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Lactancia: preguntas y respuestas sobre protectores y conservación de leche
Toda la información sobre los protectores, la conservación de la leche materna y consejos útiles para dar el pecho. Te ayudamos a resolver las dudas más frecuentes a la hora de dar el pecho a tu bebé.
1. ¿Por qué son buenos los protectores y cómo deben ser?
Durante la lactancia, pueden salir gotas de leche de los pezones, que pueden humedecer y ensuciar la ropa y resultar molesto para la madre lactante. Por ello, se recomienda el uso de protectores, que están confeccionados de un material especial que ayuda a mantener la piel seca. Son discretos, cómodos y extrafinos y están fabricados con unas partículas muy absorbentes, que transforman la leche en un gel espeso que no se filtra ni se extiende, ayudando así a retener la humedad.
Para evitar problemas de irritación, están hechos de un tejido interno muy suave y delicado con la piel y deben contener una capa externa, que sea transpirable y que permita que el aire pueda circular. Además, las bandas adhesivas nos ayudan a fijar y mantener los discos en su sitio, logrando mayor sensación de comodidad. Deberemos cambiar los protectores después de la lactancia y también ante cualquier situación de humedad, por lo que es importante que se presenten envasados de forma individual.
2. ¿Cómo conservar la leche materna?
En los casos en los que la madre no puede dar directamente el pecho, existe la posibilidad de extraer la leche materna, almacenarla y conservarla adecuadamente, para después alimentar al bebé con el biberón. Para asegurarnos de conservar la leche extraída de forma correcta, segura e higiénica, es importante utilizar los recipientes especialmente diseñados para ello. La leche recién extraída se conserva mediante su refrigeración. En el refrigerador, podrá permanecer entre 12 y 24 horas; en el congelador, se recomienda entre dos y tres meses.
Podemos encontrar diversos sistemas de almacenaje para esta leche. Por un lado, el recipiente de leche materna. Los de última generación están concebidos para la extracción de la leche, el almacenamiento y la alimentación. Es un producto todo en uno, que posibilita extraer, almacenar, congelar, etc., sin tener que transferir el contenido a otro recipiente. Por otro lado, las bolsas de leche materna permiten ahorrar mucho espacio en el congelador (se pueden apilar en el refrigerador/congelador), son muy higiénicas y económicas.
Son bolsas estériles y de un solo uso que disponen de un sistema de cierre doble que minimiza el riesgo de fuga. Tienen una mayor superficie en forma horizontal, que permite una congelación más rápida y una mejor descongelación.
3. ¿Cómo dar el pecho?
Lo más importante para empezar a dar el pecho es sentirse cómoda, relajada y tranquila y que la mamá se sienta arropada, cuidada y apoyada por su pareja y familiares para estar plenamente relajada y concentrada en dar el pecho al bebé.
Al principio, es frecuente encontrarse con alguna pequeña dificultad de colocación y de posturas. En estos casos, debemos ir probando diferentes posiciones y formas de colocación hasta que encontremos la mejor de ellas, en la que madre e hijo se sientan más cómodos y a gusto. Puede ocurrir también que cuando el pequeño empieza a succionar, la madre sienta dolor. En estos casos, se recomienda interrumpir momentáneamente la lactancia, poniendo un dedo entre su boca y el pezón e intentarlo un poco más tarde.
Otra pregunta que suelen hacerse las mamás lactantes es saber si la cantidad de leche que producen es la correcta y suficiente para su bebé. En este sentido, existen algunos signos externos que nos permiten asegurarnos de que el bebé está bien alimentado: el niño debe mojar entre cinco y ocho pañales al día, debe comer cada dos o tres horas y hacer un total de 8 o 12 tomas diarias, debe aumentar su peso en torno a 100/200 gramos semanales, y tener un aspecto saludable, sano y activo. Como todo en la vida, “dar el pecho también es cuestión de práctica” y por esto, al principio, pueden surgir pequeños problemas temporales que irán desapareciendo.
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