Vacaciones con niños: todo lo que debes saber

13 Feb 2023
Vacaciones con ninos

Las vacaciones con niños siempre suponen todo un reto, especialmente cuando se trata de las primeras vacaciones con el bebé. Te ofrecemos unos prácticos consejos y el consejo del experto para ayudarte a organizar y disfrutar más del viaje.

Las primeras vacaciones del bebé o del niño se pueden realizar cuando el pequeño esté preparado para viajar o salir de vacaciones, algo que puede indicar el pediatra. Sin embargo, en general, incluso los niños de pocos días pueden hacer breves escapadas.

Sin embargo, antes de decidir y organizar unas vacaciones con el bebé hay que tener en cuenta algunos factores, como la edad del pequeño, el clima del destino elegido, la época del año en la que se viaja, las condiciones sanitarias del lugar, etc. También hay que ser extremadamente meticuloso a la hora de preparar la maleta del niño.

Elegir el destino: dónde ir de vacaciones con niños

La primera gran duda a la hora de planificar las primeras vacaciones con el bebé surge entorno al destino a elegir. En este sentido, existen muchísimos destinos indicados para ir con bebés, ya sean sitios de playa, de montaña o un viaje al extranjero.

Sin embargo, debes descartar aquellos destinos que pueden suponer un riesgo para la salud del pequeño, como países con infraestructuras inseguras o sin agua potable. Ante cualquier duda, puedes consultar al pediatra, quien te indicará si el destino puede ser peligroso para el bebé o si, a pesar de ser seguro, requiere que el niño se vacune con antelación. 

Cada ambiente tiene unas características que pueden beneficiar de manera diferente a la salud psicofísica del niño.

 

Viajar con niños a la playa

Tenga la edad que tenga el pequeño, el mar siempre es una buena opción, gracias a la combinación de sol, olas y arena, a lo que hay que sumar el favorable clima marítimo, que está indicado para todos los niños.

  • Este destino es perfecto para quienes padecen alergias, pues el aire que se respira cerca del mar tiene un alto nivel de humedad y no contiene ni polen ni polvo, perjudiciales para aquellos que sufren trastornos en las vías respiratorias.
  • La exposición al sol es beneficiosa para el crecimiento del niño, ya que sus rayos ayudan al organismo a producir vitamina D, que ayuda a fijar el calcio en los huesos.
  • Hasta los dos meses, los recién nacidos no deben ser expuestos al sol. Para el resto de niños, se aconseja una exposición gradual (los primeros días el niño debe llevar una camiseta fina de algodón), pero nunca sin un producto solar de alta protección.
  • También es necesaria la utilización de un gorrito o, en el caso de que al niño no le guste, humedecerle muy a menudo la cabeza.
  • En la playa, hay que quitarle el pañal y ponerle unos calzoncitos (más prácticos y menos molestos).
  • Procura que beba mucha agua y se mantenga hidratado.
  • Los meses de julio y agosto no están contraindicados para llevar al pequeño al mar, siempre que el lugar elegido sea muy verde y haya sombra (por ejemplo, un pinar).
  • Además, hay que llevar a la playa entre las 8:00 y las 10:30 horas de la mañana, o bien después de las cuatro de la tarde. Estos  horarios le permiten, además, tomar las principales comidas en casa y hacer la siesta con total tranquilidad.
  • Los niños deben vestirse con poca ropa, como hacemos los adultos en verano, con tejidos naturales como el algodón, que deja transpirar la piel, y con colores claros, que reflejan la luz del sol y les mantienen más fresquitos.
  • No existe un límite de edad para meterse al mar
     
    , siempre y cuando, por supuesto, el agua esté limpia y no contaminada. Siempre hay que vigilar bien al niño cuando nada o juega en el agua, aunque ya sepa mantenerse flotando solo. En los primeros años de vida, los movimientos todavía son torpes y no es difícil que acabe con la cabeza debajo del agua.
  • Después del baño, no hace falta enjuagar al niño con agua dulce inmediatamente. Si el agua del mar está limpia, la permanencia de la sal sobre la piel durante unas horas tiene un efecto beneficioso. Es suficiente con un baño rápido al irse de la playa.
  • Por último, ¿quién no ha jugado a hacer castillos de arena? Los diferentes juguetes creados para utilizar en la playa permitirán desarrollar la creatividad y dimensión espacial de los niños.
  • En el caso de el niño, jugando, se meta arena en la boca, no es necesario hacer nada, a menos que el material extraño le obstruya las vías respiratorias. En este caso, hay que incitar al pequeño a toser o poner en práctica la maniobra antiasfixia, que todos los papás deberían conocer. Si las vías respiratorias están libres, no hay nada de qué preocuparse, aunque el niño haya tragado un poco de agua, tierra o arena. No le pasará nada.
  • ¿Le puedo quitar el traje de baño? ¿Lo dejo desnudito? ¿La arena no le podrá causar ninguna infección en los genitales? ¿Es higiénico que el pequeño se bañe sin bañador en la playa? En primer lugar, hay que tener en cuenta que los expertos diferencian entre meterse al mar y jugar en la arena, porque la respuesta no es la misma en los dos casos. Los estudios demuestran que meterse al mar no es nada problemático. El niño puede meterse sin traje de baño sin problemas. El problema aparece cuando el niño quiere jugar en la arena. En este caso, la arena caliente y la humedad del traje de baño favorecen la multiplicación de los gérmenes.
  • Lo recomendable es que los niños, una vez hayan salido del agua, se sienten en una toalla seca y limpia. Cuando juegan, sin embargo, no es un problema tener el traje de baño puesto, aunque esté mojado, el sol lo seca muy deprisa.
  • Por ello, lo recomendable es llevar algún calzoncito o traje de baño de repuesto, para cambiárselo una vez salga del agua y evitar así la humedad en los genitales.

Viajar con niños a la montaña

La vegetación, la presencia de agua y las buenas temperaturas la convierten en un destino recomendado para toda la familia.

  • Al igual que en la playa, el aire puro que se respira a partir de los 1500 metros de altitud, beneficia a los niños alérgicos al polen.
  • Sin embargo, a partir de cotas superiores a los 2500 metros de altitud, quien no está acostumbrado puede sufrir trastornos en la visióny en el sueño, cansarse fácilmente y marearse.
  • La vegetación, normalmente rica, la presencia de agua, y la temperatura apacible y no sujeta a grandes cambios hacen de las colinas y de los lugares en los que hay lagos un destino aconsejado para todos.
  • Las rutas y senderos permitirán a los niños estar en contacto con la naturaleza.
  • Además, existen muchas actividades y juegos infantiles para realizar al aire libre que les permiten relacionarse con el entorno a la vez que se divierten: las escondidillas, la búsqueda del tesoro, disfrutar de un picnic, etc. 
  • En la montaña, también hay que tener cuidado con el sol. Hay que protegerse la piel, usar gorros y beber mucha agua para no deshidratarse, sobre todo en verano.

  • Las picaduras de insectos también pueden ser un engorro, por lo que hay que prevenirlas y tratarlas con repelentes y bálsamos.

 

¿Qué es mejor para los niños: hotel o departamento?

Lo ideal a la hora de viajar con el bebé sería recrear el ambiente de nuestra casa y que el pequeño tenga todas las comodidades y toda la seguridad que necesita, sobre todo cuanto más pequeño sea.

Sin embargo, al no ser posible, puedes optar por la opción de alquilar un apartamento que disponga de todas las comodidades para el pequeño y que no sea peligroso para él; por ejemplo, si gatea, que no tenga escaleras. El departamento te permite recrear un ambiente similar al de casa, gozando de la posibilidad de cocinar ahí mismo, con lo que es fácil preparar la comida para el pequeño.

Por otro lado, el hotel te permite descansar más, ya que te preparan las comidas o vas a hacerlas fuera. Sin embargo, es necesario comprobar la frecuencia con que se limpia la habitación y se cambian las sábanas y toallas, si el lugar donde se encuentra la habitación es tranquilo, y que el hotel te ofrezca cunas, si la necesitas, que garantice la comodidad y seguridad del pequeño.

Intercambio de casas en las vacaciones

  • El intercambio de casas o house exchange consiste en intercambiar de la propia casa con la de otra persona, pareja o familia, durante un período de tiempo limitado, como el de las vacaciones.
  • El intercambio de casas empieza a ganar adeptos y cada vez son más las familias que, a la hora de viajar y hacer turismo, optan por esta forma alternativa de alojamiento, mucho más económica que las tradicionales. Internet es el medio más utilizado para ponerse en contacto con familias de otras zonas del país y del extranjero.
  • El intercambio de casas también se conoce como Home exchange, house swap, home swap o housing swap. Es una práctica que se realiza desde hace más de cincuenta años en otros países, sobre todo, Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países europeos.
  • El intercambio de casas o home exchange es la opción perfecta para ahorrarse el alquiler de una estancia vacacional, sin dejar de disfrutar de una casa cómoda y amigable. Las familias se alojan en casas ya habitadas y familiares. A cambio, prestan su casa a una familia o pareja interesada en pasar las vacaciones en su ciudad. En el caso de familias con niños, los papás disponen de lavadora y de todo lo necesario para cocinar y los niños pueden disfrutar de los juguetes que los pequeños de la familia han dejado.

Transporte: ¿cuál es el más adecuado?

En relación con el medio de transporte, la mejor elección para desplazarse con el bebé es el automóvil, por la comodidad y seguridad que te ofrece. Sin embargo, debes tener en cuenta algunos aspectos.

Viajar con niños en coche

 
  • Los niños que viajan en coche siempre deben hacerlo en una silla de seguridad. El uso de sillas de seguridad reduce el riesgo de mortalidad en un 69%, en el caso de los bebés menores de un año, y en un 47%, en la franja de entre uno y cuatro años.
  • Un niño que viaja “suelto” en el habitáculo del vehículo o en brazos de un adulto está en peligro. Un golpe insignificante o una frenada brusca pueden ser suficientes para poner en peligro su salud y su propia vida. Cuando un automóvil circula a 50 km/h y choca contra un obstáculo, el coche se detiene, pero los cuerpos de los pasajeros continúan desplazándose a 50 km/h. A esta velocidad, la masa de un niño que pesa 10 kilos se traduce en 400 kilos. No existen brazos en el mundo capaces de sujetar este peso.
  • El niño deberá viajar en un sistema de retención infantil adecuado a su peso y edad, colocado, preferiblemente, en el asiento trasero, en el centro. Las principales asociaciones pediátricas recomiendan transportar al niño en sentido opuesto al de la marcha, como mínimo, hasta los dos años y, después, en función del peso y de la altura, hasta los tres años.
  • Para que el viaje no resulte demasiado pesado, se puede salir muy temprano por la mañana, de manera que el bebé, una vez bien colocado en la silla de seguridad, pueda volver a dormirse.
  • Si el viaje es largo, es indispensable programar algunas paradas (cada dos horas, aproximadamente), para permitir que el niño baje del coche, se distraiga y camine un poco.
  • ¿Y si se marea en el coche? La cinetosis es un trastorno del sistema neurovegetativo que provoca náuseas, sudoración, palidez, malestar general y, en los casos más severos, vómito. Se trata de un trastorno muy frecuente (la franja de edad más afectada es la de entre dos y diez años), y puede manifestarse en otros medios de transporte. El movimiento o los estímulos visuales u olfativos también pueden provocar el mareo.

Viajar con niños en avión

  • Los viajes en avión no están contraindicados, ni en el caso de los más pequeños (sin embargo, sobre todo en invierno, al tratarse de un ambiente cerrado, aumenta el riesgo de contraer infecciones transmisibles por vía respiratoria). Naturalmente, se deberá prestar mucha atención al aire acondicionado, para evitar que el bebé coja frío.
  • Los niños más pequeños pueden viajar en brazos de los papás o utilizar sillitas especiales. Si el bebé tiene pocos meses, conviene informarse en el momento de la reserva del vuelo, porque algunas compañías aéreas proporcionan (bajo reserva) cunas y sillitas. En el avión, no existen espacios preparados para el cambio de pañal, pero muchas compañías disponen de cambiador en los lavabos.
  • Si el niño no se alimenta al pecho, es preferible llevar la leche en polvo en el equipaje de mano, que el personal de a bordo podrá reconstituir en el momento de la toma. Para el transporte de líquidos, existe una limitación: no se pueden superar a 100 ml. Si el niño sigue una alimentación especial en forma líquida (por ejemplo, debido a patologías alérgicas), es oportuno llevar el informe médico a mano.
  • ¿Y si el niño tiene un poco de miedo? Es importante que la mamá y el papá se muestren tranquilos: de este modo, también el bebé podrá vivir esta novedad con mayor tranquilidad. Unos días antes de salir, se le puede contar una historia en la que el protagonista emprende un largo viaje en avión. Asimismo, es aconsejable llevar unos libros ilustrados para distraerle durante el vuelo.
  • Durante el despegue y el aterrizaje, cuando el cambio de presión atmosférica se produce rápidamente, el niño puede notar una sensación de molestia en los oídos, taponamiento e incluso dolor, a causa del aumento de presión en la membrana timpánica.
  • Para prevenir o resolver el malestar, se puede poner al bebé al pecho o bien ofrecerle el chupón o un biberón con agua o manzanilla. Si es más mayorcito, podrá comer un caramelo o masticar un chicle.

Viajar con niños en barco

  • Se sugiere evitar los ambientes cerrados y, si las condiciones atmosféricas lo permiten, es conveniente pasear por cubierta o sentarse con el niño al aire libre. De esta manera, se previene el mareo y las náuseas, y la travesía resulta más interesante, con muchas ocasiones para distraer y entretener al niño.
  • La mayoría de las compañías navales disponen de cambiadores en los baños para los más pequeños, además de la posibilidad de preparar papillas o calentar biberones.
  • Si el niño se marea, mientras pasea por la cubierta, los papás le podrán decir que mire hacia un punto lejano (la tierra que se avista o el horizonte), y que no se concentre en el movimiento de las olas que rodean el barco. Además de evitar los ambientes cerrados, donde el calor, el movimiento y los posibles olores desagradables pueden intensificar el trastorno, es oportuno realizar varios tentempiés ligeros.

Vacaciones con amigos: sí o no

Compartir las vacaciones con amigos que tienen hijos tiene muchas ventajas y puede ser divertido para los niños. Pero también puede tener algunos inconvenientes.

 

Ventajas de ir de vacaciones con amigos

Unas vacaciones con los amigos (y sus hijos) representan una ocasión de crecimiento para el niño.

  • El niño aprende las reglas de compartir tiempos y espacios con los demás (por ejemplo, que existen los turnos, que hay que esperar, que hay que colaborar, etc.).
  • Se entra en contacto con nuevas costumbres, que se pueden comparar con las propias y enriquecerse recíprocamente.
  • Gracias a la imitación, muchos niños prueban nuevos alimentos, ganan en autonomía, renuncian al chupón y están menos “enganchados” a los papás.
  • En general, los papás se sienten más relajados y menos aprensivos, porque los niños juegan entre ellos y hay más adultos vigilando.

Inconvenientes de las vacaciones con niños en grupo

  • Pueden producirse desacuerdos con respecto a las salidas, los horarios, las compras o las concesiones que se van a permitir a los niños.
  • Si el desacuerdo es muy grande, lo mejor es pactar y ceder un poco, procurando que el niño entienda que, cuando se está de vacaciones, se puede saltar ciertas reglas, pero sólo de forma excepcional. Al volver a casa, todo volverá a ser como antes.
  • A veces, el problema que desencadena las discusiones entre los niños son los celos. Es normal que los niños sopesen las atenciones que reciben de los adultos, ya sean sus padres o no. Si se sienten descuidados, se enfadan y se pelean entre ellos. En este sentido, los adultos deben intentar no dejar a nadie excluido.
  • Compartir demasiadas horas cansa a los niños. El primer llanto es la señal de que se están empezando a cansar. Cuando esto sucede, lo mejor es separarlos un poco y dar un paseo por separado.

Qué no hacer

  • No hay que esperar que los niños se la pasen bien juntos de forma inmediata, ni que compartan sus juguetes de entrada. Al principio, es bueno que los papás se queden con el niño para ayudarlo a construir su relación.
  • Si los niños se pelean, no hay que expresar juicios sobre lo que ha ocurrido, sino ayudarlos a encontrar una solución o distraerlos con otra cosa.
  • Hay que evitar reñir o castigar al niño de forma severa, sobre todo, delante de sus amiguitos, puesto que podría sentirse humillado. Es preferible llevarlo aparte y hacerle razonar con tranquilidad.
  • Nunca hay que hacer comparaciones: “Mira lo obediente que es Marcos. En cambio, tú no escuchas nunca”. El niño podría sentir antipatía por el amiguito y podrían crearse tensiones.

10 consejos para elegir los juguetes que incluir en la maleta

  • Elige los juguetes que interesen a tus hijos, que sean ligeros y que potencien sus habilidades.
  • Elige tres juguetes básicos: el muñeco preferido del pequeño, otro para jugar con los hermanos o amigos y un juego para toda la familia.
  • No olvides de llevarte el juguete preferido de tu hijo, ya que le acompañará en todo momento y le aportará mayor seguridad y confianza fuera de casa.
  • Intenta llevarte versiones de viaje, ya que ocupan poco espacio y son magnéticos.
  • Es importante no olvidarse de un juego que guste a toda la familia para potenciar el juego compartido, lo que aumenta la diversión y facilita la comunicación y el aprendizaje.
  • Elige juegos multifuncionales que planteen varios juegos en uno.
  • Para los niños más pequeños, son indispensables las sonajas que incorporan mordedera así como diferentes formas y texturas.
  • No te olvides de llevar un cuaderno pequeño y lápices de colores. En cualquier momento puedes improvisar juegos como palabras encadenadas, definiciones, un dibujo, etc.
  • Dentro del coche, se recomiendan solo juguetes blandos por razones de seguridad. También se puede jugar al veo-veo, adivinanzas, sumar matrículas, etc.
  • Existen juegos tipo "Memory" o puzzles que permiten a los niños descubrir el destino de vacaciones mientras se viaja.

Maria MasdeuMaria Masdeu
Periodista, especializada en temas de embarazo, maternidad, paternidad, bebés y niños