Te detallamos todo lo que debes tener en cuenta antes de comprar una carriola para tu hijo: la edad adecuada, características, normas de uso correcto, criterios para elegirla. ¡Lo básico para una buena elección!
Cuando el bebé acaba de nacer, la carriola es el medio de transporte ideal. Y pasados los primeros seis meses, cuando el pequeño empieza a permanecer sentado, la podrá disfrutar como una silla de paseo, donde disfrutará de una visión más amplia del mundo que lo rodea.
Cualquier momento es bueno para comprarla, pero, al hacerlo, deberemos tener presente que sea adecuada a la edad del niño y a la época durante la cual empezaremos a pasearlo.
¿Cuándo empezar a usar la carriola?
Pasados los primeros seis meses, podemos utlizar la carriola del niño como una silla de paseo. Al principio, es importante que el niño permanezca echado o ligeramente incorporado en el asiento, y asegurarnos de que apoye bien la espalda en el respaldo.
Los modelos de carriolas construidos con materiales rígidos, bien recubiertos y con el respaldo reclinable en varias posiciones son los más adecuados para garantizar tanto la comodidad como la seguridad del niño.
También debemos tener en cuenta la estación en la que el bebé utilizará por primera vez la carriola. Para los paseos en los meses fríos, es aconsejable un modelo con los laterales altos y acolchados, que lo proteja del frío. Por el contrario, si las temperaturas son más altas, será preferible un modelo más ligero, manejable y práctico para los papás.
La carriola se puede utilizar hasta que el niño tiene tres o cuatro años, aproximadamente, según el modelo.
Características principales de las carriolas
El chasis suele estar fabricado en aluminio. Su peso es ligero, lo que permite un gran manejo y transportabilidad.
En la actualidad, la mayoría de los modelos dispone de un respaldo reclinable en múltiples posiciones, aunque existen algunas sillas, para los niños más mayores, que son fijas.
El manillar, en muchos modelos, es dirigible y regulable en altura, característica que hace más fácil su conducción, ya que permite adaptarse a la estatura de la persona que lleva la silla.
El respaldo y la barra de seguridad delantera deben estar muy bien acolchados para garantizar la comodidad y la seguridad del niño.
Los reposapiés suelen regularse de forma independiente del asiento, para una posición activa o de descanso.
En muchos modelos, la barra de seguridad delantera se puede retirar para colocar más fácilmente al niño en el asiento.
Generalmente, el asiento es rígido, para sostener la espalda del pequeño, y dispone de un arnés de seguridad de cinco puntos.
La mayoría de las carriolas suele incluir de serie una capota, que protege al pequeño del sol y el viento. Algunas son extensibles y cuentan con visera y una pequeña ventana para poder vigilar al pequeño.
La cesta portaobjetos suele estar situada en la parte de abajo de la silla, encima de las ruedas, y es muy práctica para llevar los objetos del niño y aligerar la carga.
Algunas sillas de paseo son reversibles, es decir, se puede optar por llevar al bebé de cara a los papás o mirando a la calle.
El sistema de plegado de las sillas de paseo suele ser fácil, rápido muy compacto. Muchos modelos se pliegan tipo paraguas; otros tienen un plegado telescópico o tipo libro (plano). Algunas sillas se pueden llevar como equipaje de mano en la cabina de los aviones gracias a su plegado súper reducido.
Los frenos tienen la función de bloquear la sillita, impidiendo cualquier desplazamiento. Generalmente, están colocados de manera que bloquean las ruedas posteriores. Pueden ser de pedal, de barra o de disco.
Existen modelos especiales provistos de un chasis doble, a lo ancho o en línea (o bien un único chasis grande), destinados a gemelos o a hermanos con poca diferencia de edad. También se pueden encontrar modelos convertibles, que, en función de las necesidades, se transforman en un producto monoplaza, biplaza o gemelar con unas sencillas y rápidas maniobras.
¿Qué hay que tener en cuenta para comprar una carriola?
La elección de la carriola debes hacerla teniendo en cuenta varias características que ésta debe cumplir para garantizar la comodidad y la seguridad del niño.
El peso y la edad del niño. Algunas carriolas están destinadas a los más pequeños, mientras que otras, más ligeras, se pueden utilizar hasta los cuatro años.
La silla debe ser segura y estable. Para comprobarlo, se debe reclinar el respaldo todo lo que se pueda, ejercer presión con la palma de la mano hacia abajo, a la altura en la que se situaría la cabeza del niño, y asegurarse de que las ruedas delanteras no se eleven.
Los cinturones de retención o arneses han de ser sólidos y retener de forma segura al niño.
Los frenos han de bloquear la silla perfectamente, y se deben accionar y desactivar rápidamente.
Hay que pensar en las propias necesidades: en función del terreno en el que habitualmente se utilizará la silla de paseo, la compra puede variar. Este factor puede determinar la elección, por ejemplo, entre un tipo de ruedas u otro.
Hay que verificar su flexibilidad. Si se empuja la estructura hacia abajo apoyándose en el manillar o en las empuñaduras, el chasis debe ceder y volver a su posición original.
El chasis se debe poder abrir y cerrar fácilmente. Para impedir su cierre accidental, la silla debe estar provista de un dispositivo de bloqueo de doble seguridad.
El asiento tiene que estar bien tensado y no tocar la estructura metálica en ningún punto.
También se deben tener en cuenta las dimensiones de la silla, tanto plegada como desplegada, para que no haya problemas de espacio al pasar por las puertas, entrar en el ascensor o guardarse en el portaequipajes del coche.
¿Carriolas con ruedas grandes o pequeñas?
El tipo de ruedas que elijamos depende de la superficie en la que la silla de paseo vaya a ser utilizada.
Las ruedas pequeñas y giratorias resultan muy apropiadas para circular por superficies lisas y regulares, como las aceras de las ciudades, y favorecen los cambios repentinos de dirección. Sin embargo, son más difíciles de manejar si nos desplazamos por terrenos más o menos accidentados. Muchas disponen de un tope que permite transformarlas también en ruedas fijas.
Las sillas de plegado tipo paraguas suelen tener este tipo de ruedas, distribuidas, normalmente, en cuatro bloques, dobles o individuales. Habitualmente, estas ruedas están fabricadas con un material plástico especial, más ligero y resistente que la goma con la que, normalmente, están hechos los neumáticos.
Las ruedas grandes permiten subir y bajar las aceras con mayor agilidad, así como manejar la silla de paseo más fácilmente, incluso sobre terrenos irregulares (como, por ejemplo, las superficies adoquinadas, empedradas o sin asfaltar). Se adaptan perfectamente a los chasis de plegado tipo libro.
Las ruedas todavía más grandes están indicadas para los apasionados de las excursiones, es decir, para quienes quieren ir con la silla de paseo a la playa o al campo, o transitar por caminos de montaña. Muchos modelos suelen recurrir a las ruedas inflables, similares a las que se utilizan en las bicicletas, que disponen de freno centralizado.
En la actualidad, lo normal es que las ruedas estén provistas de amortiguadores de muelle, de compresión o equilibrantes, es decir, que sean capaces de absorber los golpes. En cualquier caso, incluso la suspensión es regulable, para adaptarse continuamente a cualquier tipo de terreno, así como al peso del niño que va creciendo.
Algunos modelos incluyen ruedas extraíbles, por lo que tienen la ventaja de poder sustituirse o repararse en caso de rotura, y de facilitar un plegado más compacto.
Normas para un uso correcto de la carriola
El niño siempre debe estar sujeto a la silla mediante el arnés de cinco puntos, para evitar que pueda caerse o ponerse de pie. El arnés debe ajustarse siempre de manera sólida y correcta, para que pueda retener perfectamente al niño.
Cuando el niño esté en la silla, debe estar continuamente vigilado por un adulto, especialmente si se queda dormido.
Nunca hay que plegar o desplegar la silla con el niño al lado, para evitar que sus dedos queden atrapados en el chasis.
Cuidado con sobrecargar la silla de paseo; poner demasiado peso en el manillar podría desequilibrar la silla y hacer que vuelque hacia atrás con el niño sentado.
Se debe respetar la edad de uso para la cual la silla está homologada: nunca hay que utilizar una silla antes o después de la edad o el peso aconsejado por el fabricante.
Es importante seguir las instrucciones de uso y mantenimiento de la silla que indica el fabricante. Si la silla de paseo no está en buenas condiciones, es mejor adquirir una nueva.
¿Cuánto cuesta una carriola?
El precio de una carriola está condicionado por muchísimos factores, que recogemos a continuación:
La calidad de los materiales. Tanto por lo que se refiere a la estructura del chasis como a los tejidos que componen la carriola.
Por ejemplo, no es lo mismo una carriola con un chasis que sea 100% de aluminio, que tienen un precio más elevado, que una que contenga, además, componentes plásticos.
Por la misma razón, no es lo mismo una carriola con un revestimiento de algodón 100% que una elaborada con poliéster.
Número de accesorios. El hecho de que la carriola sea más o menos completa puede condicionar considerablemente su precio. Por ejemplo, algunas carriolas incluyen en el precio accesorios de gran valor, por lo que su precio puede resultar más elevado. Otras carriolas pueden resultar más asequibles, pero pueden contar con un mínimo número de accesorios. Esto es algo a tener en cuenta.
Características innovadoras. El hecho de que la carriola ofrezca al consumidor un aspecto innovador, diferencial, también puede condicionar su precio. Por ejemplo, hay algunas carriolas que se abren de forma automática y, naturalmente, este dispositivo puede influir en el precio.
¿Cuántos kilos aguanta una carriola?
Las carriolas están homologadas según la normativa europea EN1888, que establece un máximo de 15 kilos para la silla más 2.5 kilos para la cesta.
Para ofrecer a nuestro pequeño las máximas garantías de seguridad, es fundamental tener en cuenta este aspecto.
¿Cuándo comprar una carriola ligera?
Como ya hemos comentado, cuando el bebé acaba de nacer, la cuna es el medio de transporte ideal.
Pasados los primeros seis meses, cuando el pequeño empieza a permanecer sentado, ya se puede comprar una carriola, donde el niño disfruta de una visión más amplia del mundo que le rodea. Al principio, es importante que el niño permanezca acostado o ligeramente incorporado en el asiento, y asegurarnos de que apoye bien la espalda en el respaldo. La carriola se puede utilizar hasta que el niño tiene tres años, aproximadamente.
Para los niños de más de tres o cuatro años, se aconseja adquirir una silla de segunda edad, que suele ser más ligera y manejable.
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¿A qué edad pasaste a tu hijo a la carriola? ¿Qué es lo que más valoras a la hora de elegir una carriola para tu pequeño? ¡Déjanos tu comentario!