unos tenis fáciles de quitar siempre son una combinación ganadora. El objetivo principal es que estén cómodos, y no tanto que vayan a la moda. Si tienes hijos pequeños, es probable que suban los pies al sillón, y en este caso, unos zapatos con velcro pueden ser un buen aliado.
Aunque los adultos no tengamos respuestas a todo, y muchas preguntas puedan ser un reto, es importante que los animes a ser curiosos y, sobre todo, que los escuches. ¡Verás qué salidas tan divertidas tienen! Si hay alguna duda que no puedas resolver, juega con él o ellos a pensar soluciones, o pregunta a algún miembro de la tripulación para conocer la respuesta.
No solo es importante el equipaje, sino también preparar una mochila con juegos y elementos para entretenerse durante el vuelo. La selección de juegos en casa la puedes hacer junto a tus hijos, y que sean ellos los que decidan cómo quieren divertirse en el aire. Algunas opciones son una apuesta segura: dibujos, libros, mesas de juego portátiles, libretas con stickers, manualidades, etc.
Para aliviar las sensaciones extrañas que la presión les puede generar en los oídos, puedes consultar al pediatra. Si son niños mayores, masticar chicle les ayudará. Y en el caso de los niños pequeños, beber agua, tragar saliva o lamer un dulce les hará sentirse mejor.
Pregúntales a tus hijos qué les gusta hacer cuando viajan en avión, cómo sería su avión perfecto o a dónde les gustaría volar. A los niños les encanta que los tomemos en cuenta, pero a veces subestimamos sus ideas por el mero hecho de ser niños.
Con el objetivo de ejercitar sus habilidades de expresión oral y escrita, anímalos a que narren cómo sería una experiencia de vuelo perfecta. Podemos participar escribiendo una introducción que los haga sentirse más mayores. Por ejemplo: “Estimado pequeño gran viajero, para nosotros tu opinión vale mucho y nos gustaría que nos pudieras ayudar para que todos los niños del mundo disfruten más a bordo de nuestros aviones. Te agradecemos tu participación, para nosotros tus ideas son muy importantes”.
Cuando el entorno no es familiar y hay que desplazarse de forma rápida, tener un objeto familiar al que tienen apego los ayuda a sentirse más seguros y los relaja. Puede ser un trapo, un conejo de peluche, un chupón o sus galletas favoritas, todo ayuda para que se sientan como en casa.
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